—¿Qué?
—¿Está jodidamente loco?
—¿Puedo quemarlo ahora?
Estas fueron las respuestas de mis amigos al trato de Darius. No parecía molesto por las amenazas de mis amigos. Ni siquiera parecía alterado en absoluto. Simplemente se quedó allí mirándonos con su sonrisa arrogante en su lugar y en realidad me sentí tentada de pedirle a Tag'arkh que borrara esa sonrisa de su cara con sus poderes. Pero en lugar de eso, me obligué a permanecer quieta y tranquila.
—¿Cómo sabemos si aún están vivos? —preguntó Ivan y me volví para mirarme.
Darius arqueó una ceja hacia Ivan. —Vamos, estoy seguro de que puedes escuchar sus pequeños lloriqueos.
¡Tenía razón! Incluso podía escucharlos llorar ahora y mi corazón se estremeció por ellos. Di un paso adelante. —¿Sabes qué? ¿Qué tal si te doy una oferta mejor?
—Ahora me has dejado curioso, su alteza, por favor continúe. —Dijo Darius inclinándose con un ademán exagerado.
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