Al rugido de ¡Meow!, la pequeña bestia saca las garras translúcidas y afiladas para hundirlas en la pierna del hombre. Los zarpazos se suceden uno tras otro creando un ritmo frenético.
—¡Tranquilo! —grita Lían, intentando calmar al felino.
Sin embargo, el gato se aparta un poco, toma impulso, agita la cola de un lado a otro y muestra los diminutos colmillos.
Una batalla épica.
Aunque no tiene intenciones de causar daño, el hombre lanza unas cuantas patadas al aire para infundir temor.
—Fuera, shu, shu.
El gatito embravecido se impulsa con las patas traseras y pega un salto majestuoso en el aire. Utiliza a su nuevo humano como trampolín y muerde la barbilla de Lían.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Mueve la cabeza por todos lados gritando y soplando, pero la criatura está aferrada con garras y dientes.
Comienza a caminar mientras recibe el ataque continúo, colocando suavemente en la cama al joven que sostiene en los brazos. Al hacerlo, logra desprender a la bola de pelos negros que lo está apaleando.
—¡Perdiste! —dice con una sonrisa, agarrándolo del pelaje de la nuca.
La bestia no se detiene, sigue combinando patadas y manotazos. No se da por vencida. Lían frunce el ceño y regaña:
—¡Basta!
¡Meow! ¡Meow! ¡Meow!
—¡Bien! ¡Cómo no te calmas, te vas!
Lo saca afuera del cuarto y este se queda maullando por un rato mientras araña la puerta.
El sol se está ocultando y los agonizantes destellos se asoman al cuarto. Abre la ventana con cautela para que ingrese un poco de brisa otoñal. Saca una colcha del placar y envuelve a Soichi. Extiende la mano sobre el pálido rostro para acomodar unos mechones de cabello, y las pestañas del joven tiemblan en respuesta al leve roce.
La boca de Lían hace un sutil reflejo. Incluso con el rostro lleno de moretones y suciedad a sus ojos sigue siendo lindo. Aunque parece que está sumergido en una pesadilla, las cejas de Soichi se unen y los dientes rechinan.
El pecho del hombre se llena de aflicción y siente cómo el corazón arde de dolor. Entrecierra los ojos por un momento. «¿A qué te estás enfrentando ahora?».
No puede contenerse, lo toma entre los brazos de nuevo. El cuerpo tenso se relaja frente al cálido contacto.
—Tranquilo, perdón por haberme demorado —susurra al oído. Da un beso lento y profundo sobre la frente—. Descansa, voy a cuidarte.
Antes de retirarse lo vuelve a acomodar, camina hacia la puerta y echa un último vistazo para ver qué todo estuviera bien.
Ahora tiene que enfrentarse al nuevo rival. El gato negro no alcanza a parpadear que Lían ya ha salido y le cerró la puerta para que no pase.
—Tenemos que hablar.
El gato gira la cabeza y lo ignora. Lían no puede evitar reírse por dentro; es igual a su dueño.
—Empezamos mal, pero los dos queremos lo mismo. Tenemos que llevarnos bien si queremos que esto funcione.
El animal lo observa con su cabello erizado. Ese humano lo ha apartado de lo que era de él. ¿Cómo se atreve a dirigirle la palabra?
—No me lastimes —advierte, mientras se inclina y lo toma entre las manos. A una distancia prudencial, no quiere ser marcado de vuelta—. Vamos a hacer esto. Te voy a dejar pasar y te vas a portar bien. No vuelvas a atacarme; te voy a dejar un rato para que lo cuides mientras compro unas cosas que faltan.
Los ojos cristalinos escrutan el rostro del hombre. Pero no le va a contestar, al fin de cuentas el que sobra es él.
—Solo...cuídalo bien y no hagas nada por ahí. Te voy a comprar lo que necesitas.
Al bajarlo y abrir la puerta, el gato entra contoneando las caderas como un rey, se gira para lanzarle un seco ¡Meow! Salta y se acurruca en el cuello de su humano.
Lían se ríe de sí mismo. «¡Hasta el gato me gana!»
◇◆◇
El manto nocturno se despliega, y los ojos se abren despacio. El cuarto está oscuro, y el cuerpo ha sido arropado. Un paño húmedo reposa sobre la frente, y las heridas han sido vendadas. La puerta del cuarto del joven tiene una pequeña apertura por donde ingresa la luz del living.
Una melodía desconocida suena por lo bajo. Adormecido, se pregunta quién ha entrado en su casa.
¿O tal vez sigue en un sueño y esa mujer ha preparado otra sorpresa? Reniega por dentro, no quiere volver a verla.
Se levanta de la cama y se apoya sobre el marco de la puerta. «¿Pero qué broma es esta?», puede ver la espalda del hombre que está haciendo algo en la cocina. Lían está acomodando unas cosas mientras canta con profundo sentimiento.
Cada palabra de esa canción parece un mensaje encubierto. Si esto es un sueño, ¿qué le quiere decir esta mujer? No es el estilo de música que Soichi elegiría, al ser desconocido presta atención a cada palabra.
"Porque tengo el corazón equivocado por quererte demasiado..." el hombre que repite la letra se detiene para levantar el rostro y con una amarga sonrisa continúa "Sin que seas para mí... porque sigo siendo así..."
El joven se pellizca el muslo para confirmar si esto es real.
Sí, está sucediendo.
Lían ha vuelto.
El hombre canta con los ojos cerrados "Él mismo tonto enamorado...", sin embargo, es interrumpido, no puede seguir.
La frente todavía húmeda de Soichi descansa entre los omóplatos de Lían.
En ese momento, no tienen la necesidad de hablar; para ambos el silencio es suficiente.
Los dos cuerpos están conectados por un punto, ambos permanecen en esta posición durante un tiempo. Las últimas cinco palabras de esa canción ponen ansioso el corazón de Soichi.
"Ni contigo, ni sin ti"
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Nota de la autora:
Mini teatro.
Un cocinero y un herrero.
Directora: Escuchen con atención, desde este momento va a cambiar todo.
Lían: No entiendo, ¿qué es cambiar todo?
Directora: A causa del gran fracaso de ustedes dos, tome una decisión.
Soichi: ¿Fracaso?
(Ingresa la mujer de cabello negro)
Mujer: Puedo explicarles.
(Los observa y explica con seriedad)
Mujer: Como saben, soy un actor de método. Le sugerí a la directora unas actividades para que mejoren la interpretación.
Directora: De ahora en más, aprenderás a cocinar.
(Señala a Lían)
Lían: ...
Directora: Y tú, herrería.
(Señala a Soichi)
Soichi: ¿Por qué herrería?
Escritora: Yo te lo puedo explicar, en unos capítulos...
(Es interrumpida por la directora)
Directora: ¡Aún no! Ustedes hagan lo que digo.
La noche anterior,
la directora vio muchos videos de herrería.
"Esto va a ser un éxito"
(~ ̄ ³ ̄)~
Nota 2: La canción es de Pepe Aguilar con Los Ángeles Azules.
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Abrazo.