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Catorce. La familia.

Entre los árboles aparecieron cuatro chicos medio desnudos y realmente grandes que se movían casi sincronizados.

Salieron del bosque con curiosidad y también con cautela. Al verme ahí medio escondida detrás de Jacob los cuatro se enfurecieron al mismo tiempo.

—¿Qué hiciste, Jacob? —preguntó uno de los chicos muy enojado, uno que no reconocía, no sabía si era Paul o Jared. —¿Por qué no te limitas a seguir las normas? —gritó. —¿En qué demonios pensabas? ¿Piensas que ella es más importante que todo lo demás, que toda la tribu? ¿Mas importante que la gente que están matando? —

—Ella puede ayudarnos. —dijo Jacob totalmente calmado.

—¡Ayudarnos! —gritó el chico, furioso. Empezó a temblar. —¡Claro, es lo más probable! Seguro es amiga de las sanguijuelas se muere por ayudarnos. —

—¡No hables así de ella! —gritó Jacob.

El otro muchacho empezó a temblar más.

—¡Paul, relájate! —le ordenó Sam.

Paul movió su cabeza de un lado a otro, intentando concentrarse.

—Demonios, Paul. —dijo el otro chico que supongo que es Jared. —Contrólate. —

Paul volteo a ver a Jared, mostrándole los dientes en señal de irritación, para después voltear a verme a mí con rabia. Jacob se colocó delante de mí para taparme de su vista.

—¡Muy bien, protégela! —rugió furioso Paul.

Otro grande temblor o más bien convulsión le recorrió el cuerpo. Paul hecho el cuello hacia atrás y de él salió un auténtico aullido.

—¡Paul! —gritaron Sam y Jacob.

Paul empezó a temblar con más violencia y cayó hacia adelante. Antes de llegar al suelo se escuchó un fuerte sonido, como si algo se rompiera y el chico exploto.

Una piel peluda, de color plateado oscuro, exploto del interior hasta formar un figura cinco veces el tamaño original, una figura enorme y lista para saltar al ataque.

El lobo gruño enseñando sus dientes y clavando la mirada furiosa en mí.

En ese mismo momento, Jacob atravesó corriendo la carretera de tierra, directo hacia el enorme lobo.

—¡Jacob! —grite.

Jacob dio un gran salto y a la mitad de este, un temblor le recorrió la columna, haciendo que se escuchara el mismo sonido de algo rompiéndose y luego la explosión. Ropa desgarrada voló a todas partes, y un gigantesco lobo rojizo fue en contra del otro color plata, sus cabezas chocaron en cuanto se encontraron.

—¡Oh por dios! —chille al escuchar el gran estruendo.

—Elina, no te vayas a mover de donde estas. —me dijo Sam.

Asentí.

Los gruñidos que procedían de los enormes lobos era lo único que se escuchaba, ellos se mordían y arañaban, buscando poder dañar al rival con sus afilados dientes, a mi parecer el que iba ganando era Jacob, él era notablemente más grande y se miraba que fuerte también.

—¡Llévatela a casa de Emily! —ordenó Sam a los otros dos chicos que se habían quedado entretenidos viendo la pelea.

Jacob había empujado al otro lobo haciendo que se perdieran de vista en el bosque, y Sam corrió detrás de ellos.

Solo se escucharon los gruñidos a lo lejos, de repente uno de los chicos empezó a reír. Me di la vuelta para mirarlo era Embry Call, estaba segura de que mi rostro estaba totalmente en blanco y que mis ojos estaban más abiertos de lo normal, y al parecer el chico se burlaba de mi expresión.

—Bueno, esto no es algo que mires todos los días. —dijo soltando una risita disimulada.

—Yo sí. —gruñó Jared a Embry. —A diario. —

—No es cierto, Paul no se enoja a diario, a lo mucho cada tercer día. —dijo Embry sin dejar de sonreír.

Jared se agacho a recoger algo de tela blanca que sostuvo en lo alto para mostrársela a Embry.

—Ya no las podrá usar. Billy dijo que ya no le iba a comprar otro. Creo que de ahora en adelante Jacob tendrá que ir descalzo. —dijo Jared.

—Este sobrevivió. —dijo Embry rejuntando un tenis de tela blanco. —Creo que tendrá que ir saltando en un pie. —soltó una carcajada.

Jared se dedicó a recoger las tiras de ropa que ya no se podía usar.

—Recoge los zapatos de Sam. Todo lo demás es inservible. —

Embry tomo los zapatos y después se fue a la misma dirección entre los árboles por donde se había ido Sam, volvió tiempo después con unos pantalones de mezclilla cortados colgados del hombro. Jared tomo las tiras de tela que antes eran la ropa de Jacob y Paul e hizo una bola con ellas, cuando de repente volteo a mi dirección, supongo que se había acordado de mi presencia, lo bueno es que ya no tenía la cara de espanto y me había relajado.

—Oye no te vas a desmayar o a vomitar, ¿Verdad? —preguntó.

—Espero que no. —dije.

—Lo bueno es que ya tienes mejor aspecto. —

—Si, ya no tiene cara de espanto. —dijo Embry. —Pero creo que Jake debió de avisarnos. —se quejó.

—No tenía por qué haber metido a su chica en esto. ¿Qué esperabas? —dijo Jared.

—Bueno, ya salió el peine. —dijo Embry. —Enhorabuena, Jake. —

Los mire un poco, al parecer lo estaban tomando con calma.

—¿No les preocupa que se puedan lastimar? —pregunté.

Embry y Jared se rieron con ganas.

—Ojalá Paul le dé un mordisco. —dijo Jared. —Eso le enseñara una lección. —

—¿Estas bromeando? —preguntó Embry. —¿Viste lo que hizo Jake? Ni siquiera Sam puede entrar en fase de esa forma, en pleno salto. Al ver a Paul perder el control, ¿Cuánto tardo en atacarlo? ¿Medio segundo? Tiene un don. —

—Paul tiene más tiempo luchando. Te apuesto diez dólares a que le deja una marca. —dijo Jared.

—Trato. Jake es un superdotado. Paul no podrá con él. —dijo Embry.

Se estrecharon las manos con una sonrisa.

Me tranquilice un poco más al ver que ellos los tomaban con tana ligereza.

—Vamos a casa de Emily. Seguro tiene algo de comer. —Embry bajo la mirada hacia mí. —¿Puedes llevarnos? —

—Claro, pero di: por favor. —dije.

—Por favor. —dijo Embry.

—Vamos. —dije y empecé a caminar hacia el asiento del conductor de mi auto.

Embry y Jared salieron corriendo hacia el asiento del copiloto, el cual gano Embry.

—Ja, te toca atrás. —dijo Embry.

—Ni siquiera quería ir ahí. —le contesto.

Encendí el auto y nos llevé devuelta al pueblo.

—Oye. —me llamo Embry. —¿Cómo logro Jake burlar el requerimiento? —

—¿El que? —dije confundida.

—La orden. —dijo Jared. —Ya sabes, lo de no hablar contigo de más. ¿Cómo te hablo de eso? —

—Oh eso. —dije. —Él no me dijo nada, yo lo adivine. —

Los dos me miraron con sorpresa.

—Bueno, eso es posible. —dijo Embry.

—¿Adónde vamos? —pregunté.

—A casa de Emily. Es la novia de Sam. Bueno, creo que ahora es su prometida. Se reunirán allí con nosotros cuando Sam termine de regañarlos y cuando Paul y Jake consigan ropa nueva, si es que a Paul le queda algo. —dijo Jared.

—¿Emily sabe sobre…? —pregunté.

—Si. Ah, y no te quedes mirándola. A Sam no le gusta. —dijo Jared.

Fruncí el ceño.

—¿Eh? ¿Porque lo haría? —

Los dos parecían incomodos.

—Como vez andar con lobos tiene sus riesgos… —dijo Embry.

—Oye, ¿Estas bien después de lo que paso en el prado con esa sanguijuela de pelo negro? No parecía amigos tuyo, pero…—dijo rápidamente Jared cambiando de tema.

—No era mi amigo. —

—Eso está bien. No queríamos empezar de nuevo. Me refiero a romper el tratado, ya sabes. —dijo Jared.

—Ah, sí. Jacob me conto sobre el tratado de hace mucho. ¿Por qué matar a Laurent significa romperlo? —

—Bueno, técnicamente estábamos en territorio de los Cullen. No se nos permite atacar a ningún Cullen fuera de nuestro territorio… a no ser que ellos rompan primero el tratado. No sabíamos si ese tipo era amigo o parientes de ellos. Al parecer tú lo conocías. —dijo Embry.

—¿Y cómo podrían ellos romper el tratado? —pregunte.

—Mordiendo a algún humano, pero era obvio que Jake no iba a esperar tanto. —dijo Embry.

—Me alegro de que no esperaran tanto. —

—Fue un placer. —dijeron al unisonó.

Embry me dijo por donde era el camino, avanzamos por la carretera hasta dejar atrás la casa que estaba más al este, y después me dijo que tomara un sendero de tierra. Al final del sendero había una casa diminuta, con una ventana estrecha junto a la puerta, el patio estaba lleno de flores amarillas y anaranjadas que brillaban dando un aspecto alegre al lugar.

Mes estacione en donde me dijo Embry. En cuanto apague el motor Embry y Jared bajaron del auto olfateando.

—Que bien, Emily está cocinando. —dijo Embry.

Los dos se dirigieron a la puerta, subieron por el único escalón y entraron a la casa sin llamar. Los seguí con timidez.

La mayor parte de la habitación principal era cocina. Una mujer joven muy hermosa, de piel cobriza y cabello largo y liso de color negro, estaba detrás de la barra, junto al lava trastes, sacando panecillos de una charola y poniéndolos en una bandeja de cartón, por un momento pensé que Embry me había dicho que no la mirara porque era muy bonita.

Pero después pregunto de manera amable "¿Tienen hambre?", y se dio media vuelta con una sonrisa.

La parte derecha de su rostro, desde el nacimiento del pelo hasta el mentón, tenía tres cicatrices de color morado. Una de ellas deformaba la comisura de su ojo derecho, mientras otra retorcía el lado derecho de su boca formando una mueca.

Rápido desvié la mirada hacia los panecillos, que olían deliciosos a arándanos frescos, recodando la advertencia de Embry.

—Oh. —dijo Emily sorprendida. —¿Quién es? —

Levante la mirada.

—Elina Yorkie. —dijo Jared, encogiéndose de hombros, al parecer ya habían hablado sobre mi antes. —¿Quién querías que fuera? —

—Deja que Jacob se encargue de solucionarlo. —murmuró Emily mirando fijamente. Su rostro no se mostró para nada amistoso. —Así que tú eres la chica vampiro. —

—Y tú la chica lobo. —dije.

Ella se rio, igual que Embry y Jared. Su expresión más amable.

—Supongo que sí. —dijo para después voltear a ver a Jared y preguntar: —¿Dónde está Sam? —

—Pues digamos…que Elina hizo enojar a Paul. —

—Ay, ese Paul. —suspiró. —¿Crees que tarden mucho? Estaba a punto de ponerme a batir los huevos. —

—No te preocupes. —respondió Embry. —Aun que tarden, no les dejaremos nada. —

Emily se rio y abrió el refrigerador.

—No lo dudo. —dijo. —¿Tienes hambre, Elina? —

—Ya desayuné, gracias. —dije con una sonrisa. —No quieres un poco de ayuda. —

—No, gracias. —dijo con una sonrisa.

Embry tomo su tercer panecillo y se lo metió completo a la boca.

—Deja algo para tus hermanos. —lo regaño Emily, pegándole en la cabeza con una cuchara de madera.

—Cerdo. —dijo Jared.

Me apoye en la barra y observe como los tres se hacían bromas, como si fueran de la misma familia. La cocina de Emily era acogedora y luminosa.

Emily estaba batiendo varias docenas de huevos en un tazón amarillo. Cuando se remango la camisa lavanda que tenía, y ahí pude ver que las cicatrices se prolongaban por todo el brazo derecho hasta la mano.

La puerta principal se abrió y Sam entro.

—Emily. —saludo con tanto amor que me sentí un poco incomoda, Sam cruzo el cuarto a zancadas, tomo el rostro de Emily entre sus manos y beso primero las grandes cicatrices de su mejilla derecha para después pasar a sus labios.

—Oigan basta. —se quejó Jared. —Estoy comiendo. —

—Entonces cierra la boca y sigue comiendo. —dijo para después volver a besar a Emily en la boca.

—¡Asco! —gruño Embry.

En ese momento Jacob y Paul entraron, llegaron riéndose como si nunca hubiera pasado nada. Paul le dio un golpe en el hombro a Jacob y este respondió con un codazo en las costillas. Volvieron a reír. Parecía que a ninguno le había pasado nada.

La mirada de Jacob recorrió la estancia y se detuvo en cuanto me vio apoyada en la barra.

—Hola, Elina. —me saludo alegre caminando hacia mí, no sin antes tomar dos panecillos. —Lamento lo que paso, ¿Cómo estás? —preguntó en voz baja.

—No te preocupes estoy bien. —le dije con una sonrisa.

—¡Pero amigo…! —se quejó Jared.

Levante la mirada. Jared y Embry estaban examinando el antebrazo de Paul, donde se veía una línea rosada que empezaba a borrarse. Embry sonreía feliz.

—Quince dólares. —canturreo.

—¿Tu lo hiciste? —le pregunté en un susurro a Jacob.

—Apenas lo toque, se pondrá mejor en unas horas, ya sabes cosas de lobos. —susurró.

—Oigan chicos. —dijo Sam en voz alta, interrumpiendo las conversaciones. —Jacob tiene información para nosotros. —

—Se lo que quiere la pelirroja. —dijo Jacob dirigiéndose a Jared y Embry. —Es lo que intentaba decirles. —continuo, dándole una patadita a la pata de la silla de Paul.

—¿Y? —preguntó Jared.

Jacob se puso serio.

—Quiere vengar a su pareja… solo que no se trata de la sanguijuela que matamos. Los Cullen mataron a su chico el año pasado, así que ahora quiere matar a Elina. —

Esa noticia no era nada nuevo para mí, pero eso no impidió que sintiera un dolor en la boca del estómago.

Jared, Embry y Emily me miraron sorprendidos.

—Es solo una niña. —dijo Emily.

—No dije que tuviera sentido, es por eso por lo que la chupasangre ha estado burlándonos, su mira está en Forks. —

Siguieron mirándome por un buen rato. Me sentí muy incómoda y miré hacia otro lugar.

—Excelente, ya tenemos la carnada. —dijo Jared con burla.

Antes de que pudiera adivinarlo y a una gran velocidad, Jacob tomo el abrelatas que estaba cerca de él y se lo aventó en la cabeza, y a la misma velocidad Jared levanto la mano tomándolo antes de que lo golpeara.

—Elina, no es ninguna carnada. —gruñó Jacob.

—Sabes a lo que me refiero. —dijo Jared sereno.

—Entonces tendremos que cambiar nuestras tácticas. —dijo Sam ignorando la discusión. —Vamos a tenderle alguna trampa a ver si cae. Y aunque no me guste vamos a actuar por separado, no creo que intente pasarse de lista si lo que quiere es a Elina. —

—Quil debería estar aquí. —murmuró Embry. —Así podríamos dividirnos en pareja. —

Todos bajaron la cabeza. Mire a Jacob se miraba triste. A mi parecer todos estaban contestos con lo que les había tocado, se veía que no querían que nadie pasara por los mismo.

—Bueno no podemos hacer nada contar con eso. —dijo en voz baja Sam para después hablar en voz normal. —Paul, Jared y Embry se encargarán del perímetro exterior, y Jacob y yo el interior. —

Me preocupé por el hecho de que Jacob quedara en un grupo tan reducido y al mirar a Emily me di cuenta de que ella estaba igual que yo.

Sam se dio cuenta de eso.

—Por lo que dice Jacob, será mejor de que pases todo el tiempo posible aquí, en La Push. Solo por si acaso, así ella no la va a tener tan fácil al intentar localizarte. —

—¿Y mi familia? —pregunté.

—El torneo de basquetbol no ha terminado. Creo que Billy y Harry se las arreglaran para retener a tu padre y tu hermano en La Push, y Harry le puede decir a Sue que le invente algo a tu madre. —

—Esperen. —dijo Sam. —Aunque Jacob piense que esto es lo mejor, debes decidirlo tu misma. Esta mañana tu misma pudiste ver como la situación con nosotros puede hacerse peligrosa y que rápido puede cambiar nuestro temperamento. No garantizo tu seguridad personal al estar con nosotros. —

—Yo no le hare nada. —susurró Jacob mientras bajaba la mirada.

Sam ignoro lo que dijo.

—Si hay otro lugar donde te sientas segura…—

Bueno no tenía otro lugar donde pueda acudir, ¿Adónde podía ir sin poner en peligro a la gente que me rodea? A ningún lado.

—No quiero que más gente esté en peligro por mi culpa. —dije.

Sam asintió.

—Eso es cierto. Es mejor tenerte aquí, donde podemos acabar esto de una vez por todas. —dijo.

—Tendrán cuidado, ¿Verdad? —pregunté preocupada.

Los chicos emitieron sonoros aullidos de burla por mi preocupación, todos se rieron menos Emily, que por su expresión podía ver que estaba igual o más preocupada que yo.

—La comida esta lista. —dijo Emily y la conversación sobre estrategias quedo de lado.

Los chicos se apresuraron a ir a la mesa, que a su lado parecía diminuta y a punto de convertirse en astillas en cualquier momento, y devoraron con una rapidez impresionante el enorme sartén de huevos que Emily había puesto en el centro.

Pase el día en La Push, la mayor parte del tiempo en casa de Billy, el cual dejo un mensaje en la oficina de mi padre y otro en la casa para que mi madre lo escuchara. Mis padres aparecieron junto con Eric y su novia Katie con tres cajas de pizza, que por suerte eran de tamaño familiar porque Jacob se comió una él solo.

Pasamos un buen rato todos juntos cenando y platicando, de vez en cuando miraba como mi padre se le quedaba viendo a Jacob, y era de esperarse se había cortado el pelo, parecía muchísimo más maduro y aparte tenía un tatuaje en el brazo.

Cuando se hizo más tarde decidimos regresar a nuestra casa. Eric me pidió mi carro ya que él y Katie habían venido con mis padres y tenía que llevarla a su casa, no puse objeción y me fui con mis padres.

Al llegar a casa le di las buenas noches y me fui a dormir. Cuando ya había terminado mi rutina me fui a acostar a mi cama y rápidamente caí en un sueño profundo.