—La Prueba Perforadora del Cielo había terminado y nadie podía entrar al Pico Penetrante del Cielo. En el Monte Qingcheng, todos estaban desanimados, como si la muerte de Su Chengyu fuera una roca presionando sus corazones.
—Chen Mengmeng todavía tenía el Hueso Divino del Dragón Verdadero que Su Chengyu le había dado.
—Él era el más destrozado.
—¡Hermano! ¿Cómo pudiste morir así? —Chen Mengmeng lloraba como pequeño gordito que pesa doscientas libras.
—Mengmeng, contiene tu tristeza. El destino ha dictado esto y nadie puede hacer nada al respecto —Cai Zi Feng la consolaba.
—Bei Tang Qian Xiao y Yu Shuang revelaron sus identidades mutuamente, y Bei Tang Qian Xiao decidió no continuar viajando con la gente de Qingcheng. En cambio, eligió acompañar a Yu Shuang.
—Xu Nanzhi tenía incluso menos cara para seguir el mismo camino que los de Qingcheng.
—La Piedra de Reparación del Cielo, sin embargo, continuó siguiéndola.
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