Finalmente, Iván y yo llegamos a la cueva de la luna y no puedo creer que fuera el mismo lugar donde Kiran y yo entrenábamos. Intenté no dejar que mi sorpresa se notara mientras nos acercábamos al claro de la cueva con la enorme cascada. Iván bajó del caballo y me ayudó a bajar antes de atar a Máximo a un árbol cercano.
—Estamos aquí —Iván anunció y yo miré a mi alrededor fingiendo sorpresa.
—Sí, estamos —estuve de acuerdo antes de girar para mirar a Iván con una sonrisa en su rostro—. Entonces, ¿este es el lugar donde el alfa y Luna se aparean? ¿Aquí en los bosques, sin nadie que los moleste y para que ustedes griten su liberación para que la diosa de la luna lo escuche? —le pregunté acercándome a él y balanceando mis caderas mientras envolvía mis manos alrededor de él.
Iván colocó sus manos en mis caderas, atrayéndome hacia él—. Sí, excepto que lo hacemos en la cueva de la luna.
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