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Capitulo 02:Punto de partida.

—Bienvenido a NADIR.

Alcancé a escuchar a María decirme eso, con un tono que se encontraba particularmente entre la alegría y el pesar.

Una vez cruzado el marco de puerta con el vórtice dorado, se evaporizó a mi espalda como una vela apagándose. En esta nueva zona me encuentro con un enorme contraste, pues este lugar se trataba de una especie de habitación intensamente blanca, con una columna de luz a una poca distancia de mí.

Dispuesto a ir a la luz, casi de manera instintiva, colapsé sobre mis piernas temblorosas. No tardé en percatarme del porqué.

Eran mis sentidos, ¡mis sentidos regresaban! Después de tocar aquel vórtice con el pie, comencé a recuperar progresivamente la percepción de lo que es poder tocar y sentir, regresaban a mí rápidamente.

Después de tanto tiempo, puedo decir que ¡me siento vivo! Aunque honestamente mi felicidad era un poco dispersa por lo terrible que era la experiencia.

Pues me sentía mareado, no podía pararme sobre dos pies, ya que olvidé lo que era tener en cuenta el peso propio o los malestares físicos y me sentía terriblemente irritado por la exposición a la luz.

Pero, aún con eso, me sentía feliz...

Una vez que me cansé de intentar pararme, me resigné penosamente a gatear a la luz...

—Espero ser el único que pueda ver esto... —Dije, mientras con ojos entrecerrados miraba a mis costados. Esta columna de luz parece ser otro tipo de portal.

—No tengo idea de lo que sigue después, nunca tengo idea realmente, pero mamá, papá, amigos, esperenme un poco más por favor. Sin más por pensar, me lancé de frente a la luz.

Dentro de la columna de luz, comencé a ascender, acelerando más y cada vez más, hasta que realmente sentí que era un cohete humano.

—¡WooW! ¡Ahhhhh! ¡Es demasiada velocidad!

Cerré mis ojos esperando que terminara pronto. Llegando el momento en que escuché el sonido de dos campanadas:

Tan, tan. Al mismo tiempo que dejé de sentirme como un cohete despegando.

Abrí lentamente mis ojos, con un miedo bien fundamentado de encontrar un espacio vacío infinito más.

Sin embargo, todos esos pensamientos ominosos son erradicados casi de manera agresiva por algo que nunca, en vida o en muerte, pensé en ver. Un paisaje espectacular, lleno de árboles verdes, montañas enormes a la lejanía, formaciones de pájaros volando a lo lejos y casas con apariencia rústica a un lado mío.

—Por Dios... Este... Este lugar es hermoso... —Dije temblorosamente, haciendo el mejor intento de no soltar lágrimas por lo que significa y significó para mí, mi llegada a este mundo.

Parece ser que puedo volver a levantarme, ¿quizá me adapté a mi cuerpo en el camino?

Estoy tan eufórico por lo que estaba enfrente mío, que tardé en percatarme de mi curiosa situación.

Estaba parado en medio de algo parecido a un altar ceremonial con un marco de puerta parecido al que me encontré anteriormente y por lo menos unas veinte personas con las miradas de curiosidad y sorpresa clavadas en mí.

—¿Hola? —Dije algo tímido, mientras levantaba una mano en señal de saludo.

Pensamientos fugaces entraban y salían de mi cabeza, del por qué todos se me quedaban viendo con tanta sorpresa.

Quizá... ¡Acaso estoy!... Uff, no sé cómo, pero me alivié mucho de llegar con algo de ropa sobre mí. En realidad es algo rara, una túnica negra con un símbolo verde, parecidos a lo que recuerdo que eran runas.

Después de un pequeño momento de silencio mortal y descartar mi preocupación de vestimenta, las personas comenzaron a hablarse entre sí. Parecían realmente preocupados; sin embargo, no entendía nada de lo que estaban diciendo.

Nunca pasó por mi cabeza que, en este mundo, manejaban un idioma distinto al mío. ¡Maldición! ¿Cómo pude olvidar semejante detalle? Si incluso en mi mundo existían infinidad de idiomas, en otro mundo obviamente también.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de las personas de mi alrededor. Aunque no entendía qué decían, sabía que estaban cada vez más entrando en pánico. Pero… Un sonido retumbante silencia a todos en un instante.

Se trata del múltiple choque de lanzas sobre el concreto del sueño. Lo que parecen ser cinco caballeros de armaduras plateadas de cuerpo completo caminan en mi dirección, levantando sus lanzas clavadas en el concreto y apuntándome con ellas al cuello. No sé en qué momento, pero me rodearon en el altar, sin posibilidad de moverme un solo centímetro. Claro, a menos que quiera quedarme sin cabeza.

—¡Esperen! ¿¡Qué está pasando aquí!? ¡No soy enemigo! —dije mientras levantaba mi mirada intentando alejarme lo más que pueda de los cinco filos.

En ese momento veo a un anciano, un poco encorbado, con abundante barba blanca, un particular sombrero de copa negro cuya sombra le cubre los ojos, con ropa blanca llena de detalles dorados, guantes también con detalles dorados y estaba caminando sobre un bastón que parecía estar hecho de cristal.

Y a su lado, una mujer de mediana edad, que incluso desde aquí podía notar sus ojos color ámbar, que parecían realmente encarnar a la ira, o ¿preocupación? Es difícil saberlo ahora. Tiene ropa similar al anciano, pero sumando detalles rojos, como el collar rojo en forma de lágrima que tiene. Sostiene con sus manos un libro que parece ser realmente pesado, pues parecía ser más un gran ladrillo. Y lo que me llamó más mi atención es su cabello plateado, como si propio del mineral fuese, realmente resaltaba entre la multitud.

Los dos llegando a mí, discuten algo que no comprendo, pero mi intuición, si bien a veces me abandona, en esta ocasión sabía que debía hacer algo, o moriré tan pronto como llegué aquí.

—Por… Por favor, no soy enemigo, vengo a ayudar, de verdad. —dije sin provocar ningún cambio real en los que me rodean. El anciano y la mujer terminan de hablar, el anciano parece algo decepcionado y la mujer baja la mirada y suelta un suspiro, diciendo lo que me parece una palabra. No entendí lo que dijo, pero me es obvio que dio la orden de mi ejecución…

Los caballeros asintieron y sentí el escalofrío de la muerte próxima.

—¡Esperen! ¡No! ¡MARIA! ¡Fui traído por Maria! —dije sin saber qué otra cosa decir.

La mujer detuvo a los caballeros de un grito, evitando que me ejecuten ahora mismo. Pude notar cómo los caballeros estaban algo confundidos y mucho más la multitud que se había apartado un poco con la reciente llegada de estas personas.

Pero la mujer y el anciano, ellos verdaderamente plasmaban la angustia en sus rostros. La mujer tomó su libro e hizo un tipo de canto o recitó, para inmediatamente salir un orbe azul deslumbrante.

Me abrió los ojos de extremo a extremo por la impresión de verlo. Quiero decir, he visto cosas increíbles, pero esto… ¿Es la magia? Sin duda parece de otro mundo.

La mujer y el anciano ordenan algo y dos caballeros me toman de los brazos, arrastrándome hacia ellos dos. La mujer toma el orbe flotante para después empujarlo a mi pecho.

Se sentía… tremendamente frío. El símbolo en mi túnica se ilumina de energía verde y azul, para pasar de un color dorado. La energía se disipa junto al símbolo y un poderoso dolor de cabeza me ataca.

—¡Aaaj! ¿¡Qué me hicieron!? —pregunté aún sufriendo la migraña más fuerte de mi nueva vida.

—Tranquilo muchacho, es normal, se te pasará después. —dijo el anciano con una pequeña sonrisa comprensiva.

¿Entendí lo que dijo, verdad?¿O es esta migraña la que me hace interpretar cosas? Después de un rato de rodillas, la migraña no desaparecía. Resulta que seguía sensible de mis sentidos por mi reciente recuperación de ellos. Por lo que terminé desmayándome… Esperando respuestas una vez despierte, a todo este caos.