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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Virtud - 249

En medio del dojo donde los Uchihas hacían sus reuniones, Kain estaba sobre un cojín donde debería estar el patriarca. A su lado estaban Kenzo y Kenji con una expresión asustada, mientras que Mana los miraba desde un lado.

En contraposición estaban los adultos sentados formando un grupo de cien personas repartidas en filas de diez personas. Mientras más tomoes tuvieras, más cerca quedabas del patriarca y viceversa. Por lo tanto, los dos ancianos de la facción radical que solo deberían ser asesores estaban sentados en primera fila, al frente de Kain.

Ambos ancianos tenían expresiones malhumoradas y llenas de desconfianza ante la postura de Kain. Uno era calvo de cejas similares a las de un águila, mientras que el otro tenía el cabello corto y desordenado. Uno se llamaba Hiroshi y el otro Ren, ambos de más de setenta años y antiguos consejeros del anciano que hace años precedía el consejo de ancianos del clan.

—Perdone, Kain-sama— dijo Hiroshi con voz ronca y dura

—¿Qué sucede Hiroshi-dono?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios. A diferencia del resto estaba sentado en posición de loto, con el brazo izquierdo apoyado en el muslo y su rostro apoyado en la mano.

—Usted podrá ser talentoso, pero no tiene la experiencia para poder enseñar a dos jóvenes inexpertos— continuo Hiroshi

—Es lo que yo he decidido, nadie te está preguntando tu opinión— dijo Kain con una sonrisa burlesca mientras activaba su mangekyo; primero apareciendo una pupila roja con un tomoe, después apareciendo un segundo tomoe y un tercer tomoe, hasta que la pupila se transformó y se convirtió en tres magatama conectados entre sí —¿Alguna queja?— preguntó

Hiroshi agacho la mirada mientras fruncía el ceño con tanta fuerza que se le producía una línea entre las cejas. No se atrevió a levantar el rostro por miedo a morir en un solo instante. Naori podría haber sido alguien que se preocupaba por el clan, pero cuando llegaba el momento no le temblaba la mano para ser severa. Parece que su nieto no sería diferente.

—Bien— dijo Kain levantando su cara de la mano y sentándose con la espalda recta. Miró a todos los presentes y continuo —espero que hayan entendido el mensaje. Me parece deplorable que se comporten de esa manera y luchen en la calle como si fueran animales. Más aún, destruir la casa de uno de nuestros hermanos. Espero que demuestren toda esa energía ayudando a reconstruir la casa y se disculpen con las personas que vivían ahí. No hay ganancia en enviar a dos viejos medio muertos a la prisión, pero tengan en cuenta que, si hubiera muerto alguien, yo los hubiera hecho sufrir todo lo que no han sufrido en la vida—

Nadie respondió y miraron a Kain con cierta molestia. Después de todo, puede ser el hijo del legitimo patriarca, pero era solo un niño de once años ordenando a adultos. Por su parte, Kain no les dio mucha importancia y los miró de forma despectiva como si fueran gusanos.

—Ahora, lárguense, no los quiero ver— dijo Kain con voz fría

Los adultos tiritaron por un breve instante mientras los viejos se quedaron congelados por un momento. Sintieron un frio incomodo por todo su cuerpo y miraron hacia adelante viendo esos ojos carmesíes. Si Kain hubiera tenido el cabello negro y desordenado como su padre, hubieran jurado que escucharon a Madara Uchiha.

Todos se levantaron de sus asientos con cierta inquietud en sus corazones y comenzaron a salir de la sede. Sin embargo, cuando notaron que ninguno de los dos ancianos se levantaba de su posición, tuvieron miedo de Kain al imaginar que les había hecho algo con un genjutsu. No obstante, Kain solo sonrió y ellos se acercaron a los viejos para revisarlos. Uno de ellos toco a Hiroshi en la espalda y notó que tenía los músculos duros como la piedra. Después lo miró por delante, viendo que sus ojos estaban asustados mientras las venas en los brazos sobresalían.

—Hiroshi-sama ¿Está bien?— preguntó uno de los adultos, pero Hiroshi no respondió

—Debes darle medicina para los músculos, pasa cuando uno recibe un shock nervioso por un susto o algo por el estilo— dijo Kain cruzándose de brazos —sáquenlo de aquí, no lo quiero ver—

—¡Kain-sama!— protesto otro adulto

—¿No me escuchaste?— preguntó Kain con un rostro molesto con su mangekyo activo, lo cual hizo retroceder al tipo dos pasos. Después de eso, Kain cerró sus parpados y al abrirlos sus ojos volvieron a la normalidad, pero aun conservaban una mirada afilada como la de quien ve a sus enemigos.

Al mismo tiempo, Kenzo y Kenji a sus lados tiritaban sentados en seiza sobre los cojines mientras Mana Uchiha pensó que cayó en malas manos por la torpeza e idiotez de estos dos ancianos.

Los adultos tomaron a los dos ancianos sentados en posición de seiza y en grupos de dos se llevaron a cada uno dejando a Kain, Mana, Kenzó y Kenji dentro del dojo. Kain sonrió al ver que todo se fueron y puso una expresión más amigable. Entonces extendió cada una de sus manos hacia los hermanos y les pellizco las mejillas.

—Aaaau— protestaron los hermanos al salir del estado de terror que los había dejado la actuación de Kain. Ellos lo miraron enfadados y al ver su sonrisa amable, se sintieron raros al superponer la imagen del muchacho que hace solo unos segundos intimido a los adultos.

—¿Qué pasa? ¿Tienen miedo?— preguntó Kain con una sonrisa burlona

Kenzo y Kenji agacharon la mirada sin saber que responder. Kenzo se sentía molesto mientras Kenji se sentía avergonzado. No obstante, Kain solo se largó a reír y les desordeno el cabello. No por ellos y sus expresiones, sino porque Konoha había cumplido su misión. Habían crecido niños normales, con miedo a cosas normales y situaciones incomodas. Eran niños de verdad en todo el sentido de la palabra. No como su tío y su padre, que a la edad de diez años habían matado a cientos de shinobis y habían perdido el miedo a la muerte. Ahora, la duda que quedaba en el corazón de Kain, era si ellos serían capaces de enfrentarse a la vida de shinobi una vez que les toque hacer misiones peligrosas.

Kain se puso de pie, arreglo sus ropas y se dio la vuelta —con esto está hecho, nadie los molestará y como acordamos, Mana-san llevará los asuntos del clan. Prepárate porque será mucho trabajo. Por otro lado, Kenzo y Kenji serán mis discípulos, prepárense, soy alguien estricto así que no me culpen por dejarlos sin comer durante todo un día—

—¡Aaaaaah!— protestaron Kenzo y Kenji con rostros sorprendidos y llenos de preocupación.

Kain continuo —bien, durante esta semana tengo un asunto importante, así que no los entrenare, pero a partir de la próxima semana nos reuniremos ¿Entendido?—

—Entendido— dijeron los hermanos con cierta preocupación

—¿Entendido qué?— preguntó Kain levantando su puño como lo haría Mito, listo para descargar un par de coscorrones

Kenzo y Kenji llevaron las manos a su cabeza y respondieron al unisonó —entendido, sensei—

—Eso suena mejor— respondió Kain, después miró a Mana, de cabello oscuro, rizado y mirada preocupada. Se fijo en los generosos senos escondidos bajo un kimono negro, pero después elevo la mirada al rostro fijándose en esos ojos azules y le dijo —los asuntos del clan los dejo en tus manos, si necesitas ayuda avísame, tengo varias personas talentosas que te pueden ayudar—

—Entiendo, Kain-sama— dijo Mana algo preocupada por esa mirada. Kain solo tenía un par de años más que Kenzo, pero su intención era bastante adulta. Era una mirada bastante consciente de su aspecto físico, lo que la hizo sentir incomoda y preguntarse cuanto tiempo había pasado.

Kain solo sonrió y se dio la vuelta y camino a la salida. Una vez que salió del dojo se encontró con Osamu apoyado en una viga de madera que sostenía el techo. Kain se acercó a él mientras revisaba los alrededores vacíos. Estos tipos realmente le habían tomado miedo. Lo cual lo hizo sonreír y preguntarse si por fin dejarían de pensar en estupideces ¿Qué es eso de facción radical? Perdieron cualquier tipo de derecho a rebelión desde el momento que le dieron la espalda a su padre. Ahora deberían aceptar su destino y tratar de vivir lo mejor posible.

—Idiotas— murmuro Kain con desdén mientras llegaba al lado de Osamu

—Kain-sama— dijo Osamu cruzado de brazos —¿Cómo le fue?—

—Bueno, parece que entendieron el mensaje— respondió Kain —de todos modos, pon a alguien a vigilar los alrededores. De ser necesario habla con Itachi-san y dile que es una solicitud mía. Por otro lado, voy a tener que hablar seriamente con él por hacer la vista gorda a los problemas del clan—

—Itachi-san siempre ha hecho la vista gorda a estos asuntos, ya que representan la forma en que el clan ventila sus problemas y frustraciones—

—Bueno, van a tener que hacer ejercicio, jugar en un tablero o correr a las montañas. Atacarse con jutsus en plena calle y destruir la casa de un hermano no es la mejor manera de dialogar, muchos menos de ventilar las frustraciones—

—Lo entiendo— respondió Osamu, descruzo sus brazos y miró a Kain de frente —Kain-sama ¿Tiene tiempo?—

—¿Qué sucede? Espero que sea importante, Kazuto Hyuga está delicado de salud y necesito acompañar a Kaoru y Kazuhiko—

—Lo siento, pero es mi abuelo, desea verlo—

—¿Tadashi-dono?— murmuro Kain frunciendo el ceño. Kain lo vio una vez después de la guerra, pero su conversación fue tan breve que dedujo que el anciano no estaba muy interesado en él. Osamu le dijo que fue general de su padre, pero a pesar de eso sus palabras eran frías y su trato lejos de ser reverente como el resto del clan. Kain ladeo la cabeza hacia el lado evaluando la solicitud y como no tenía nada que hacer urgente, asintió —está bien, vamos—

—Gracias Kain-sama— dijo Osamu con una sonrisa en sus labios

De esa manera, Osamu guio a Kain a los límites del distrito Uchiha, a la última casa de la esquina exterior. Mantenían la apariencia tradicional, pero para el estatus de Tadashi era demasiado humilde. Debe haber tenido unas tres habitaciones cuando mucho, un comedor y cocina. Por fuera de la casa pasaba la avenida que cortaba Konoha por la mitad y al frente estaban los terrenos del bosque, al fondo de la casa de Mito. Era un lugar bastante apartado de la ciudad y alejado del poder.

En la entrada de la casa había una anciana de cabello ceniciento sentada en una banca de madera y rodeada de plantas y flores. Tenía el cabello ordenado en una coleta que caía por su espalda, el rostro ovalado, la piel suelta y con arrugas. Vestía un kimono café oscuro y sandalias de madera.

Osamu avanzó por delante y abrió la reja que no medía más de un metro de altura. Dejo pasar a Kain y después paso él y cerró la reja. Después camino por delante y se detuvo delante de la anciana.

—Kykio-baachan, vas a pescar un resfriado si sigues sentada aquí con este clima— dijo Osamu

La anciana de nombre Kykio, levantó su rostro y lo miró con una sonrisa —no esperaba que volvieras tan temprano— respondió ignorando el regaño y miró a Kain.

Osamu negó con la cabeza, miró a Kain y dijo —este es Kain-sama, Kykio-baachan—

Entonces se levantó de su asiento y realizo una pronunciada reverencia de noventa grados —es un placer verlo, Kain-sama. Mi Osamu me ha hablado mucho de usted—

Kain respondió la reverencia con la misma cortesía y respondió —espero que solo sean cosas buenas—