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Quince. El cumpleaños y un acantilado.

En Forks volvían a ser las vacaciones de Pascua. Al despertar el lunes había caído en cuenta que el año pasado por estas mismas fechas había sido perseguida por un vampiro y esperaba que eso no se volviera un tradición.

Ya me había adaptado al ritmo de La Push, había pasado la mayor parte del domingo en la playa, mientras mi padre se entretenía en la casa de los Black y mi madre se entretenía hablando con Sue Clearwater. Se suponía que yo pasaba todo este tiempo con Jacob pero eso no se podía por sus responsabilidades con la manada así que solo me dedique a guardar el secreto.

Siempre que Jacob volvía me pedía perdón por dejarme tanto tiempo sola, me decía que nunca tenía la agenda tan apretada, pero en ese momento la manda estaba en alerta roja hasta que atraparan y mataran a Victoria.

Yo seguía con mis horarios comunes de trabajo, pero los de baile los había suspendido por el momento ya que la academia quedaba un poco alejada de Forks estaba más en Port Ángeles y ahí no era tan posible que me cuidaran y además no quería poner a nadie en peligro.

Una noche Sam y Emily vinieron a la casa de Billy para comer el postre, la casa de Billy últimamente se encontraba más llena de lo común, algunas estaban mi familia, Charlie Swan y su insoportable hija, Harry Clearwater y su familia.

Emily había traído una tarta que estaba deliciosa y se había ganado el corazón de todos.

Jake y yo nos escapamos cuando nos empezamos a aburrir. Terminamos sentándonos en el Volkswagen. Jacob hecho la cabeza hacia atrás con cansancio.

—Tienes que dormir. —dije.

—Veré que puedo hacer. —

Estiro su mano para tomar la mía, al contacto estaba muy caliente.

—¿Es normal para un lobo tener esa temperatura? —pregunté.

—Si, tenemos una temperatura de entre los 47 y 48 grados centígrados. Podría estar sin ropa en medio de una nevada y me daría igual. —

—Y lo de curarse rápido, ¿También es cosa de lobos? —

—Si, ¿Quieres ver? Es genial. —dijo y se acercó hacia la guantera buscando algo, después de unos segundos saco una navaja. —

—¡No, no quiero verlo!, guarda eso no seas tonto. —

Jacob se carcajeo y volvió a guardar la navaja en la guantera.

—Bueno, pero al final de todo lo de curarse es muy útil. No sería conveniente ir al hospital con una temperatura con la cual deberías estar muerto. —dijo.

—No, no sería bueno. Y lo de ser tan grandes, ¿Tiene que ver? ¿Por eso están preocupados por Quil? —pregunté.

—Eso y por qué su abuelo dice que se puede freír un huevo en su frente. —de repente se desanimó. —Ya no tarda en convertirse. No hay una edad exacta, solo se va acumulando y acumulando hasta que de repente…—se interrumpió. —A veces si te sientes alterado o enojado se dispara, pero yo era feliz, por tu culpa debo decir, es por eso por lo que no me sucedió antes. ¿Sabes que fue lo que lo disparo? Fue que Billy me dijera que me veía raro cuando volví de ver la película. No dijo más, y yo solo… estalle, casi le arranco la cara. ¡A mi propio padre! —dijo con la cara pálida.

—¿Tan malo es? ¿Tan infeliz te sientes? —pregunté preocupada por mi amigo.

—No es tan malo ahora que tú lo sabes, lo era cuando no podía hablarlo contigo. —dijo y recargo la cabeza en el asiento y me volteo a ver.

—¿Qué es lo más difícil? —pregunté en un susurro.

—Sentirse fuera de control. Saber que no puedo estar seguro de mí mismo, que no debería estar tan cerca de ti o de alguna otra persona por el miedo de lastimarlas. Ya viste a Emily… Sam solo perdió los estribo por un momento… y resulto que ella estaba demasiado cerca. Ahora no hay nada que pueda arreglarlo. He oído sus pensamiento, se cómo se siente. —hizo una pausa. —Y además está la facilidad con la que me puedo transformar ¿Acaso eso me hace menos humano que Embry o Sam? A veces temo estar perdiéndome a mí mismo. —

—¿Es difícil volver a ser tú mismo? —

—Al principio lo es. Se requiere practica para entrar y salir de fase, pero a mí se me hace más sencillo que a los demás. —

—¿Por qué? —

—Porque Efraim Black era mi bisabuelo de parte de padre y Quil Ateara por parte de madre. —

—¿Quil? —

—Su bisabuelo. El Quil que conoces es mi primo segundo. —

—¿Y en que se relaciona todo eso?

—pues Efraim y Quil formaron parte de la última manada. El tercero era Levi Uley. Así que lo tengo en la sangre por las dos partes. No tenía oportunidad. Ni Quil tampoco. —

Su expresión se volvió sombría.

—¿Y qué es lo bueno de todo esto? —pregunté intentando animarlo.

—La parte buena es la velocidad. —dijo sonriendo de nuevo.

—¿Mucho mejor que ir en moto? —

Jacob asintió.

—No se compara. —

—¿Qué tan rápido puedes…? —

—¿…correr? —Jacob completo. —Muy rápido ¿con que puedo medirlo? El otro día atrapamos ¿Cuál era su nombre? ¿Laurent? Me imagino que con eso te puedes dar una idea. —

Wow entonces debían de ser demasiado rápidos porque cuando los Cullen corrían eran prácticamente invisibles.

—Ahora cuéntame algo que no sepa. Algo sobre vampiros. ¿Cómo pudiste soportar estar con ellos? ¿No te ponían los pelos de punta? —

—Claro que no. —respondí sincera.

—Dime: ¿Por qué tu chupasangre mato a ese tal James? —

—James intento matarme. Para él era como una especie de juego. ¿Te acuerdas cuando estuve el año pasado en el hospital en Nueva York? —

—¿Tan cerca estuvo? —

—Demasiado cerca. —dije mientras miraba la cicatriz en forma de media luna que james me había causado.

—Esa cicatriz es tan extraña y fría. —dijo y la miro de más cerca, luego de examinarla con más detenimiento abrió los ojos de más y trago saliva.

—James me mordió. —confirme sus pensamientos.

—Pero, si te mordió… ¿No deberías se una…? —se atraganto y negó rápidamente sacando ese pensamiento de su cabeza.

—Edward me salvo dos veces… el succiono el veneno, igual que si me hubiera mordido una serpiente. —

Jacob empezó a temblar haciendo que el coche se moviera junto con él.

—Jake tranquilo, cálmate. —dije

—Si, cálmate. —dijo para sí mismo mientras sacudía la cabeza.

Después de un momento solo le temblaban las manos.

—¿Mejor? —

—Si. Necesito distraerme, hablemos de otra cosa. —

Asentí.

Y así paso el tiempo entre pláticas entre dos amigos.

La mayoría del tiempo me la pasaba en la casa de los Black, me gusta estar allí pero sentía que tenía que hacer otras cosas, así que un miércoles decidí ir a la casa de Emily, la cual me recibió con un abrazo. Me agradaba estar en su casa, Emily es una persona muy alegre y activa, nunca se sentaba y siempre estaba haciendo algo. Siempre estaba haciendo cosas en su jardín, arreglando cualquier cosa o cocinaba que era lo que más hacia en el día. Así que me ofrecí a ayudarla en lo que quisiera, eso hacia hasta que después de algunas horas llegaba Sam, entonces me tenía que ir para darles un poco de privacidad, no sin antes saber que todos estaban bien y no había ningún herido.

Así que después de me dedicaba a estar un rato en la playa y tomar fotografías del paisaje o de cualquier cosa que se me hacía bonita.

El día de hoy había planeado con mi madre, Eric y los amigos de mi padre hacerle una fiesta sorpresa, ya que el día de hoy era su cumpleaños y esperaba de todo corazón que le gustara la moto que con esfuerzos Jacob había arreglado para que yo pudiera dársela.

Ese día me levante temprano para poder decorar la casa de Billy junto con Jacob que se ofreció de voluntario.

Todos estaban invitados, los amigos de mi padre: Harry Clearwater y su familia, Charlie Swan, y pues por consecuente Isabella Swan que venía en el paquete, y obviamente el dueño de la casa Billy Black. También había invitado a Sam y Emily junto con toda la manda.

Mi madre y yo un día antes de la fiesta nos habíamos dedicado a hacer todas las comidas que a mi padre le gustaban, la mayoría eran puras comidas nada sanas pero que a la mayoría de las personas les gustaban como: hamburguesas, hot dogs, pizzas, costillas bbq. Pero también habíamos hecho ensaladas, postres y un gran pastel con una vela con el número 45. Le había dicho que teníamos que hacer bastante comida ya que los chicos de La Push comen como si no hubiera un mañana.

Había comprado un moño rojo para ponerle a la moto y dársela a mi padre en el momento indicado.

Habíamos decorado la parte de atrás de la casa de los Black, y habíamos colocado la comida en su lugar.

Al pasar el tiempo se hiso la hora de que llegaran los invitados, solo teníamos que esperar que mi madre trajera a mi padre. Después de diez minutos mi madre me mandó un mensaje diciendo que ya venían.

—Bueno, todo el mundo ya vienen, todos escóndanse y guarden silencio. Eric apaga las luces. —le dije a mi hermano, el cual pago las luces del patio en donde estábamos todos.

A los pocos minutos se escuchó el carro estacionarse y como alguien abría la puerta principal de la casa, para después caminar por el pasillo para ir a la parte trasera de la casa.

—Sun, ¿Por qué todo esta tan oscuro? Pensé que veríamos el partido, aquí no hay nadie. —dijo mi padre.

—Espera un poco Graham, Billy me dijo que podía recoger algo de atrás. —le contesto mi madre.

—Está bien. —dijo y se abrió la puerta de atrás.

En cuanto mi padre cruzo la puerta Eric prendió las luces.

—¡Sorpresa! —gritamos todos al unísono.

—¡Cristo bendito! —gritó asustado para después sonreír.

Todos nos acercamos para poder felicitarlo y desearle lo mejor.

Pusimos música y nos pusimos a comer lo que habíamos preparado mi madre y yo. A la hora mi madre le dijo a Eric y a Katie que si podían traer el pastel, lo trajeron ya con las velas encendidas, apagamos la música y nos pusimos a cantarle el feliz cumpleaños, apago la vela y mi madre se dedicó a darle una rebanada a quien quisiera.

Para mi sorpresa, Isabella se comportó de manera educada y no armo ningún alboroto, solo me miro mal como siempre, pero eso se considera normal en ella.

Mi padre empezó a abrir los regalos que los invitados le habían llevado, cuando termino le dije que se pusiera una venda en los ojos y lo guie a la parte delantera de la casa en donde Jacob había puesto la moto como le dije.

Puse a mi padre enfrente de la moto aun con los ojos vendados y les hice una señal de silencio a los demás.

—Appa, sabes que te quiero mucho y eres el mejor padre del mundo, agradezco todo lo que has hecho por esta familia, todos los sacrificios que has tenido que hacer para que nosotros estemos felices, así que quiero regresarte toda la felicidad que nos has dado con un regalo que sé que te gustara. Ya te puedes quitar la venda. —dije.

Mi padre se quitó la venda y se quedó boquiabierto.

—Elina, cariño. —dijo en un susurro y sonrió para después abrazarme.

—Feliz cumpleaños, Appa. —dije igual en un susurro.

Me separe del abrazo, todos aplaudieron y se acercaron para poder ver bien la moto. Le di las llaves y el casco para que pudiera estrenarla.

Después de un rato seguimos festejando hasta que se hizo de madrugada y cada uno se fue a su casa.

El día siguiente me desperté temprano para ir como las otras veces a La Push. Me la pase ese día en la playa caminando como siempre y contemplando la maravillosa vista del mar. Al pasar el rato pude ver a lo lejos como Jacob venia hacia mi dirección.

—Perdón. —me dijo, yo lo mire con duda. —Por estropearte la vacaciones de pascua. —me contesto.

—No es cierto, no tenía pensado hacer nada así que no estropeaste nada. —dije sincera.

—Mañana por la mañana te llevare a algún sitio. Los demás pueden cazar sin mí. Haremos algo divertido. —

—¿Cómo qué? —pregunté.

—No se…—dijo pensando.

—¡Ya se! A donde podemos ir. —dije entusiasmada.

—¿Adonde? —

—Si te acuerda que me habías prometido acompañarme al risco donde los chicos de la manada saltan. —

—Oh, cierto querías sacar fotos, ¿No? —preguntó.

—Si, la vista ha de ser estupenda, ¿Podemos ir mañana ahí? —pregunté saltando de la emoción.

—Lo que tú quieras, Elina. —dijo sonriendo.

—Bueno entonces mañana temprano iremos, quien sabe talvez hasta me anime a darme un chapuzón. —dije jugando.

De repente se escuchó que una rama se rompía y que algo salía corriendo con dirección a la carretera.

—¿Qué fue eso? ¿Fue un vampiro? —pregunté asustada.

—No. —dijo Jacob. —De seguro era alguna persona chismeando, no pude ver bien quien era. —

—Bueno, ya eso no importa. —dije más relajada. —Mejor vámonos tienes que dormir un poco. —

A la mañana siguiente me desperté temprano, tome una mochila y ahí puse un cambio de ropa y tome mi cámara. Baje a desayunar, les dije a mis padres donde estaría y después subí a mi auto para ir directo a la casa Black.

Espere a que Jacob se reuniera conmigo delante de su casa, como solía hacer cuando el sonido de mi auto anunciaba mi llegada. Al ver que no salía supuse que se había quedado dormido, no me quedo de otra que salir a ver si mis suposiciones eran correctas.

Baje de mi auto y toque con suavidad la puerta de la casa.

—Pasa, Elina. —me dijo Billy.

—Buenos días, Billy. ¿Jake está dormido? —pregunte.

Billy fue a la cocina estaba comiendo cereal.

—Eh…no. —dejo la cuchara y frunció el ceño.

—¿Paso algo? —pregunté, por su expresión supe que algo tuvo que haber pasado.

—Embry, Jared y Paul encontraron un rastro reciente esta mañana. Sam y Jake salieron para ayudarles. Sam es optimista, cree que ella se atrinchero cerca de las montañas y que tienen bastante posibilidades de acabar con esto de una vez. —

—Esperemos que la atrapen y que todos vuelvan con bien. —dije preocupada.

—Esperemos que todo salga bien. Esta vampira es traicionera. —me miro para darme un poco de tranquilidad. —No es tan peligrosa para ellos como crees. Sam sabe lo que hace. Tu eres la única que tiene motivos para estar inquieta. La vampira no quiere luchar contra ellos, solo busca esquivarlos…para llegar a ti. —

—{Wow eso me tranquiliza mucho.} —pensé con sarcasmo.

—Daré un paseo en la playa. —avisé y salí de la casa.

Camine directo hacia la playa atravesando el bosque, el cual se encontraba muy solo, y sabía que era por el cambio de clima, hoy estaba mucho más cálido que ayer. Cuando llegue a la playa deje mi mochila en el tronco que siempre usaba como asiento, la abrí y saque mi cámara.

A lo lejos pude ver el enorme acantilado y decidí ir yo sola, de todos modos Jacob iba a tardar un rato podría tomar unas fotos antes de que llegara. Caminé hacia el sendero que corría junto a los acantilados, pero tuve que hallar el camino que llevaba hasta el borde. Buscaba un camino o algo para poder ingresar a la saliente menos alta, sabía que Jacob pensaba llevarme a esa pero el camino no me indicaba ninguna desviación ni una entrada para esa saliente así que seguí caminando. Con el paso del tiempo el cielo que antes se veía más despejado se fue llenando de nubes y ahora el viento soplaba más haciendo que las olas chocaran con más fuerza contra las rocas. Cuando llegue al sendero de tierra que indicaba la entrada del acantilado las gotas de lluvia empezaron a mojar mi rostro, lo bueno es que mi cámara era a prueba de agua.

Al final logre ver la orilla del acantilado, me acerque con cuidado quedando lo suficientemente lejos de la orilla. Comencé a tomar fotos del cielo, de las diferentes islas que se podía apreciar desde esa altura y también de la división del mar y el cielo que se podía ver a lo lejos.

Iba a tomar una foto del bosque de La Push cuando el sonido de una rama rompiéndose me alerto, voltee rápidamente para ver quien había causado el sonido.

—¿Quién está ahí? —pregunté al aire.

Escuche como el sonido de pasos se hacían más cercanos.

—¿Jacob? ¿Eres tú? —volví a preguntar.

—No. —me contesto una chica que pude reconocer como Isabella Swan.

—¿Qué haces aquí Isabella? —

—¡Ya te dije que es Bella! —grito para después tomar aire y "calmarse" —Te escuche ayer en la playa hablando con Jacob así supe que estarías aquí. —

—{Entonces ella era la que nos estaba espiando.} —pensé.

—Tu. —dijo apuntándome, tenía una mirada de loca. —Eres la razón de toda mi desgracia. —dijo acercándose.

—Alto ahí loca. —dije para que se detuviera quedo a tres metros de mí. —¿De qué hablas? —

—Él era mío, él era para mí, era nuestro destino estar juntos. —dijo con los ojos llorosos. —¡Y tuviste que llegar y arruinarlo todo! —

—¿De quién hablas? —

—¡¿De quién hablo?! ¡De Edward Cullen! —grito.

—¿Qué dices? Él nunca te hizo caso. —

—Claro que sí, él estaba destinado a estar conmigo, estábamos destinados y tu interferiste, me lo robaste y por tu culpa se fue. —

—Estas completamente loca. —dije con una risa que hizo que se enojara más. —Él nunca te vio o te hablo. Y se fue porque quiso. Solo eres una maldita perra loca. —

—¡Cállate! Tu siempre te llevas la atención de todos. —dijo desquiciada. —¿Y qué hay para mí? Nada todo por tu maldita culpa. —

—¿Y qué quieres que haga? Yo brillo por mi cuenta y si los demás me hacen caso es porque soy buena y no una perra como tú, que eres tan tonta que hasta te tropiezas con el aire. —dije con una sonrisa de lado. —Tu ni volviendo a nacer brillas, cariño. —

—¡Eso no es cierto!... Pero ¿Sabes qué? Eso se acabó…tu ya no vas a superarme nunca. —

Mire como corrió hacia mi e intento golpearme, logre contenerla pero me movió unos pasos más cerca del acantilado, un empujón y me tiraba, intente empujarla pero me alcanzo a dar una cachetada.

—Ja, por perra. —dijo alegre por golpearme.

—Mi abuela pega mejor. —dije y le di un puñetazo directo al ojo que hizo que callera sentada.

—{Donde esta Jacob cuando se le necesita.} —pensé.

Cuando iba a empezar a correr para alejarme, algo muy extraño me distrajo, Jacob apareció de la nada a lado de mí, eso hizo que bajara la guardia.

—"¡Isabella, que haces, detente!" —le grito Jacob.

—¡Quítate, Jacob! —le contesto ella dándole un manotazo.

Y lo más extraño que he visto en mi vida sucedió. Isabella no se dio cuenta que con el manotazo que le dio hizo que desapareciera, eso le dio la oportunidad a Isabella de acercase a mí.

—Adiós, Elina. —dijo con una sonrisa y me empujo intente llevarla conmigo pero ya era demasiado tarde.

Grite mientras caía por el aire, un grito tan fuerte que hizo que mis oídos zumbaran, intente voltearme para poder ver el agua pero cuando menos lo pensé ya la había atravesado. Estaba helada, más de lo que pude haber pensado, intente moverme pero la corriente me atrapo.

Sentí como las olas me intentaban arrastrar a diferentes partes, lo único que atiné a pensar fue en nadar en paralelo a la playa, pero había un problema… no lograba distinguir donde estaba la orilla.

Ni siquiera notaba para que lado estaba la superficie.

Las furiosas aguas estaban totalmente negras en cualquier dirección que mirara, no había ningún tipo de luz que me dijera donde estaba la superficie. Lo que si sabía era que no tenía ninguna oportunidad contra las olas, no sentía como estas me arrastraban directamente hacia el fondo.

Luche por guardar el aliento, selle los labios para que mi única dotación de oxígeno no se me escapara.

Ahí fue cuando lo mire, mire una ilusión del chico que había roto mi corazón, mirándome con desesperación.

—"¡Nada, Elina! ¡Tienes que seguir luchando!" —dijo la ilusión Edward.

El frio del agua me estaba entumeciéndome por completo, ya no sentía como las olas me golpeaban.

Pero le hice caso, no podía dejar el mundo de esta forma, primero le tumbaba esos dientes de conejo a Isabella antes de morirme. Me obligue a mí misma a seguir braceando y pataleando todo lo que podía no iba a rendirme.

—"¡Así, Elina, lucha!" —grito Edward. —"¡Yo sé que puedes hacerlo!" —

Seguí y seguí, pero llego un momento donde el agotamiento muscular y el mareo me pego.

Pensé en mi familia, en el daño que Isabella le haría a una familia, el daño que le haría al amigo de su padre, solo por un chico que nunca la tomo en cuenta, solo por no ser segura de sí misma y no valorarse.

Agradecí mentalmente a mi familia que me había amado mucho. Agradecí a mis amigos por ser un gran soporte y ser unas grandes personas. A Jacob y a la manda por tratar de cuidarme de Victoria. Agradecí a los Cullen, que aunque me dejaron, me recibieron y cuidaron como alguien más de la familia. Y por último agradecí a Edward aunque me había roto el corazón hubo un momento en el cual me sentí totalmente amada y feliz, y yo sabía que todos los te quiero y los te amo había verdaderos.

—"¡No, Elina. No te rindas!" —grito su voz totalmente preocupada.

La corriente me venció en ese momento y me lanzo violentamente contra algo duro, una roca que aparecía entre las tinieblas. La roca me golpeo el pecho con dureza, e hizo que el poco aire que tenia se me escapara de los pulmones, saliendo como una nube de burbujas de mi boca. El agua salada inundo mi boca hacia mi garganta haciendo que me asfixiara y quemara, mientas algo me jalaba hacia el fondo aparatándome de la ilusión de Edward.