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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Creciendo - capítulo 27

Al mismo tiempo que Kain era visitado por los niños Hyuga, el viejo Orochi se había decidido a ir a ver a su propio nieto. Su nuera, una mujer inteligente a la par con su hijo, lo recibió en la puerta. Ella a diferencia de los intelectuales como Orochi o su hijo, tenía un rostro taciturno. No cree por un momento que está enamorada de su hijo o haya alguna vez experimentado amor, pero el interés mutuo los unió. Ambos eran ratones de biblioteca y se conocieron estudiando medicina. La mujer tenía el pelo largo hasta la cadera, no por opción estética claro está. Sino que era más un tema practico.

La mujer lo saludo con una voz cautivadora, vestía una bata blanca y un kimono verde oscuro -Ha sido un tiempo maestro- dijo

Orochi asintió mirando ese rostro taciturno, casi carente de emociones y asintió. Ella lo invito a pasar y noto que el piso estaba sucio. No era que esta mujer fuera sucia o floja, es que era demasiado brillante. Orochi la recuerda desmayarse después de pasar por varios días sin dormir. Satisfacer su curiosidad o completar un experimento estaban primero.

Orochi negó con la cabeza y le dijo -espero que al menos hayas contratado una nodriza para mi nieto. Porque si lo cuidas, como cuidas tu casa, ni siquiera quiero saber cómo esta-

Por fin la mujer taciturna llamada Mariko mostro una pequeña sonrisa. Para el propio Orochi fue como ver pasar dos veces el mismo cometa y sus ojos siempre calmados se abrieron en una expresión de asombro.

-Él está bien- dijo Mariko con una dulce sonrisa -sígame-

Entonces Mariko lo guio por el pasillo, doblando en un cruce y llevándolo hasta una habitación en el extremo derecho de la casa. En este sector antes estaban las habitaciones del matrimonio, pero como eran ambos, más parecía un vertedero. Sin embargo, Mariko abrió la puerta corredera y dejo ver una habitación de color celeste. Una cuna blanca que jamás te esperarías de ella o de su hijo y que incluso sorprendió al viejo Orochi. Una vez que Ororchi camino hasta la cuna vio a un pequeño bebé de tes blanca de unos meses de edad. Estaba durmiendo en calma. Orochi asintió al solo verlo y sintió que algo cálido caía por sus mejillas. Se paso los dedos revisando que era y se dio cuenta que fueron sus propias lágrimas.

Mariko no dijo mucho, Orochi era un padre y sobre todo un maestro para ella. Él fue su mentor, el padre de su esposo y el abuelo de su hijo. Ella nunca lo demostraba, pero para ella era muy importante saber que él estaba conforme con la situación. Fría le decían otras personas y lo más probable es que si no se hubiera criado con su marido estudiando juntos, jamás él habría sabido que sentía ella por él. El hecho es que la lágrima de Orochi le dio un alivio en su corazón. Ella lo conocía desde hace demasiados años y sabía que nunca se emocionaba a ese nivel. <Las serpientes también pueden llorar, pensó. Ojalá no se coma a su nieto> ella sonrió de la absurda broma que hizo en su mente.

-Maestro debería tomar a Orochimaru- dijo Mariko, se acercó a la cuna y tomó al niño con cuidado. Después lo condujo hasta el anciano y se lo acerco. No obstante, Orochi tuvo miedo de tomarlo, lo encontró tan pequeño y delicado que casi le da un susto. Negó con su cabeza y con manos temblorosas lo sostuvo.

-Orochimaru ¿Eh?- pregunto el anciano con voz temblorosa

-Para Tatsumaru y para mí, tú eres lo más grande en nuestra vida. Sin ti no seríamos lo que somos hoy. Gracias por criar a un hijo tan inteligente y recoger a una niña defectuosa como yo-

El viejo Orochi junto sus labios formando una línea al mismo tiempo que le temblaban, derramo lágrimas una tras otra y asintió mientras sujetaba a su nieto. Era suyo sin lugar a duda, tenía la piel tan blanca como él. Era un descendiente de las serpientes, pensó. Entonces se limpió las lágrimas en un gesto brusco y le dijo con su voz susurrante -gracias-

-De nada, maestro-

Después de sostener a su nieto durante un tiempo, Orochi devolvió al bebé, se despidió de Mariko y se fue sin esperar a su hijo. Era temprano y según lo que dijo Mariko, su hijo tenía turno de noche en el hospital de Konoha. Así que debería haber estado por volver en unas pocas horas. No obstante, el viejo le dijo que no había problema, podía volver a venir en otro momento.

El caso es que, Orochi se sintió confundido durante un par de horas y camino por las calles de Konoha. No miraba nada en particular, solo admirando el desarrollo de las casas, la alegría en el rostro de los niños y la paz que se respiraba en el aire. ¿Lo logro? Se pregunto Orochi. Entonces se sentó sobre una piedra y miró por la calle a la distancia. Entonces sí supo que lo logro. Hashirama Senju había logrado lo imposible, incluso su hijo que debería estar obligado a ser un shinobi, podía ser un médico. No había necesidad de seguir sacrificando a más descendiente para tener un pedacito de espacio en este mundo. Entonces el anciano Orochi lloro, pensando que habían hecho algo bien. Él y otros viejos inútiles habían hecho algo bien en su maldita vida. Ya no tendrían que solo llevar en sus conciencias la muerte de sus familiares y miembros del clan. Ahora podían morir pensando que su vida no fue un desperdicio llamado shinobi.

Después de calmar su llanto, Orochi se levantó de la piedra con un ánimo renovado y recordó que aún no podía morir. Le quedaba un último retoño por cultivar. A lo mejor, estaba creando una amenaza para el mundo, como decía Tobirama, pero quería apostar. El mundo estaba lleno de posibilidades, y si un muchacho tonto como Hashirama pudo lograr crear este lugar, ni siquiera se quería imaginar lo que haría Kain. Así que se puso en marcha una vez más y camino con dirección a su casa. Kain iba a ir a estudiar al día siguiente y Orochi quería enseñarle varias cosas. Era una buena edad, pensó, el niño era como una esponja. Absorbía todos sus conocimientos como si fuera de lo más natural. Sin duda era especial.

Sin embargo, todo su buen ánimo se echó a perder gracias a la intromisión de algunos shinobis en su camino. Eran dos, ambos flacos, pertenecientes a una rama de menor fuerza del anterior clan Senju. No destacaban en nada, no eran fuertes en nada, pero eran leales como ellos solos. Hashirama les dio su libertad, pero al ser pequeños shinobis, no hallaron nada mejor que encadenarse a otro Senju, en este caso, Tobirama.

-¿Qué necesitan?- pregunto el viejo Orochi indiferente

El de la derecha, vestido como la mayoría de los shinobis, con ropa de combate y chaqueta con bordado Uzumaki en la espalda, le dijo tono autoritario -Tobirama-sama te envía una carta-

-Dile que no recibiré más de sus cartas- dijo Orochi negando con la cabeza

-Anciano- dijo el shinobi de la izquierda -eres Senju ¿Acaso se te ha olvidado?-

El viejo lo miró indignado y le dijo en un fuerte tono -yo fui Senju antes de que tu nacieras ¡cállate, sin respeto! –

-En ese caso ¿Por qué?-

-Porque la cabeza del clan ya dijo que se disolvió el clan y sus órdenes son incuestionables. Lo que haga de ahora en adelante es cosa mía. Además, si le debiera obediencia a alguien, ese sería Hashirama Senju, no a su hermano menor-

Los dos shinobis quedaron congelados al escuchar sus palabras. En el fondo tenía razón, pero sin una razón de ser ¿De que servía un shinobi? No obstante, dejaron pasar a Orochi y no le siguieron insistiendo.

El viejo Orochi camino vigilando si lo estaban siguiendo, pero para su agrado, no lo siguieron. Sin embargo, podía notar como varios shinobis repartidos a lo largo de la aldea lo observaban. Orochi frunció el ceño al pensar en lo paranoico que era el mocoso Senju. Tobirama siempre había sido así, como shinobi excelente, pero como ser humano un fracaso. Dudaba de todos, vigilaba a todos, incluso a su padre y a su hermano al pasar los años. Orochi lo conoció desde pequeño, niño taciturno y poco hablador, cortante e indiferente; Todo lo opuesto a Hashirama.

Orochi se detuvo en una esquina del centro de la ciudad y tomo una profunda respiración. Se estaba poniendo viejo, pensó, ya que el simple hecho de ser espiado lo había alterado. Podía sentir como su corazón latía con fuerza y su frente estaba traspirada. Saco un pañuelo del interior de su kimono y se limpió la frente. Entonces tomo una profunda respiración y siguió caminando para cruzar la avenida y seguir avanzado hasta su casa. Reviso la reja de madera, los alrededores del patio y asintió seguro. Todas sus serpientes estaban ocultas entre el pasto verde y las flores. Ninguna parecía alterada mientras asomaban sus ojos obsidiana por entre medio de la vegetación. Siseaban como diciéndole que estaban bien y esperando su comida. Orochi miró al techo de su casa y los techos de las casas vecinas. A tres casas pudo sentir la presencia del chakra de una persona, pero dentro de todo era razonable. Tobirama era insistente, siempre lo fue, pero entendía cuando mantener la distancia.

Orochi entro a su casa y fue a buscar en las jaulas donde tenía a los ratones. Antes de abrir las rejas, soltó un breve silbido largo y suave por unos segundos. Al instante siguiente los ratones se pusieron tiesos como si estuvieran muertos y Orochi abrió la reja para irlos recogiendo uno a uno. Después los echo en un cubo de madera y una vez que lleno cuatro del mismo tamaño, los cargo con sus manos, tensando sus músculos al máximo y remarcando sus venas. Cualquiera diría que estaba viejo y débil, pero debajo de ese kimono era puro musculo fuerte y sano. El viejo cargo los cubos hasta el sótano donde tenía a la mayoría de las serpientes y volteó el contenido en el suelo. Al mismo tiempo las serpientes que vivían en pequeños agujeros en las paredes se deslizaron y se acercaron para comer. Orochi los veía y al mismo tiempo pensaba en Tobirama.

La obsesión de ese joven no era buena, pensó. A lo mejor era culpa de todos los viejos Senju que grabaron en su mente el odio hacia los Uchiha. Orochi era igual que ellos al principio, pero los años lo cambiaron y jamás educo a su hijo de esa manera. Por ende, él nunca siguió las enseñanzas del clan y nunca se volvió un shinobi. Tenía las habilidades para luchar, pero prefirió volverse médico, cosa que también fue reconocida al igual que su intelecto. Lo mismo esa niña Mariko, también fue en contra de las enseñanzas del clan. Sin embargo, por haberse negado a ser shinobi, Orochi tuvo que cortar relaciones con ellos por su propia seguridad. Solo una vez que acordaron disolver el clan, se volvieron a hablar. En ese momento Orochi era duro como las piedras, así que no le puso mucha atención a su hijo y a su nuera. Sin embargo, Orochi lo notó. Toda esta tranquilidad lo fue calmando, relajando poco a poco y dándole tiempo para pensar en todo lo que había hecho a lo largo de su vida. Dentro de estos años de paz pensó en suicidarse muchas veces, odiándose y odiando a su propio clan por hacer del mundo un lugar invivible.

-Escoria- murmuro el anciano con sus labios arrugados y envejecidos. Eso era los shinobis dentro de su corazón, escoria que solo buscaba la destrucción del mundo. Gente que, a pesar de poseer el milagro del chakra, lo único que hacían era sembrar destruir y cadáveres a donde fuera que vayan. Ojalá él hubiera sido más sabio y hubiera apoyado muchos años antes a ese niño, Hashirama. De algún modo, lo encontró desorientado, a lo mejor borracho, no lo recuerda a ciencia cierta. Pero vino y lo convenció para apoyarlo. En aquella época Orochi era un hombre que vivía para la guerra, eso era lo único que ocupaba su mente. Lo importante era entrenar, perfeccionar sus técnicas, desarrollar la próxima trampa o fabricar un nuevo veneno. Todo con la intención de servir de la mejor manera a los intereses del clan. Las muertes solo eran una consecuencia de la lucha, era inevitable. Como cuando caminas por un patio y es inevitable pisar a las hormigas.

Orochi negó con su cabeza y recordó bien como fue. Ese día habían ido al campo de batalla y estaban formando hogueras para pasar la noche. Al día siguiente seguirían un largo camino hasta un valle y ahí prepararían una emboscada. Él hizo su propia hoguera para estar solo y tranquilo, pero ese muchacho Hashirama se sentó frente a él.

Orochi sonrió, ya que, en ese momento, Hashirama había dejado de ser un muchacho. Se había casado hace años, ya era líder del clan y su esposa estaba esperando un niño. Al final, decirle muchacho era una vieja costumbre de los viejos que les costaba admitir que el tiempo pasa sin que se den cuenta. El hecho es que Hashirama comentó varias cosas, ninguna relacionada con la lucha, así que el viejo Orochi solo lo escucho sin prestarle mucha atención. Sin embargo, de repente él se quedó callado, entrelazo sus manos y con su rostro iluminado por el fuego de la hoguera, lo miró a los ojos. Orochi nunca se va a olvidar de esa expresión. En sus ojos brillaba un motivo mucho más grande que el clan, el honor o la supervivencia de unos cuantos.

-Viejo Orochi- dijo Hashirama con voz profunda -¿No estas cansado de ver morir a tu gente?-

Orochi solo agacho la mirada en ese momento, pero aún recuerda esas palabras como si retumbaran en su mente "¿No estas cansado de ver morir a tu gente?"

-Por supuesto, muchacho estúpido- respondió Orochi al mismo tiempo que veía a sus serpientes comer. Por eso no le siguió enseñando a Tobirama. También fue su aprendiz cuando era niño, casi tan inteligente como Kain. Una verdadera esponja del conocimiento, pero de intenciones oscuras. Incluso cuando solo era un niño de diez años. Siempre preguntándole formas de realizar experimentos, incluso hasta los que el viejo Orochi miraba con cierta repulsión. Como mejorar sus técnicas, buscar nuevas maneras de matar. Solo recuerda haberle enseñado durante un par de años, hasta cuando ya no pudo tolerar los pensamientos desinhibidos del niño y le dijo al patriarca que no le seguiría enseñando. En aquella época casi lo expulsan del clan por haberse negado a seguir con su tutela, pero de esa manera era mejor. Era preferible vivir en el exilio que saber qué había creado a un monstruo. La última pregunta que le hizo el muchacho todavía le provoca escalofríos en la piel "¿Cómo se puede revivir a los muertos?"

Orochi sabe que Tobirama no dejo esa pregunta sin responder. ¿Qué clase de académico sería si ese fuera el caso? No, él jamás dejaría una pregunta sin responder, pensó. Tobirama tenía mil preguntas y por todas trabajaba para encontrar la respuesta, de una forma tan obsesiva como Mariko o su hijo. Sin embargo, a diferencia de ellos, Tobirama seguiría adelante, sin cuestionarse si saber la respuesta a esa incógnita estaría bien. Lo que importaba, era la respuesta a esa incógnita, era lo único.

Esa misma noche, Orochi tuvo varias pesadillas, unas relacionadas con sus hijos y otras con Tobirama. La preocupación lo embargo y se despertó varias veces en la noche. Sin embargo, como a eso de las cuatro de la mañana pudo dormir.

Al otro día se despertó con alguien golpeando su puerta y gritando "abuelo Orochi, abre la puerta" "Abuelo Orochi". La voz era suave e infantil. Al mismo tiempo, Orochi sintió el suave siseo cerca de su cabeza y al abrir sus parpados vio a la mamba negra que siempre lo acompañaba. Entonces Orochi soltó un gruñido y se sentó en su cama. Seguía escuchando como Kain lo llamaba, golpeando el marco de su puerta de forma insistente y diciendo "abuelo Orochi". Por alguna razón, le hizo gracia y pensó en algo que en algún momento pensó que había superado.

-Ve a decirle que ya voy- le dijo el viejo a la mamba y ella comenzó a reptar con dirección a la puerta. Kain de ningún modo podía entender a las serpientes como Orochi, pero ya lograba discernir cuando alguna estaba enojada o estaba contenta. Así que Orochi supone que captara el mensaje.

El viejo Orochi se tomó un minuto para vestirse y después fue a abrir la puerta. Para su sorpresa, cuando abrió, Kain estaba en cuclillas conversando con la serpiente. Él le hablaba igual que a una persona mientras le acariciaba la cabeza. El viejo Orochi alzo la ceja porque no recordaba cuando esta tipa (la mamba negra) se había vuelto tan dócil.

-¿Qué haces con mi amiga, mocoso?- pregunto el viejo Orochi -no es un perro-

Entonces Kain se puso de pie y se volteó para mirarlo. Orochi pudo ver ese pequeño rostro regordete, de mejillas sonrosadas y esos ojos celestes tan puros que parecían cristal. Entonces formo una sonrisa y de alguna manera, le peino el cabello, en un gesto brusco. Kain entrecerró los ojos, ya que al igual que su tío Hashirama, las manos de Orochi eran muy duras y llenas de callos.

Una vez que el viejo Orochi quito su mano, Kain dijo -te demoraste mucho, abuelo Orochi ¿te sientes mal?-

El viejo negó y le dijo -no me demore tanto, solo pasa que ustedes los jóvenes siempre andan apurados. Ahora ven, hoy tenemos muchas cosas que ver-

Kain lo siguió al mismo tiempo que la mamba lo seguía en fila. Entonces una vez que entraron todos, cerraron la puerta y se dirigieron a la sala de estudios. En el pasillo el viejo Orochi vio que Kain se acariciaba los brazos o se refregaba las manos.

A mitad del pasillo se detuvo el viejo Orochi y Kain en consecuencia. El viejo Orochi se volteó y se puso en cuclillas, tendiendo su mano derecha -déjame ver tus manos- dijo

Kain se acercó y le mostro sus manos. El viejo Orochi le miró las manos asintiendo a algo y después le subió las mangas del kimono para ver todos los moretones -¿Estuviste peleando con un Hyuga?- pregunto. Kain asintió y Orochi continuo -¿Qué edad tenía?-

-Siete, creo- respondió Kain

-Demasiado imprudente para ser un mocoso. No puedo decir que lo hizo con malas intenciones, a lo mejor, solo lleva un año o dos entrenando ¿Estaban peleando en serio?-

Kain negó con la cabeza y le dijo -él solo quería demostrarme que era fuerte-

-Joven y estúpido- replico el viejo Orochi, soltó un suspiro y puso sus callosas palmas sobre las manos de Kain. Este sintió como Orochi le transmitía energía y después sus músculos se contraían, haciéndolo doler.

-Duele un montón- dijo Kain cerrando los ojos y frunciendo la nariz

-Por supuesto, mocoso, otro chakra contamino tus puntos de chakra. Eso es peligroso. Ahora te estoy ayudando a liberar esos puntos de chakra. Por otro lado, ten cuidado cuando alguien luche con el puño suave-

-¿Cómo es eso, abuelo Orochi?-

Orochi siguió aplicando chakra para expulsar el chakra del otro niño y le dijo -El puño suave es una técnica creada por todos los Hyuga. Se creo para bloquear los puntos de chakra de los enemigos. Una vez que bloquean todos los puntos, te mueres. Así de sencillo. Ahora dime ¿Quién los detuvo?-

-La tía Mito-

-Esa mocosa sabe algo, que bueno que interfirió. Pero no te puedes fiar de ella como te habrás dado cuenta, los Uzumaki son de mente simple-

-Si la maestra te escuchara se enojaría-

Orochi soltó una risita pocas veces escuchada -por eso tienes que guardar estas palabras en tu corazón- dijo.

Kain asintió y una vez que terminaron de limpiar sus puntos de chakra, sintió que todo su cuerpo aliviado -¿Cómo haces eso?- pregunto

Orochi comenzó a caminar por el pasillo y Kain lo siguió. El viejo lo miró de soslayo, con las manos en la espalda y un poco jorobado -¿canalizar mi chakra en mis puntos de chakra o sacar la contaminación de chakra?-

-Ambas cosas- dijo Kain

-Jejejeje, eso solo se logra con los años y con un gran control. Es algo que aprendí de mis combates con los Hyuga hace muchos años. Cuando todos éramos rivales en el campo de batalla-

-El abuelo Orochi debería hablar de esas cosas, podría enseñarme algo-

-Mocoso- dijo Orochi plantándose frente a la puerta de la habitación de estudio -no me siento orgulloso de esas cosas. El conocimiento está bien, pero decirte cuanto mate…sencillamente no me siento motivado-

En ese momento Orochi miraba el papel de los cuadritos en la puerta corredera, sin prestar mucha atención a Kain y escuchando el grito agónico de todos los que mato. Cerró los ojos, avergonzado de su poca conciencia y negó con su cabeza.

-Lo hecho, hecho esta- dijo Kain a sus espaldas con una voz decidida, casi tan profunda como la de Hashirama, la cual sorprendió al viejo Orochi. Este abrió los ojos incrédulos y volteó su rostro para mirarlo de soslayo. Entonces notó que la mirada de Kain era profunda y fría, como quien mira al abismo y no se asusta de su oscuridad insondable. Como la mirada del que sabe que es lo que hay más allá de la muerte -solo podemos vivir con nuestros pecados y tratar de enmendar nuestros caminos. La lamentación no ayuda a nadie-

El viejo Orochi tomo una profunda respiración y asintió cerrando los ojos. Después se dio la vuelta y antes de abrir la puerta corredera, dijo -Kain, tenemos mucho que estudiar, ven más seguido-

-Sí, abuelo Orochi- respondió Kain volviendo hablar como el niño que era

-Nada de abuelo Orochi, mocoso insolente. Maestro, así se dice-

-Sí, maestro- respondió Kain

El viejo Orochi lo condujo al interior de la habitación y comenzó a explicarle de las serpientes. De los venenos, de sus vivencias y de sus artes. De ningún modo un día sería suficiente y cuando llego la tarde, Kain y Orochi ni siquiera habían comido el almuerzo de tan concentrados que estaban. En ese momento vino Mito a buscarlo y el viejo Orochi le hizo el comentario que lo mandara más seguido. Un día a la semana no sería suficiente.

Mito tomo a Kain en sus brazos para cargarlo como una mascota y le pregunto -¿Y eso porque?-

-El niño es inteligente- dijo Orochi -necesita saber, necesita aprender-

-¿Pensé que ser inteligente no bastaba para que le quisieras enseñar a alguien?-

-¿Niña, tu padre nunca te enseño a no cuestionar a tus mayores?-

Mito hizo una sonrisa que no lo era y solo se dio la vuelta para irse. Kain cargado sobre sus brazos y apoyando su barbilla en el hombro izquierdo de Mito, movió su mano en señal de despedida. A lo que el anciano hizo una escueta sonrisa y movió su mano. No obstante, su buena voluntad se vio apagada por una presencia indeseable en una esquina del jardín frontal. Una vez que Mito y Kain estuvieron a unos diez metros de la casa del viejo Orochi, él se asomó.

-Es extraño ver al maestro sonreír- dijo una voz fría y apática

-Lo mismo podría decir de ti, Tobirama- respondió el viejo Orochi, su rostro se volvió igual de apático que el de Tobirama, al mismo tiempo que las serpientes en su jardín comenzaban a moverse. Todas siseaban como advirtiendo a cualquier movimiento brusco. Tobirama las miró con desdén, pero no hizo nada en especial que las alertara.

En ese momento el cielo estaba naranjo, aún hacía calor, pero corría una brisa fresca. A cada segundo que pasaba el jardín se llenaba de más serpientes, mientras los dos shinobis se miraban el uno al otro, tratando de discernir lo que quería la otra parte.

-Sé que eres un académico- dijo Tobirama mientras se cruzaba de brazos -pero se me hace difícil imaginarte enseñándole a un Uchiha ¿Creo haberte escuchado decir que eran un clan maldito?-

-Parece que no solo estaban malditos, sino que su maldición era contagiosa. Ya que, pasados los años, tú tampoco te has curado de esa locura ¿Aun buscas una razón para odiar?-

-¿Pensé que dijiste que ellos eran los que más amaban?-

Orochi bufo y respondió -amar y odiar, solo hay un paso de un extremo al otro-

Tobirama y el viejo se miraban de manera fría midiendo la intención en los ojos del otro. Sin embargo, Tobirama cerró sus ojos y le hablo en completa calma -esta conversación podría ser interesante, casi filosófica, pero no es mi prioridad en este momento- abrió los ojos y continuo -solo vengo a pedirte que trabajes para mí. Tengo muchas cosas que estudiar y no me da el tiempo. Ni siquiera necesito que hagas los experimentos o estudies lo que no te guste. Mientras me apoyes en ciertas tareas, te daré los recursos que necesites-

-¿Para controlar la vida y la muerte?- pregunto Orochi con cierta aspereza

Tobirama solo hizo un gesto de asentimiento. A lo que el viejo Orochi negó entristecido.

-No- dijo Orochi -busca a otro y como mi antiguo aprendiz te daré un consejo. Puedes dominar tu chakra, la fuerza que ejerces y dominar sobre tu mente. Pero no puedes controlar el futuro. Lo que hagas ahora, perdurara en el tiempo y no sabes las consecuencias que traerás. Deja este camino Tobirama, el control es una cosa, pero tratar de dominar la vida y la muerte, es algo descabellado-

-Siempre pensé que el maestro me entendería-

-Te entiendo, Tobirama, pero tengo mis reservas. Llámalos taboos o limitaciones por las creencias, pero en mi casa siempre me enseñaron a respetar a los muertos. Ellos se quedan en su lado del mundo y nosotros aquí, en esta tierra. No rompas el equilibrio natural de las cosas. Puedes ocasionar un daño irreversible, que más encima, a futuro no estarás para reparar o para responsabilizarte-

-Lo dices como si supieras cuando voy a morir- respondió Tobirama enojado, y como un acto reflejo, las serpientes en el pasto y alrededor del patio, comenzaron a soltar siseos agresivos.

-No lo sé, pero no creo que tu camino te lleve a un buen final. Alguien que no puede confiar ni siquiera en su hermano y mantiene experimentos a sus espaldas, no es alguien de confianza. Lamentó el momento en que te tome como mi estudiante-

Entonces el viejo Orochi soltó un suave siseo que calmo a las serpientes y estas retrocedieron volviendo a sus escondites. Después le dio la espalda a Tobirama y camino de vuelta a su casa sin esperar respuesta a sus palabras.

Por su parte, Tobirama se quedó quito en el patio, esperando y mirando con dirección hacia donde se había dirigido el viejo. Frunció el ceño y negó con su cabeza desilusionado. Este viejo era un hombre sesgado por las antiguas creencias, no entendía que lo que iba a lograr, devolvería todo lo perdido. Incluso si su hermano se desgastaba hasta la muerte usando sus técnicas, lo podrían traer a la vida. Entonces Konoha realmente sería un legado eterno, en donde todo el mal se hubiera consumido o usado como catalizador para traer a los muertos.

-Tobirama-sama- dijo una voz que lo saco de sus pensamientos

Tobirama ni siquiera tuvo que mirar a quien era -¿Qué sucede, Kagami?- pregunto en su usual tono frio

-Ellos se comenzaron a mover-

-Mmm, como esperaba, esto es lo mejor. Kotaro no fue de ninguna utilidad-

-Así es, ese hombre aparte de fallar, después se arrepintió dejando todo a medias-

-No te preocupes, Kagami. Todo sigue igual, nada ha cambiado-

Entonces en un fantasmagórico movimiento, Tobirama se desvaneció del patio del viejo Orochi.