—Eso es molesto, pero una vez que uno conoce lo básico, el resto viene fácil. Todavía puedo llegar a un campo de energía adecuado. —dijo El Liche.
—Quieres decir, nosotros podemos. —Feela y Faluel se pusieron entre Inxialot y su presa como uno solo.— Lith es uno de nosotros, no muerto.
—Sí, lo que sea. No me importa quién lo haga siempre y cuando esas runas se preserven y se compartan con la comunidad Despertada. Puedo darte un par de siglos, niño. Después de eso, o consigo mi anillo o tú y yo tendremos un problema. —dijo Inxialot.
'Adivina qué, imbécil. Dentro de 200 años, o estaré muerto o lo suficientemente poderoso como para no preocuparme por tu clan nunca más.' pensó Lith.
—En serio, ¿dónde lo encontraste? —dijo Feela. Ella se preocupaba por Lith más cada segundo, pero su curiosidad ardía tan fuerte como la de Inxialot.
Lith les contó sobre la criatura fúngica que había conocido en Kulah y el regalo que le había dado.
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