Habían tres personas con una cabello naranja sentadas en el suelo y recostadas sobre un enorme lobo. Los tres miraban a un hombre de cabellera blanca que tiraba de un enorme mecanismo para arar con más facilidad la tierra. De los tres que lo observaban dos eran muy jóvenes, no tenían más de cinco años. Un niño y una niña, ambos sacaron el cabello y piel de su madre, de su padre solo los ojos. Cuando su padre se dispuso a tirar del mecanismo, llevaba una camisa vieja, un pantalón y unas botas. La niña estaba sorprendida y el niño miro emocionado como su padre podía mover semejante mecanismo.
El joven, llamado Charles, miro a su madre y ella le dio una agradable sonrisa. Con un suave toque de sus labios, la madre beso la cabeza de su hijo y le pregunto -¿Qué pasa Charles?-
-Mamá- dijo el pequeño Charles -¿Por qué papá es tan fuerte?-
-Porque hace mucho ejercicio-
La niña, llamada Magdalena, miro a su madre y dejo caer el bucle infinito en medio de la conversación -¿Por qué?-
-¿Por qué, qué?- pregunto Carmen
-¿Porque hace ejercicio?-
-Para ser más fuerte-
-¿Por qué quiere ser más fuerte?-
-Para poder defenderse de las cosas peligrosas-
-¿Porque…-
Así siguió medía hora de preguntas y respuestas. Charles se aburrió y siguió mirando a su padre cómo trabajaba la tierra. Desde que tiene memoria siempre lo ha visto hacer lo mismo, pero nunca se deja de maravillar como lo logra hacer. Cuando su padre había terminado de arar el veinte por ciento del campo le dio sueño, se acomodó en el peludo cuerpo de Oso y se durmió.
Tytos paro de tirar del artefacto y le hizo algunas señales a Carmen para que viera a Charles, estaba durmiendo con el cuello doblado. Carmen asintió y lo acomodo en sus brazos. Magdalena sintió el sueño de su hermano y compartió el otro lado de su madre. Los gemelos se durmieron y Carmen los llevo a la casa. Una pequeña mansión de dos pisos, hecha de madera, en dónde ella y Tytos habían alcanzado su sueño de tener una familia.
Habían pasado varios años, por lo menos seis desde que se instalaron en esta tierra. Carmen con su simpatía y buena voluntad supo ganarse la amistad de los hobbit, pero aun hoy en día no podían dejar de temerle al gigante de cabello blanco. Solo un pequeño hobbit, de extravagante comportamiento, se acercaba de vez en cuando y conversaba con Tytos. Al muchacho (si es que se le puede llamar así) le gustaba escuchar las historias de Tytos. Sobre todo de sus combates, cuando fue al hielo y de cómo fue vivir en la costa.
Cuando Tytos termino de pasar el enorme mecanismo para arar la tierra, camino hasta la casa y tomo un poco de agua. Carmen al verlo en la cocina lo regaño, había dejado todo el piso lleno de tierra. Pero Tytos no se lo tomo en serio como siempre y la tomo por las caderas, le planto un beso y Carmen se derritió en sus brazos. Sus pequeños hijos los miraban desde el dintel de la puerta y se reían. Carmen se enojo y le dijo a Tytos que no podía entrar en la casa hasta que se limpiara, los niños lo quisieron seguir, pero él los detuvo. Ellos agacharon la mirada y lo volvieron a mirar, su debilidad se hizo latente y Tytos los tomo en sus brazos. Juntos los "tres" trabajaron la tierra y cuándo Magdalena y Charles volvieron a la casa, Tytos se llevo un gran reto por permitir que los niños se ensuciaran con barro.
El día paso, la noche llego y mientras los niños dormían, Tytos hacía todo lo posible por reconciliarse con su amada. Fue una noche muy bulliciosa. Después de hacer las pases. Tytos miro al techo, no tenía la necesidad de dormir y solo lo hacía por capricho. Carmen a su lado lo miro por un tiempo y le pregunto.
-Tytos, ¿te sientes bien?-
Tytos miro Carmen, le acarició el rostro y le respondió -sí, es solo que no me gusta que vayas a Bolsón Cerrado. La energía alrededor de Bilbo se vuelve cada día más fuerte. Su alma se debilita y algo siniestro al parecer lo manipula, ten cuidado-
-No te preocupes, tendré cuidado-
Tytos asintió y atrajo el cuerpo de Carmen para que esta durmiera. Llevaban nueve años durmiendo de esta manera, era muy tarde para cambiar algunos hábitos. Ella toco el pecho de Tytos y se durmió en muy poco tiempo, pero él no pudo dormir tan plácidamente. Esa energía oscura trataba de comunicarse con algo, era una especie de artefacto y su dueño no era ni por asomo alguien respetable por haber hecho tal cosa.
-o-
Hoy era un día brillante de primavera y un hobbit caminaba por un sendero, tarareando una cancioncilla, en un tono alegre que auguraba a un gran evento. Pronto sería el cumpleaños de su tío, sería un gran evento de enormes proporciones. Como siempre, se juntarían todas las familias, compartirían una comida y él bebería hasta caer en su cama o en una esquina del campo. Sin embargo ahora estaba todo lo aburrido, no está su amigo el viejo mago, y mucha gente lo molestaba a cada instante preguntándole por su tío. Incluso su mismo tío no contaba nada ¿Por qué sabría él algo?, ridículo, una sorpresa o un chiste explicado, no tenían gracia. Así que para poder evitar todas las molestias innecesarias, se fue a ver a su enorme amigo.
Camino otro tanto por el campo, no más de media hora y alguien lo vino a buscar. Un enorme lobo, tan grande como una montaña. Ladro unas par de veces y se paró sobre sus patas traseras. Frodo, el hobbit, mostró una gran sonrisa y como siempre abrazo al lobo. Era un gran amigo, muy divertido y juguetón, su pelaje era un lugar agradable, sobre todo en invierno. Después de compartir un abrazo, Frodo le rasco el cuello y el lobo agito su pata en el suelo, como quien golpea repetidamente un tambor. Era divertido, Frodo se apartó y le pregunto -¿me llevas?-. El lobo soltó un sonoro ladrido y se agacho mientras su cola se movía de lado a lado. Frodo lo escalo y se subió al lomo, el lobo espero a que se acomodara y cuando Frodo le palmeo la espalda, comenzó a correr. Para Frodo era emocionante, los ponías nunca se moverían a tal velocidad.
Cuando el lobo corrió y salió del bosque, dio paso a un gran campo, por lo menos diez veces lo que podía hacer un hobbit trabajado con la ayuda de todos sus animales. El lobo corrió adonde estaban un hombre, alto, de cabellos blancos y ojos del color del cielo. A sus lados habían dos pequeños niños, con un sombrero de paja cada uno y un morral en dónde guardaban las semillas. Los pequeños colocaban las semillas en la tierra y el hombre revisaba como lo hacían, corregía a los niños y los instruía con una sonrisa estúpida en su cara.
El lobo bajo su velocidad y los niños se alegraron al ver a su peludo amigo. Se acercaron y toda su faena se fue de paseo.
Magdalena casi se tropieza y Charles la tomo de la mano, juntos corrieron por el campo hasta alcanzar al lobo y le abrazaron las patas. Les encantaba el tacto peludo de oso. Tytos camino detrás de ellos con una sonrisa, mientras negaba, sus dos pequeños jornales no avanzarían con este nivel de concentración. Levanto su mano y saludo a Frodo.
-¿Qué pasa Frodo, muy aburrido?- pregunto Tytos
Frodo soltó un risita y se bajó de un salto. Casi se cayó de espalda, pero no paso, después de recobrar su equilibrio, Frodo camino hasta alcanzar a Tytos.
-No mucho- respondió Frodo -pero como están preparando el cumpleaños de mi tío, se ha vuelto algo molesto estar rodeado de gente curiosa-
Tytos le iba a decir algo a Frodo, pero Charles lo interrumpió -papá ¿podemos jugar con Osito?-.
Tytos soltó un suspiro y les quito los morrales, les limpio las manos y dijo -no hay problemas Charles, pero tienes que cuidar de tu hermana ¿está bien?-. Charles asintió y tomando la mano de su hermana, se subió sobre el lomo del lobo huargo. Los tres se fueron y solo quedo el hombre y el hobbit.
Tytos miraba cómo los tres revoltosos se fueron y negó con su cabeza, eran muy pequeños todavía. Luego le dirigió una mirada a Frodo y le pregunto -¿a que vienes?-.
El hobbit vio al enorme hombre, estaba sucio a diferencia de él y pensó que su vida de hobbit era muy cómoda. Recolecto sus pensamientos y le dijo en un tono jocoso -¿no sabía que te gustaba jugar con barro?-
-No me gusta, pero los dos bribones que tengo se ensucian mucho y me ensucian de paso-
Frodo miro sus pies y se dio cuenta de que el suelo blando no lo ayudo y él también se embarro un poco. Miro a su amigo y le dijo -¿bebamos algo?- mientras se pasaba el empeine de los pies por los pantalones tratando de limpiarse.
Tytos soltó una sonrisa, este muchacho, Frodo, era demasiado relajado, de buen carácter y amigable. Los otros hobbit lo miraban con miedo, pero este pequeño hobbit lo buscaba como quien busca a un amigo de toda la vida.
-¿Hoy no andas con Sam?- pregunto Tytos mientras lo invitaba a su casa.
Frodo lo siguió y le dijo -está trabajando en el jardín. Oye ¿has sabido algo de Gandalf?-
-No he sabido nada del anciano- soltó un suspiro -Carmen está preocupada por él, siempre viene en esta época-
Frodo siguió caminando mientras trataba de evitar las pozas de barro -debería venir al cumpleaños de mi tío. Nunca se lo pierde-. Tytos asintió y cuando llegaron a la casa se pillaron con el ceño fruncido de Carmen. Ella se ganó en el dintel de la puerta y su mirada les dijo todo, pero igual les advirtió -más les vale que no ensucian, o los haré limpiar con la lengua-. Frodo y Tytos se miraron y se fueron al jardín trasero. No valía la pena arriesgarse a ganar la ira de esta mujer.
-Amigo, como siempre tu mujer da mucho miedo-
Tytos soltó una risita y le contesto tratando de recordar algo -¿cómo era que decía?…a sí "las mujeres con un carácter fuerte son cómo un buen licor. Sabes que te van a dejar en el suelo, pero aun así las sigues buscando"-. Frodo lo quedo mirando raro, pero Tytos soltó una carcajada y le dijo -cuando conozcas a la que te robe el alma, lo entenderás-
Una vez que llegaron al patio trasero, se sentaron a la sombra de los árboles y compartieron un par de tragos. Tytos le pregunto -¿Cómo esta tu tío?-
Frodo lo pensó un poco y le dijo -no lo sé, por lo general es muy amable, pero hay días donde no se le puede hablar. A veces me da la impresión de que está enfermo-
Tytos asintió, termino de un trago su vaso y le advirtió -ten cuidado Frodo, yo soy guerrero y puedo sentir las energías. Tu tío tiene algo-
Frodo miro a Tytos, su rostro era serió, pero se acordó de lo que paso una vez. El lobo huargo lo fue a dejar una vez a su casa, su tío salió a recibirlo y su peludo amigo le gruño. Bilbo retrocedió y Frodo le palmeo la cabeza al lobo para que se calmara. Cuando se bajo, el lobo lo espero y se fue solo cuando Bilbo se metió a la casa. Como si el hobbit fuera una criatura a la que había que vigilar.
Frodo tomo su ultimo trago y le dijo -puede ser, si pasa algo te lo contare-
Después de una hora de conversación, el hobbit se fue medio mareado, camino un poco preocupado a su casa. Sin embargo cuándo iba a cruzar una carretera tuvo una sorpresa. Una muy agradable, su amigo el mago, había vuelto.
-o-
En la noche, después de compartir una agradable comida, el viejo mago llevo a dos niños a su cama. Carmen y Tytos lo miraban, mientras el anciano con una jocosa sonrisa dejaba a los pequeños en la cama. Carmen se acercó y le dijo que ella se ocuparía del resto. Gandalf asintió y no emitió ningún sonido, lo niños estaban durmiendo con una paz que solo los infantes pueden lograr.
Tytos le dio una mirada sería a Gandalf y este ultimo supo que algo había pasado. Tytos y Gandalf caminaron hasta el patio trasero. Tytos saco una botella de vino, mientras el mago sacaba algo de tabaco y ambos compartieron.
Gandalf prendió su pipa y le pregunto -¿Qué pasa muchacho?-
Tytos dio un leve sorbo, degustando como estaba el licor y una vez que estuvo claro de su sabor, le dijo -algo está pasando con Bilbo ¿no sé si te has dado cuenta?-. Gandalf asintió y Tytos continuo -la energía que emite de su cuerpo, no es buena. Es algo que solo una personas de perverso corazón, después de matar a muchas personas, puede lograr emitir-.
Gandalf lo vio, estaba serio, pero no lo refuto. Hace un tiempo que encuentra a su amigo un poco raro y muy esquivo. Al final soltó un suspiro y trato de no seguir la conversación. Después de compartir tabaco y vino, se fue a una casa que le había facilitado Bilbo y dejo a la familia.
Tytos miro disconforme cómo Gandalf. El anciano no quería enfrentar la situación. A lo ojos de Tytos, Gandalf era un ingenuo. Cuando el problema explote, lo golpeara muy fuerte.
Carmen abrazo por la espalda a Tytos y le pregunto -¿Por qué estas tan molesto?-
Tytos tomo una de las manos de Carmen y las beso. No dijo nada, solo estuvo en el patio con Carmen hasta bien entrada la noche. Compartió vino y tabaco. Fumaron y bebieron del mismo vaso y pipa, como lo habían hecho muchas veces. Compartieron caricias y besos hasta que los niños se despertaron y los fueron a ver.
Charles, caminaba medio dormido por el pasillo y Magdalena lo seguía agarrada del pijama para no quedarse sola en la habitación. Carmen apareció en el pasillo y llevo a Charles al baño, Tytos por su parte tomo a Magdalena y esta última se durmió en sus brazos. Su cabello era precioso igual que el de su madre y a Tytos le gustaba jugar con sus risos. La niña dormía con una sonrisa, pronto la saliva baño el hombro de Tytos y este último sonrió como un padre idiota.
-o-
Habían pasado varios días desde el cumpleaños de Bilbo y la comarca había vuelto a su curso normal. La familia de Tytos seguía creciendo y en una noche tranquila, él y Carmen, estaban bañando a sus hijos.
-Toma Carmen, aquí hay una toalla- dijo Tytos
Carmen recibió la toalla de Tytos y seco a Magdalena mientras Tytos tomaba otra toalla y secaba a Charles. Cuando los niños estuvieron secos y en sus camas, comenzaron a saltar. Tytos los miraba con una sonrisa hasta que ellos se ganaron cerca del borde de la cama y casi se cae uno. Carmen volvió con las ropas de los niños y encontró a Charles y Magdalena flotando. Ambos niños se reían, Tytos los movió un poco de arriba abajo y soltaron un pequeño grito que lo divirtió un poco, hasta que Carmen lo pellizco y le advirtió.
-No trates a mis hijos como cosas-
Tytos se sobo el vientre y coloco a los niños en la cama, estos a su vez, dejaron escapar un pequeño sonido de decepción. A pesar de lo que dijera su madre, para ellos era muy divertido la sensación de "volar". Carmen primero les coloco el pijama y después les contaron un par de aventuras para que se durmieron.
Al salir de la habitación, Tytos le dio un pequeño beso a Carmen y le dijo -voy y vuelvo-
Carmen lo miro a los ojos y pensó en todo el tiempo que lleva Tytos saliendo de vez en cuando a limpiar a sus desagradables "visitantes". Al final Carmen soltó un exhalación y se quejó consigo misma por ser muy blanda. Si solo no hubiera hecho esa promesa con el abuelo. Tytos poso su mano sobre la de ella y compartieron un beso muy apasionado. Al final él le dio una sonrisa y le dijo -no te preocupes, piensa que es por la seguridad de los niños-. Ella asintió y lo fue a despedir a la puerta.
Cuando Tytos salió de la casa el lobo huargo ladro un par de veces, pero Tytos le dio una orden -no puedes ir, quédate y cuida de los niños-. Oso se sentó sobre sus patas traseras y soltó un ultimo ladrido. Tytos camino hasta el establo y saco a un caballo blanco con manchas cafés, ni muy joven ni muy viejo. Monto sobre el corcel y movió su mano despidiéndose de Carmen que lo miraba desde la escalera de que antecedía a la puerta.
-o-
Pasando la Corriente Brillante, mas allá del bosque viejo, Tytos galopo en su caballo. No fue un viaje muy largo, pero lo apartaba de su familia y dentro de todo era una molestia. El viejo se había aprovechado del corazón de Carmen y le hizo prometer que cuidaría que ninguna alimaña llegara a la Comarca. Al final Tytos no quiso dejar que se arriesgara y él tomo la tarea. Ella lo mira con un poco de pesar a veces, pero Tytos jamás la dejaría que peleara a menos que fuera necesario. Esta vida se ha vuelto preciosa y jamás soportaría que por un descuido la perdiera.
Tytos siguió galopando y cerca de una colina encontró un grupo de treinta orcos corriendo a toda máquina. Tenían un olor apestoso y cada vez que el caballo los olía se volvía inquieto. Tytos puso las riendas firmes y trato de calmar al caballo. Al final se aburrió y se bajó del animal. Este caballo, al igual que otras veces, no serviría para el combate. Tytos camino unos cinco minutos e intercepto a los orcos. Uno de los orcos dijo algo a sus compañeros y estos sacaron sus espadas. Tytos tuvo el deseo de matarlos en ese instante. Su espadas eran trozos de metal fundido malamente templado. Su espíritu de herrero afloro y sintió una picazón en su cuello, al final se calmó y dijo en un susurro -lo que sea- y después alzo la voz -¿qué hacen aquí?-
Los orcos lo miraron extraño. Por lo general los atacarían sin pestañear, pero este humano estaba en calma y solo. De repente sospecharon de una emboscada. Pero en medio de la planicie no se veía nadie. Uno de los orcos paso por sobre los otros, tenía un contextura maciza y más alta que los otros. El orco se paró sin miedo y le dijo -buscamos algo humano, ayúdanos y te recompensaremos-
Tytos levanto el ceño, por lo general estos tipos no eran tan diplomáticos ¿Qué estaba pasando aquí? Se pregunto. Al final frunció la nariz y les dijo -no pueden pasar más allá de este punto. Váyanse o morirán-
El orco no se lo tomo a bien y fue el primero en lanzarse contra Tytos. Murió cortado por la mitad. Nadie noto el movimiento de la espada, pero lo que sí era claro es que su compañero al momento de acercarse al humano, murió partido en dos. Varios orcos quisieron retroceder, pero el orco que hablo principio gruño y los demás lo siguieron a su muerte. Uno tras otro atacaron a Tytos y todos morían destrozados como si fueran cortados por una gran espada. Al final, el último de los orcos en pie quiso correr y Tytos salto sobre su espalda, aplastándolo contra el suelo. Tytos lo afirmo con el pie y el orco movía sus brazos y piernas como una cucaracha que quería escapar. Tytos apretó sus labios por un tiempo y pensó en si lo debería matar. Al final no le dio más vuelta al asunto y le corto la cabeza.
Los primeros rayos del sol se asomaron y Tytos veía una enorme hoguera con varios cuerpos arder. Al final todo fue muy fácil y la gran molestia era tener que cabalgar hasta el sector. Lo que le molesto es que con el tiempo estas pequeñas excursiones se habían hecho más frecuentes. Cruzo sus brazos y siguió contemplando el fuego mientras pensaba en sus experiencias anteriores. Al principió los orcos venían de a uno o dos. Eran una pequeña molestia y dentro de todo no había mucha perdida, más allá de uno que otro granjero qué tenía que pelear para poder echarlos de su tierra. Eso fue hace cuatro años, ahora venían en pequeñas hordas que si no se controlaban de manera eficiente, destruirían varias pequeñas aldeas del sector.
Al final Tytos soltó un pequeño suspiro y se fue, dejando los cuerpos calcinándose al fuego. Llamo al cobarde caballo y este llego trotando, agachaba la cabeza como si se disculpara y Tytos soltó una pequeña carcajada. Subió a su caballo y se fue a casa. Por lo menos en varios kilómetros no se sentían mas molestas presencias, solo Bilbo.
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Carmen salió a recibirlo, lo mas probable es que no durmió en toda la noche. Tytos bajo de su caballo y compartió un beso mientras iban a la caballeriza. Ella lo acompaño y después de que entraron a la casa, le dio algo de comer y le dijo que durmiera, pero Tytos negó y le dijo que fuera ella a dormir. Tenía unas terribles ojeras. Seguramente se quedo practicando la alquimia que le había enseñado.
Carmen se fue a dormir y Tytos se quedo en la cocina tomando té, miraba el campo desde la ventana hasta que soltó una pequeña sonrisa. Subió al segundo piso y fue al cuarto de sus hijos. Apenas abrió la puerta los vio tratando de vestirse, llevaban su ropa para trabajar. Tytos entro a la habitación y les dijo que se mantuvieran en silenció, que su madre estaba durmiendo. Ambos asintieron y bajaron al primer piso en los brazos de su padre.
Después de desayunar, Tytos les coloco a cada uno su morral y su sombrero de paja, para que se cuidaran del sol y camino con ellos de la mano. De repente Magdalena encontró algo y pregunto -¿Qué es eso papá?-.
Tytos se puso en cuclillas y le dijo -esto es un brote, es una pequeña planta que aún no crece- Magdalena se arrodillo y la miro desde muy cerca, la encontró pequeña y la acaricio, cosa que Tytos lo encontró muy lindo. Al final siguieron caminando por el campo y cuando llegaron al sector sin sembrar, se pusieron los tres a trabajar.
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Era la hora del almuerzo y Tytos llevo a sus hijos a la casa. Se olía algo agradable en el aire, Carmen debería haberse levantado y puesto a cocinar. Tytos se saco las botas y ayudo a los niños a hacer lo mismo, los tres llegaron a la cocina y fueron recibidos por la hermosa sonrisa de Carmen.
Tytos dejo a los niños en sus sillas y le pregunto -¿Cómo te sientes?-
Mientras Carmen revolvía la olla, le dijo -mejor, fue un sueño reparador. Mas tarde quiero enseñarte algo-
-La alquimia cierto- Tytos se acercó por detrás y la abrazo
Ella soltó una sonrisa de satisfacción y le respondió -aja-. Esa sonrisa se ganó el amor de Tytos quién le robo un beso, ella se ruborizo, pero siguió revolviendo la olla. Cuando almorzaron los cuatro, Charles y Magdalena tuvieron sueño y los llevaron a dormir. Una vez que los dejaron en su habitación, Carmen y Tytos se fueron a una bodega, en donde guardaban todos las medicinas que hacían.
Carmen siempre tuvo un sueño, quería ayudar a las personas. Tytos le enseño un poco de alquimia y cuándo aprendió para qué servía, Carmen se sumergió en ella. Tanto que un día Tytos y ella discutieron porque no le estaba prestando suficiente atención a su familia. Después de eso, Carmen se calmó, pero cuándo Tytos se va a hacer sus rondas, ella se sumerge en la alquimia y ya no para hasta que es el otro día. Quiere crear medicamentos y todo tipo de curas para ayudar a las personas, al menos eso dice ella. Esa es su meta.
Cuando Tytos entro en la bodega, había un espeso olor a hierbas. Miro la pomada que estaba sobre un mesón y se acerco a revisarlo. Carmen lo miro desde atrás, estaba nerviosa, ojalá lo haya hecho bien, pensó. Tytos paso su dedo por la pomada, su textura era buena, de repente se acordó de algo y miro las manos de Carmen, ella las escondió y Tytos estiro su mano como pidiendo algo. Al final ella estiro sus manos y se pudo ver varias pequeñas marcas de cicatrices, Tytos frunció el ceño.
Carmen puso un rostro de disculpa y dijo -lo siento, pero necesitaba probarlo-
Al final Tytos miro hacia otro lado y soltó una exhalación de cansancio. Tomo su anillo y saco una crema, llevo a Carmen a un asiento y le paso una crema que borraría todas las marcas. Cuando Tytos termino, la miro a los ojos y le dijo -está bien que tengas un sueño, no te digo que no lo persigas, pero cuídate. Nuestros hijos te miran-
Carmen asintió y abrazo el cuello de Tytos. Ambos compartieron un acalorado beso y después de un tiempo ella le explico -cuando juntas athelas con aloe y aceite de nueces. Puede hacer una pomada muy buena, no es tan difícil de conseguir y cura las heridas muy rápido. Quizá más rápido que la mejor medicina que hay en la tierra media. Bueno, no es tan buena como tu piel de luna, pero es superior en cuanto a su producción. No es tan difícil de hacer y los materiales no son tan escasos-
Esta era una de las locas invenciones de Carmen, junto con varios elixires que creo. Podían sanar varias enfermedades. Por supuesto, dependiendo de la enfermedad, hacer la medicina tenía sus dificultades. Pero eso no le quitaba mérito a las ingeniosas invenciones que había logrado, al menos a Tytos nunca se le hubieran ocurrido.
-Eres increíble Carmen- dijo Tytos con profunda admiración. Carmen lo miro un poco avergonzada y solo pudo abrazarlo, ambos compartieron este momento. Carmen después de recolectar sus pensamientos le pregunto -tú sabes, todo esto es muy útil y bueno ¿podemos viajar y ayudar a las personas?-
Tytos se quedó congelado, después de suspirar respondió -nuestros hijos están muy pequeños, esperemos a que crezcan-
Carmen soltó una risita -por supuesto que ahora no. Cuando nuestros hijos se hayan ido de la casa, vamos en un viaje. Como en los viejos tiempos, solos los dos-.
Tytos sonrió y cerraron este compromiso con un beso.