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Dieciocho. Instrucción.

—Estoy muy cansada. —me queje de camino a casa.

—Ya termino todo, ahora lo único que importa es que duermas un poco. —dijo Edward acariciándome el brazo.

Eso era lo único que necesitaba en esos momentos, que me mimen. Después de terminar de la conversación con los licántropos, Alice me había dado una palmaditas en la espalda, Jasper había puesto en práctica su don y un flujo de paz llego a mi alrededor. Esme me había dado un beso en la frente diciendo que todo saldría bien.

La solución de Jacob había dejado a todos relajados, después de semanas de tensión. La ayuda de los lobos nos había dado más confianza.

¿Estaba preocupada? La verdad es que sí. Pero yo sabía que prácticamente los lobos estaban hechos para acabar con vampiros, así que intentaba no preocuparme tanto.

—¿Vas a llevarme contigo esta noche? —pregunte.

—Estas muy cansada, Elina. —

—No creo que pueda dormir. —admití.

Cuando llegamos a mi casa, las luces estaban apagada así que supuse que tendría que entrar casi de puntitas.

—Te veo arriba. —dijo.

Asentí y entre de puntitas por la puerta principal.

Rápidamente subí por las escalera, ya iba a entrar a mi cuarto cuando un susurro me detuvo.

—¿Elina? —era mi madre.

—Si, Omma. Acabo de llegar, ve a dormir. —

—Está bien. —dijo adormilada. —Buenas noches. —

—Buenas noches. —dije y entre a mi cuarto.

Edward espero paciente en mi cama, a que me lavara la cara y me cambiara de la ropa de la fiesta con algo más cómodo y abrigador. Me puse unos pantalones negros con un cinturón del mismo color, un suéter claro y unos tenis blancos.

Me acerque a él, lo empuje para que se acostara y yo poder poner la cabeza en su pecho.

—Presiento que esto va a ser fácil. Vamos a tomar por sorpresa a los neófitos que no tienen ni idea de la presencia de los licántropos. He visto cómo actúan en grupo y según recuerda Jasper. Y de verdad creo que las técnicas de caza de los lobos van a funcionar. Una vez que estén divididos y sorprendidos, ya no van a ser rival para el resto de nosotros. Alguno, incluso, podría quedarse fuera. No sería necesario que participáramos todos. —dijo Edward.

—Espero que todo salga como esperan. —dije.

—Ya verás que todo saldrá de acuerdo al plan. —

Nos quedamos en silencio y las horas transcurrieron hasta que se hizo la hora de irnos.

—¿Lista? —pregunto Edward.

—Siempre. —

Me coloco en su espalda y salto por la ventana.

Corrió atreves del bosque silencioso. Sentía esa sensación de alegría que hubiera disfrutado más si estuviéramos en otra situación.

Su familia ya nos estaba esperando allí, estaban hablando con tranquilidad y despreocupación. De vez en cuando se podía escuchar la estridente risa de Emmett resonar en el lugar. Me baje con cuidado de la espada de Edward cuando llegamos y caminamos hacia ellos.

Estaba lo bastante oscuro que no me había dado cuenta de que era el mismo claro en donde los Cullen jugaban beisbol.

—¿Sabes lo que pienso? —le dije a Edward.

—Sabes que no. ¿Qué piensas? —

—Todos los cabos están conectados entre sí y son tres. —dije segura.

—¿Por qué lo dices? —pregunto.

—Han pasado tres cosas malas en estos meses. Los neófitos de Seattle, el desconocido de mi cuarto y Victoria. —

Entrecerró los ojos analizando lo que le decía.

—¿Por qué lo piensas? —pregunto.

—Porque estoy de acuerdo con Jasper, los Vulturis adoran sus reglas y estoy segura de que habrían hecho un mejor trabajo. ¿Recuerdas cuando rastreaste a Victoria el año pasado? —

—Sí —frunció el ceño—. No me fue muy bien. —

—Alice me dijo que fuiste hasta Seattle. ¿La seguiste hasta allí? —

—Sí. —dijo.

—Ahí está, se le pudo ocurrir la idea en esa ciudad pero como ella no sabe realmente cómo hacerlo de modo correcto los neófitos están fuera de control. —

Edward negó.

—Sólo Aro conoce con exactitud el funcionamiento del don de Alice. —dijo.

—Aro lo sabe mejor que nadie, pero hay más personas que lo saben igual como Tanya, Irina y el resto de los Denali. Laurent vivió con ellos durante mucho tiempo. Mantuvo con Victoria una relación en buenos términos como para hacerle favores, ¿Por qué no le iba a contar lo que sabía? —

Edward siguió con el ceño fruncido.

—No fue ella quien entró en tu cuarto. —

—Pudo hacer nuevos amigos. Piensa en ello, si es Victoria quien se encuentra detrás del asunto de Seattle, está haciendo un montón de nuevos amigos, bueno más bien los está creando. —

—Sigo creyendo más posible la teoría sobre los Vulturis, pero la tuya tiene un punto a su favor: la personalidad de Victoria. Tu suposición encaja a la perfección con su forma de ser. Ha demostrado un gran instinto de supervivencia desde el principio. Quizá sea un talento natural. En cualquier caso con este plan ella no tendría que arriesgarse ante ninguno de nosotros permanecería en al final y dejaría que los neófitos causaran destrozos aquí. Tampoco correría grave peligro frente a los Vulturis. Es posible incluso que cuente con nuestra participación. Aunque su ejército saliera victorioso, no lo haría sin sufrir graves pérdidas, con lo cual sobrevivirían pocos neófitos en condiciones de testificar contra ella. De hecho apuesto a que ella ha planeado eliminar a los posibles supervivientes... Aun así, ha de tener algún amiguito un poco más maduro que sea capaz de dejar con vida a tu familia. —concluyo Edward.

Examino el terreno.

—No hay duda de que pude ser posible. Debemos estar preparados para cualquier cosa hasta que estemos seguros. Hoy estas muy perspicaz. Impresionante. —dijo.

—Creo que es este lugar que me hace recordar lo que paso, estoy intentando no pensar en eso. —suspire.

—Nunca permitiría que nada malo te pase, Elina. —dijo. —Nunca les daría la oportunidad de estar cerca de ti a nadie que pretenda hacerte daño. Esta vez acabare con ella personalmente. —prometió.

Le di un beso en la mejilla.

Ya nos encontrábamos lo suficientemente cerca de su familia, como para ver que Alice no se miraba de un ánimo muy optimista. Ella se encontraba en los brazos de Jasper, mientras este la reconfortaba.

—¿Qué tiene Alice? —le pregunte a Edward.

Edward rio.

—Ella no puede ver nada ahora que los lobos están en camino. Esa falta de visión le molesta. —

A pesar de que Alice se encontraba lo suficientemente lejos, volteo a ver a Edward y le saco la lengua. Edward rio de nuevo.

—Hola, Edward. —saludo Emmett. —Hola, Elina, ¿Una pelea o qué? —

Edward lo miro mal.

—Emmett, no le metas ideas a la cabeza, por favor. —

—¿Cuándo llegaran nuestros invitados? —le pregunto Carlisle a Edward.

Edward se concentró durante un momento.

—Estarán aquí en un minuto y medio. Pero voy a tener que ser el traductor, ya que no confían en nosotros lo suficientes como para venir en su forma humana. —contesto.

Carlisle asintió.

—Ya es una suerte que vengan. —

—Entonces vienen como lobos. —le susurre a Edward.

Me miro y asintió.

Edward miro a lo lejos, estudiando el bosque.

—Prepárense, están a la defensiva. —advirtió Edward.

—¿A la defensiva? —pregunto Alice.

—Shh. —

Los Cullen que estaban esparcidos por el prado, rápidamente corrieron a hacer una línea recta con Jasper y Emmett en las puntas.

Agudicé mi vista para poder ver algún cambio en el bosque pero no pude ver nada.

—Maldición. —murmuro Emmett. —¿Habían visto algo parecido? —

Esme y Rosalie intercambiaron miradas de sorpresa.

—¿Qué sucede? Yo no veo nada. —le susurre a Edward.

—La manada creció. —me susurro en el oído.

De repente entre la espesura del bosque pude ver como ingresaba al prado la manada. Me había olvidado de lo grande que podían llegar a ser. Eran de la altura de un caballo, con mucho musculo y dientes tan afilados como cuchillas. Me quedé confundida, conté rápidamente a los lobos, eran diez.

—Asombroso. —murmuro Edward.

Carlisle camino un paso con demasiada lentitud.

—Bienvenidos. —saludo a los lobos.

—'Gracias.' —contesto Edward con un tono de voz diferente y sin gracia. Entonces supe que las palabras venían de Sam. —'Venimos a ver y escuchar, pero nada más. Nuestro autocontrol no nos permite pasarnos de ahí.' —

—Es más que suficiente. —contesto Carlisle. —Mi hijo Jasper tiene experiencia en esto. Él va a enseñar como luchar y derrotarlos. Estoy seguro de que pueden aplicar estos concejos en su estilo de caza. —

—'Los atacantes… ¿Son diferentes a ustedes?' —

Carlisle asintió.

—Todos han sido transformados hace poco, apenas tienen unos meses en esta nueva vida. Son como niños. No tienen habilidad y estrategia, solo tienen fuerza bruta. Por el momento son veinte, diez para cada grupo. No debería ser difícil. Talvez disminuya el número, los neófitos suelen pelear entre ellos. —

Un gruñido bajo de euforia recorrió la línea de los lobos.

—'Estamos dispuestos a encargarnos de más si fuera necesario.' —tradujo Edward, esta vez con tono menos indiferente.

Carlisle sonrió.

—Ya veremos qué pasa. —

—'¿Saben el lugar y el momento de su llegada?' —

—Cruzaran las montañas dentro de cuatro días, a la ultima hora de la mañana. Alice nos ayudara a interceptarlos. —

—'Gracias por la información. Estaremos atentos.' —

Se hice silencio y Jasper se acercó al centro. Jasper dio una mirada a Edward, quien asintió, entonces le dio la espalda y suspiro con incomodidad.

—Carlisle está en lo correcto. —comenzó Jasper. Hablando hacia nosotros, daba impresión de que quería ignorar a los lobos. —Van a pelear como niños. Las cosas básicas que nunca deben olvidar son: Primera, no dejen que los atrapen entre sus brazos, y segunda, no busquen matarlos de frente. Mientras ataquen de lado y sin dejar de moverse, se confundirán lo demasiado como para no atacar. ¿Emmett? —

Emmett camino hacia el centro con una sonrisa. Jasper retrocedió hacia el extremo e hizo una señal a su hermano.

—Está bien que Emmett sea el primero, es un ejemplo claro del ataque de un neófito. —

—Procurare no romper nada. —murmuro Emmett.

Jasper le dio una ancha sonrisa.

—Con ello quiero decir que el confía demasiado en su fuerza. Sus ataque son muy directos. Los neófitos no lucharan con sutileza. Se irán por la vía directa. —retrocedió unos pasos con el cuerpo tenso. —Vamos Emmett…intenta atraparme. —

No pude ver nada claro, Jasper se había convertido en un borrón en cuanto Emmett se fue contra él. Emmett era rápido pero tanto como Jasper.

A mi lado Edward se inclinó hacia adelante con la mirada en ellos y en el desarrollo de su pelea.

Entonces, Emmett se quedó congelado. Jasper lo había atrapado por detrás con los colmillos a unos centímetros de su garganta.

Emmett comenzó a maldecir.

—Otra vez. —insistió.

—Hey, me toca a mí. —dijo Edward.

—Espera un momento. —dijo Jasper. —Primero quiero enseñarle algo a Elina. —le hico una señal a Alice para que se acercara. —Se que te preocupas por ella. —explico mientras Alice se acercaba a él. —Te mostrare porque no es necesario. —

Jasper se alejó y tomo posición para comenzar la pelea.

Alice sonrió para sí misma.

Jasper se adelantó primero para luego deslizarse con sigilo hacia la izquierda. Ella cerró los ojos. Él saltó y desapareció. De pronto, apareció junto a Alice que parecía no haberse movido.

Jasper dio media vuelta y se lanzó de nuevo contra ella, sólo para caer detrás de Alice, igual que la primera vez. Ella permaneció con los ojos cerrados y sin perder la sonrisa. Entonces, la mire con más atención. Alice sí que se movía. Los ataques de Jasper me habían desconcentrado y lo había pasado por alto. Ella se adelantaba un pasito en el momento exacto en que el cuerpo de Jasper salía disparado hacia la anterior posición de Alice, que daba otro paso más mientras las manos de Jasper pasaban rosando por donde antes había estado su cintura. Él la seguía de cerca y ella comenzó a moverse más rápido. Parecía que estaba bailando, se movía en espiral, se torcía y se arqueaba sobre sí misma. Mientras Jasper atacaba y la buscaba entre sus gráciles acrobacias, sin llegar a tocarla nunca, él se convirtiéndose en su pareja de baile. Al final, Alice se rio, apareció de la nada y se subió a la espalda de su compañero, con los labios pegados a su cuello.

—Te tengo. —dijo ella antes de dejar un beso en la garganta de Jasper.

—En verdad eres un monstruito aterrador. —

Los lobos hicieron sonidos de cautela.

—Les vendría muy bien aprender algo de respeto. —murmuro Edward, para después levantar la voz y decir: —Mi turno. —me dio un beso en la frente antes de ir a pelear.

Alice se acercó y ocupo el lugar de Edward a mi lado.

—Hace frio, ¿No? —me pregunto.

—Si, un poco. —dije.

Para ese momento Edward y Jasper ya se había acercado y la pelea parecía mucho más reñida que las demás. Jasper contaba a su favor un siglo de combate y aunque intentaba actuar solo por el instinto, el aprendizaje le guiaba antes de actuar. Edward era un poco más rápido, pero no estaba acostumbrado con los movimientos de Jasper. Daban constantemente gruñidos y se acercaban una y otra vez sin que ninguno fuera capaz de obtener alguna ventaja. Se movían con demasiada rapidez y resultaba difícil de ver e imposible apartar la mirada.

Al final, Carlisle se aclaró la garganta. Jasper se echó a reír y Edward se irguió, sonriéndole.

—Hay que dejar esto en un empate y volver al trabajo. —dijo Jasper.

Todos actuaron por turnos, Carlisle, Rosalie, Esme y luego Emmett de nuevo. La pelea que me costó un poco de mirar fue la de Esme, no me la podía imaginar peleando.

Después de cada pelea, Jasper se ocupaba de hacer las maniobras de forma más lenta para que los demás las pudieran ver con más facilidad.

—¿Ven lo que hago aquí? —preguntaba.

—Si, justo así. —los animaba.

—Concéntrense en los costados. No olviden cuál es su objetivo. No dejen de moverse. —

Con el paso del tiempo me fue entrando el sueño y me fue más difícil estar atenta a lo que decía Jasper.

Me apoyé en Edward y cerré los ojos.

—Ya vamos a terminar. —dijo en un susurro.

Jasper se giró hacia los lobos con incomodidad y dijo:

—Mañana seguiremos con más instrucciones. Por favor, los invitamos a venir para observar. —

—'Si, aquí estaremos.' —respondió Edward imitando la voz fría de Sam.

Entonces Edward me dio unos toquecitos en el brazo para poder ir a hablar con su familia.

—La manada considera que ayudaría a familiarizarse con nuestros olores para cometer errores luego. Se les haría más fácil si nos quedamos quietos. —

—Claro. —dijo Carlisle hacia Sam. —Lo que necesiten. —

Los lobos emitieron un gruñido como de desagrado mientras se incorporaban.

El sol ya comenzaba a salir, haciendo que se aclararse poco a poco el prado, ahí pude distinguir con mayor facilidad como los lobos hacían una línea, con Sam al frente y como uno a uno iban pasando y olían a cada Cullen, mientras arrugaban la nariz y hacían ruidos de disgusto.

Puse la mirada en el lobo que iba justo detrás de Sam. Era tan grande como los demás y mucho más peludo. El lobo rojizo se dio cuenta de mi mirada y levanto la mirada para verme. El lobo abrió el hocico dejando ver los grandes colmillos, hubiera sido muy aterrador si no fuera por la lengua que colgaba a un lado. Era una sonrisa lobuna.

Le sonreí.

La sonrisa de Jacob se hizo más grande. Abandonó su lugar en la fila sin prestar atención a las miradas de la manada y pasó trotando junto a Edward y Alice para detenerse a poco más de medio metro de mí. Permaneció allí quieto y lanzó una rápida mirada a Edward, que se mantenía inmóvil como una estatua y evaluaba mi reacción. El lobo bajó las patas delanteras y agachó la cabeza a fin de que su cara no estuviera a mayor altura que la mía.

—¿Jacob? —pregunté.

La réplica fue un sonido sordo y profundo, muy parecido a una risa desvergonzada.

Le sonreí más tranquila, hasta que de pronto y sin previo aviso me pasó la lengua por toda la cara, desde la barbilla hasta el nacimiento del cabello.

—¡Jake, que asco! —dije haciendo una mueca de asco al mismo tiempo que me alejaba. Me limpié con mi suéter la saliva y me puse detrás de Edward en forma de escudo.

Soltó un aullido ahogado, el muy tonto se estaba riendo.

El resto de la manada había empezado a retroceder sin perder de vista a los Cullen, hasta que los perdimos de vista. Solo dos de ellos se quedaron en la línea del bosque mirando a Jacob con ansiedad.

Edward ignoro a Jacob y me tomo de la mano.

—¿Lista? —me pregunto.

Antes de que pudiera decir algo, Edward volteo a ver a Jacob y le hablo.

—Todavía no se todos los detalles. —respondió a la pregunta que el lobo le había hecho.

Jacob soltó un gruñido.

—Es complicado. —dijo Edward. —No te preocupes me asegurare que este a salvo. —

Jacob volvió a soltar otro gruñido y corrió hacia el bosque.

—¿Ya se va? —le pregunte a Edward.

—No, solo desea hablar por el mismo. —

Al poco tiempo Jacob volvió corriendo pero esta vez como humano.

—Está bien, chupasangre. —dijo Jacob cuando estuvo a un metro de nosotros. —¿Por qué están complicado? —

—Debo estar atento a todas la posibilidades. —dijo Edward. —¿Qué tal si te atrapan? —

Jacob resoplo.

—Está bien, entonces ¿Por qué no la dejamos a cubierto? De todos modos, Collin y Brady van a estar en retaguardia. Estará a salvo con ellos. —

—¿Hablan de mí? —pregunte.

—Solo quiero saber dónde estarás durante la pelea. —explico Jacob.

—¿Qué? —pregunte.

—No te puedes quedar en Forks. —explico esta vez Edward. —Conocen donde vives, ¿Qué pasaría si alguno logra huir? —

Comprendí rápidamente lo que trataban de decir. No podía quedarme en un lugar donde hubiera gente, necesitaba esconderme para que así los neófitos no lograran lastimar a nadie.

—¿Mi familia? —

—Con Billy y Sue. —contesto Jacob. —Mi padre es capaz de secuestrarlos para que ellos estén en la reserva, pero no creo que eso sea necesario. Será el sábado, ¿No? Hay partido, así que Eric y tu padre pueden verlo en mi casa y Sue invito a tu madre a su casa. —

—¿Ya es este sábado? —pregunte. —¡Oh no! Le tendré que dar nuestras entradas a alguien más. —dije viendo a Edward. —Son cuatro. Pensaba que fuéramos como a una cita doble con Alice y Jasper. Se las daré a Angela, Ben, Jessica y Mike. Lo bueno es que estarán fuera del pueblo. —

—No puedes sacar a todos de Forks. —dijo Edward con gentileza. —Ocultarte solo es por precaución. Ahora somos los suficientes, no creo que nos mantengan ocupados. —

—¿Y qué paso con el plan de protegerla en La Push? —pregunto Jacob.

—Ha ido demasiadas veces ahí, su olor esta por todo el lugar. —explico Edward. —Mi hermana sólo ha visto venir a neófitos muy recientes, pero alguien más experimentado ha tenido que crearlos. Todo esto podría ser una maniobra de distracción por parte de quien quiera que sea, él o ella. Y aunque Alice lo verá si decide venir a echar un vistazo por sí mismo, quizás en ese momento estemos demasiado ocupados. No puedo dejarla en ningún lugar que haya frecuentado. Ha de ser difícil de localizar, aunque sólo sea por si acaso. La posibilidad es mínima, pero no voy a correr riesgos. —

Jacob señaló hacia las montañas de la península de Olympic que se miraban a lo lejos.

—¿Por qué no la ocultas ahí? Hay muchos lugares donde la podrías esconder y cualquiera de nosotros podría ir en su búsqueda si algo pasara. —

Edward negó.

—El aroma de Elina es demasiado fuerte y el de nosotros dos juntos deja una pista inconfundible, sería así incluso aunque yo la llevara cargando. Nuestro rastro ya destaca entre los demás aromas y en conjunto con el de Elina llamaría la atención de los neófitos. No estamos seguros del camino exacto que van a seguir, ya que ni ellos mismos lo saben aún. Si hallan su olor antes de que nos encontremos con ellos... —

Ambos hicieron una mueca y fruncieron el ceño.

—Ya entendiste las dificultades. —dijo Edward.

—Tiene que haber otra forma eficaz. —murmuro Jacob.

Solté un suspiro cansado y cerré los ojos solo un momentito. Luego sentí como Edward me tomaba de la cintura y soportaba mi peso, no me había dado cuenta de que estaba inclinándome hacia adelante del cansancio.

—Hay que llevarte a casa, está muy cansada y tus padres se despertaran en un rato. —dijo Edward.

—Un momento. —dijo Jacob. —Mi olor no les gusta, ¿Verdad? —

—No es mala idea. —Edward se acercó dos pasos a él. —Es posible, ¿Qué te parece Jasper? —

El nombrado alzo los ojos con curiosidad.

—Está bien, Jacob. —Edward asintió.

Jacob se volvió hacia mí con emoción en el rostro. Estaba claro que le encantaba su nuevo plan, pero seguía incómodo por la cercanía de sus aliados y al mismo tiempo enemigos.

Lo mire con confusión cuando extendió lo brazos hacia mí y voltee a ver a Edward.

—Vamos a ver si su olor camufla el tuyo. —explico Edward. —Tendrás que dejar que él te lleve. —parecía calmado mientras hablaba pero podía notar la nota de molestia.

Fruncí el ceño.

Jacob puso los ojos en blanco y se acercó para cargarme.

—No seas bebé. —murmuro.

—El olor de Elina es mucho más fuerte que el mío… se me ha ocurrido que tendríamos más posibilidades si lo intentaba alguien más. —le dijo Edward a Jasper.

Jacob se alejó a paso veloz conmigo en brazos hacia el interior del bosque. Hice una mueca incomoda. No me gustaba estar tan cerca de él se me hacía incorrecto sabiendo los sentimientos que él tenía hacia mí. Me cruce de brazos y espere a que Jacob fuera de regreso al prado.

Jacob se acercó hacia donde estaba Edward, el cual ahora estaba solo.

—Ya me puedes bajar. —dije.

—No quiero que arruines la prueba. —dijo caminando despacio y apretándome más a él.

—Que molesto eres. —

—Gracias. —

Jasper y Alice salieron de la nada y se situaron a un lado de Edward. Jacob dio un paso más y me dejo en el suelo, camine hacia Edward y tome su mano.

—¿Y? —pregunte. —¿Funciono? —

—Mientras no toques nada, no me imagino a nadie investigando lo bastante cerca de esta pista para distinguir tu aroma. —dijo Jasper, y luego hizo una mueca. —Se oculta muy bien. —

—Ha sido un gran éxito. —dijo Alice sin dejar de arrugar la nariz por el olor.

—Eso me da una idea…—comenzó Jasper.

—…que va a funcionar. —dijo Alice con confianza.

—Buena idea. —coincidió Edward.

—¿Como aguantas eso? —dijo Jacob al no entender nada.

Edward ignoro al lobo y se volteó a mi para explicarme.

—Vas a dejar una pista falsa hacia el claro. Los neófitos vienen de caza, se entusiasmarán al captar tu esencia y haremos que vayan exactamente a donde nosotros queremos. Alice ya ha visto que el truco funciona, se dividirán en dos grupos en cuanto descubran nuestro aroma en un intento de atraparnos. La mitad cruzará el bosque, allí es donde la visión cesa de pronto... —

—¡Si! —dijo con entusiasmo Jacob.

De pronto Edward volteo a ver a Jasper con el ceño fruncido para después decirle:

—Ni siquiera lo pienses. —

—Si, si, lo sé. —contesto Jasper. —La verdad es que ni siquiera lo había considerado. —Alice le dio un codazo. —Elina los volvería locos si se quedara en el claro como cebo. —le explico a Alice. —No se concentrarían en otra cosa que no fuera ella y nos daría la oportunidad de destruirlos…—Edward lo miro de una manera que hizo que se retractara. —No, claro que no podemos hacerlo es una idea totalmente alocada, es obvio que es demasiado peligroso para ella. —dijo con una mirada de lastima por desperdiciar la oportunidad.

—No lo haremos. —finalizo el tema Edward.

—Si…—suspiro Jasper para después irse a practicar con Alice.

Jacob lo miro de manera molesta.

—Jasper considera todas la opciones desde una perspectiva militar. —dijo Edward mirando a Jacob. —Es perfeccionismo, no crueldad. —

Jacob resoplo.

—La traeré aquí el viernes por la tarde para dejar la pista falsa. Después puedes venir y llevarla a un lugar que conozco. Es un lugar apartado y fácil de defender. Yo llegare allí desde una ruta alternativa. —

—¿Entonces qué? ¿La dejaremos ahí sola con un celular? —reprocho Jacob.

—¿Se te ocurre algo mejor? —pregunto Edward.

—De hecho sí. —dijo Jacob con una sonrisa.

—Bueno… no es mala idea, perro. —

—Estamos intentando de convencer a Seth que se quede con los más jóvenes, él también lo es pero se está haciendo el rebelde. Estaba pensando darle un nuevo trabajo: el de niñero. —me explicó Jacob.

—Seth Clearwater estará en contacto con la manada mientras permanezca como lobo, pero ¿no será la distancia un problema? —preguntó Edward mirando a Jacob.

—Para nada. —contesto este.

—¿Cuatrocientos ochenta kilómetros? —pregunto Edward impresionado después de leerle la mente. —Es impresionante. —

—Es lo más lejos que hemos llegado a probar. —me explicó Jacob.

Asentí.

—Es una buena idea. —dijo Edward. —Me sentiré mucho más tranquilo si esta Seth allí. No hubiera sido capaz de dejar a Elina sola, pero aun sigo pensando hasta donde tuvimos que llegar… ¡Confiar en licántropos! —

—O luchar con vampiros en vez de contra ellos. —dijo Jacob.

—Al menos lucharas contra unos. —dijo Edward.

Jacob sonrió.

—¿Por qué crees que estamos aquí? —