*Hale*
Me desperté temprano el martes por la mañana. El sol pintaba la habitación de dorado, dejando a Amara como si fuera una estatua cubierta de pan de oro, un ángel dormido.
Me metí en la ducha para lavarme el confuso enjambre de sentimientos que me había inundado al despertar. Sentí cierto alivio de que Amara hubiera aceptado considerar el vínculo de pareja. No quería que se sintiera presionada, pero el temor a vivir con el dolor de su rechazo me aterrorizaba.
Me estaba enamorando de ella demasiado rápido. Sabía que en parte se debía al vínculo de pareja, pero estaba seguro de que si las parejas no formaran parte de mi mundo, seguiría enamorado de ella. Su belleza me cautivaba, eso era innegable. Pero no mentía cuando le dije que su corazón y su mente eran igual de embriagadores.
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