—¡Dejen de discutir! Señora.
Xaviera Evans se frotó los nudillos, miró a la mujer caída miserablemente en el suelo, sonrió ligeramente y dijo suavemente —De verdad quiero ayudarla, señora. ¿No es que tenía miedo de los fantasmas? Si la golpeo, me encontrará más aterradora que los fantasmas, así que no tendrá miedo a los fantasmas nunca más.
—Señora, ¿qué se siente? ¿No es cierto que al instante ya no tiene miedo?
La mujer tumbada en el suelo estaba tan enojada que su cara se puso roja. Sosteniendo su rostro hinchado, pensó que esta mujer parecía débil, pero aquel golpe casi le saca los dientes.
En ese momento, su hijo también reaccionó, señalando a Xaviera y gritando —¡Te atreves a golpear a mi mamá! ¡Yo no...
—¿No me vas a dejar ir? —Xaviera levantó una ceja, alzó el puño, y ya que había golpeado a la madre, tampoco podía dejar al hijo. No podía ser parcial.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com