—El comportamiento de Xu Bin ya había enfurecido a la multitud, pero todos se atrevían a no expresar su enojo. Lo único que podían hacer era simpatizar en silencio con el desafortunado dueño del restaurante que había topado con un fastidioso alborotador.
—Su Chengyu reprimió la ira en su corazón, tomó una respiración profunda y dijo:
—Ya que te gusta tanto este lugar, te lo cederemos.
—Hermano Yu, ¿por qué deberíamos cederle a él? ¡A este tipo de persona no hay que consentirla! —Zhou Jinping dijo.
—No lo estoy consentiendo, simplemente no quiero ver al dueño sufrir sin razón. No importa si cambiamos a otra mesa.
—Su Chengyu le dio una palmada en el hombro a Zhou Jinping, y el dueño del restaurante, como si se liberase de una pesada carga, rápidamente preparó otra mesa con su personal.
—Xu Bin no esperaba que Su Chengyu cediera y le ofreciera voluntariamente su lugar, esto en efecto alimentó la arrogancia de Xu Bin.
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