—Excepto por el chamán, el único peligro que representan es su número. A menos que la Abominación les haya regalado algún truco, por supuesto. —pensó Lith.
En cambio, los ogros eran todos muy altos, más de 2 metros (6' 7") de alto con cuerpos musculosos que podrían haber pasado por humanos si no fuera por la piel verde oscuro, el pelo rojo puntiagudo y los largos colmillos puntiagudos que sobresalían de su labio inferior.
Llevaban ropa, hecha de la piel de otros ogros, trasgos y lo que solían tener para almorzar. Su fuerza natural superaba la de una bestia mágica, lo que combinado con su habilidad de usar una forma rudimentaria de Forjemestría, los hacía peligrosos.
En cuanto a los trolls, eran los que más preocupaban a Lith. Medían más de dos metros (6'7") de altura, con cuatro brazos y piel de un color blanco enfermizo. No tenían párpados ni nariz, respiraban por dos agujeros en medio de la cara.
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