—Ataca a los que aman y perderán la concentración o se volverán locos de venganza. Quylla Ernas y Lith Verhen han demostrado ser demasiado peligrosos, pero afortunadamente, sé cómo deshacerme de ambos al mismo tiempo.
—¿Estás loco? —Kaelan se rio, incapaz de creer lo que escuchaba—. Me tomaría meses llegar a Lutia y atacar a la Archona Ernas en su propia casa sería una tontería.
—Ahora entiendo por qué has caído en desgracia ante la Corte de la Noche —Erlik dijo con una voz llena de desprecio—. Tu cerebro no está a la altura de tu poder, como un muerto viviente menor.
Kaelan contuvo su ira, esperando una explicación. No tenía nada que perder escuchando al Draugr hasta el final.
—No tienes que moverte de Othre. Dale a la Archona y a su alumna lo que quieren y vendrán a ti voluntariamente.
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