Para su sorpresa, William no solo entendió a qué se refería, sino que incluso lo dibujó correctamente.
—Esto es… Muy malo —William suspiró, movió sus ojos entre los presentes—. Reúnan a todos, vamos a la guerra.
—¿Es una marea de monstruos? —Ibra agitó su glaive—. ¿Será como la última vez?
—Es peor —William no explicó más—. Solo reúnan a todos. Y vayan al mercado, o lo que quede de él. Tráiganme todos los minerales Escarlata Vibrante… Saben qué, traigan cualquier mineral con el nombre vibrante en él, sin importar la cantidad, tráiganme todo lo que encuentren… Incluso si tienen que abrir por la fuerza los puestos y tiendas, abran bóvedas, ¡tráiganme todo!
Las palabras de William parecían bastante serias, y no dudaron en moverse en cuanto lo escucharon. Cuando Sara y Lang se enteraron de esto, los dos recordaron cómo William había actuado antes en su clan. Y eso les dijo que esta marea de monstruos no iba a ser simple.
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