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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · Urban
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513 Chs
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366- Mi Hijo

—¿Estás embarazada? —Los ojos de Nina se estrecharon en finas rendijas cuando vio el estado de Sheila. Sheila intentó sonreír y negó con la cabeza—. Es por los ataques de pánico. Desde la infancia, si estoy mentalmente alterada, solía sentir calambres estomacales y náuseas.

Habían pasado tres días desde que estaba vomitando sin parar. Gracias a Nina que estaba cuidando de Alejandro.

—¿Alejandro? —Intentó preguntarle a Nina pero entonces, llevándose la mano a la boca, corrió al baño.

—No te preocupes por Alejandro —la llamó Nina—. ¡El niño está a salvo!

Nina tenía dudas. ¿Y si Sheila estuviera embarazada? Siendo una mujer sencilla, Nina no podía esperar que ella mintiera.

Fue al mayordomo y le preguntó sobre Alejandro:

—¿Dónde está mi hijo Rafael?

Él inclinó un poco la cabeza y señaló hacia el piso superior:

—Encerrado en esa habitación sin comida ni bebida —sonrió un poco—. Justo como usted me pidió que hiciera.