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Capítulo 35: Condensar

Redakteur: Adrastea Works

Dorian fue con los guardias pacientemente, siguiendo sus indicaciones. No le habían preguntado por la bolsa espacial que tenía metida bajo su camisa, o siquiera lo habían revisado buscando armas.

Era una experiencia novedosa. Nunca había sido arrestado o interrogado antes. No encadenaron sus brazos y no parecían estar preocupados de que tratara de escapar. Aparentemente la autoridad del Señor de la ciudad era incuestionable aquí.

Lo guiaron a través de un laberinto de calles, hacia un gran edificio de piedra gris.

La insignia del señor de la ciudad estaba estampada en la parte frontal de la construcción. La ubicación tenía la forma de un castillo en miniatura, con solo rendijas para las ventanas y gruesos muros de piedra que bloqueaban el mundo exterior. La apariencia en sí era muy premonitoria.

Miró al edificio de aspecto feroz, y luego se encogió de hombros mentalmente. Parecía que sería muy difícil escapar si él fuera una persona normal.

Dorian entró campantemente con los guardias. Se movió rápidamente a través de una entrada y luego a algún tipo de área de espera, por un pasillo, y dentro de una gran cámara de piedra.

Varias mesas y sillas estaban colocadas en esta sala de diez metros por diez metros. Estaba construida hacia el centro del enorme edificio, iluminada por varios orbes de luz instalados en antorchas en las paredes.

Al centro de esta sala estaba un vampiro de aspecto elegante, que vestía un conjunto de túnicas negras. Sus labios eran delgados, y una luz desconocida brillaba en sus ojos. Se veía un poco viejo, por lo que Dorian podía decir, quizás fuera cual fuera la edad representaba un vampiro de mediana edad.

Según Ausra, cuanto mayor sea tu clase, más larga será tu vida. Si un humano alcanzara la clase Rex, podría vivir por cientos de años, incluso potencialmente miles. Los vampiros tenían por su cuenta una larga vida naturalmente, y agregando el estudio de la magia se desaceleraba aún más su envejecimiento.

De pie, detrás del vampiro con túnicas negras estaba otro vampiro, vestido con lo que parecía como un conjunto completo de armadura de metal, excepto por un casco. Tenía penetrantes ojos rojos y cabello marrón y orto, y era por lejos, el vampiro con más aspecto militar que Dorian había visto hasta el momento.

No obstante, lo que captó la atención de Dorian y casi lo hizo tropezar de la impresión fueron las dos figuras que vio, de pie justo al lado de los dos vampiros.

Dos aeth, una mujer y un hombre.

Clarence y Jeriah, los dos comerciantes con los que había llegado aquí.

—¡Señor! Hemos traído el objetivo después de encontrarlo causando un disturbio en el sector norte de la ciudad—anunció el líder de los guardias mientras entraba a la sala, empujando a Dorian hacia adelante. O, al menos, tratando de empujar Dorian hacia adelante. El cuerpo de Dorian pesaba varios cientos de libras, y aunque el guardia estaba al menos en la clase Caelum, empujar a alguien tan pesado como Dorian requeriría un control sólido.

Dorian dio un paso adelante con él, independientemente, sin querer causar una escena aún.

—Muy bien. Presenten su informe, y luego regresen a su patrulla. Pueden retirarse—. El vampiro que vestía la armadura de metal ordenó, haciendo un gesto a los guardias para que se retiraran. Cerraron la puerta detrás de ellos, al salir.

—¿Qué es esto? No he hecho nada malo—preguntó Dorian, extendiendo sus manos frente a él.

El vampiro con armadura se dio la vuelta hacia él y dio un paso adelante.

—Soy el capitán de la guardia, y el Juez de la ciudad, Vyers Mikael. Titán, usted ha sido acusado no solo de asalto, sino que de robo de intento de asesinato. Además, parece que causó un disturbio en las calles, otro crimen en su lista—. Su voz resonó hacia el exterior, en una poderosa explosión de aire a su alrededor. Dorian podía sentir la fuerza menguante del cuerpo del hombre en oleadas mientras miraba a Dorian, con sus ojos brillando de color rojo.

—Un vampiro noble en el máximo de la clase Magnus Magister. No es un mago, pero en su lugar entrena un arte místico diseñado para vampiros guerreros—. Ausra identificó al vampiro en frente de él.

—Como lo exige la ley familiar, usted tiene el derecho de ver a sus acusadores en el momento de su arresto—. Vyers agitó su mano detrás de él, con sus ojos enfocados en Dorian por completo.

Dorian se giró y miró fijamente a los dos comerciantes, con sus ojos sin emociones.

—Es él, su honorable—. La mujer aeth Jeria dio un paso adelante, con su voz temblorosa. Clarence cerró sus ojos, era la imagen de un hombre con miedo.

—Shh, shh, está bien—. El mago de pie al costado la sujetó y la hizo retroceder, consolándola.

Sin dejar que Dorian dijera una palabra, o siquiera preguntándole su nombre, el vampiro con armadura continuó—. Tiene el derecho de defenderse bajo la ley, en dos días a partir de hoy en un juicio. Hasta entonces, está bajo las órdenes de confinamiento, y será retenido aquí en la cárcel de la ciudad—. Los ojos de Vyers eran fríos mientras miraba a Dorian, como si ya estuviera seguro de su culpabilidad.

Dio un aplauso. Inmediatamente, varios guerreros armados diferentes ingresaron en la sala, todos emitiendo fuertes auras.

—Encarcélenlo.

..

Dorian se sentó en una oscura celda, varias docenas de metros bajo tierra, solo. Sus manos estaban juntas mientras se sentaba con las piernas cruzadas, respirando tranquilamente. Su bolsa espacial había sido inspeccionada y registrada, y luego, para sorpresa de Dorian, devuelta a él mientras estaba en su celda con todo aun dentro de ella.

No había nadie más cerca. Su celda y otras tres eran las únicas que podía ver en la cámara subterránea con poca luz, y ninguna de las otras celdas tenía ocupantes en ellas. Vagamente podía escuchar, arriba, los ruidos de los guardias hablando y riéndose.

Había dejado que los guardias de la ciudad lo llevaran abajo, los dejó encadenar sus manos con un tipo de cadenas mágicas especiales, los dejó llevarlo hasta esta farsa.

Y todo lo que podía sentir ahorra era decepción. Sobre todo, de él mismo.

No era un idiota. Su alma era poderosa, y su físico fuerte. Sin embargo, más que nada, Dorian siempre había tenido un don para analizar situaciones. Cuando analizó lo que vio en esa sala, escena por escena, comprendió lo que había sucedido.

Clarence tenía los puños temblorosos, y se veía tanto aterrorizado como horrorizado al verlo. Lo mismo aplicaba para su esposa, Jeriah. Cuando Jeriah habló, su voz se había llenado con verdadero odio y miedo. Cuando ese mago a su lado la sujetó, aparentemente para consolarla, su temblor había aumentado ligeramente, y se había inclinado.

Las señales eran pequeñas. Si no hubiera sabido que era inocente, era posible que creyera que estaban siendo honestos.

Estaba claro que estaban siendo obligados a hacer esto, contra su voluntad. Lo más probable es que por ese vampiro mago de mayor edad. El hombre lo había mirado como si estuviera mirando una pieza de ganado.

Dorian suspiró y se frotó la frente. Estaba decepcionado consigo mismo. Se había permitido ser amigable con los demás, olvidándose de que su alma torcía el destino, trazando acontecimientos y cosas a su alrededor.

Cualquier persona con la que se hiciera amigo sería alguien que pondría en peligro. Había visto esto antes. Un ser inocente ya había muerto por su causa, preservado solo en espíritu y ahora, por su culpa, esos amables comerciantes estaban en peligro.

Si simplemente se hubiera alejado después de salvarlos, nada de esto habría sucedido.

Miró sus manos ásperas y rojas, frotando sus palmas tranquilamente. Lentamente levantó la cabeza, llevando sus brazos encadenados a la altura del pecho. Estas eran cadenas mágicas, que se ajustaban en tamaño para mantener al prisionero encerrado, no importaba lo pequeño que fuera, o eso le habían dicho. Lo más probable es que estuvieran hechas para magos que pudieran cambiar de tamaño, no a titanes, pero funcionaban para apresar a ambos.

Miró fijamente las cadenas y en cambio comenzó a reunir aliento, concentrándose.

Antes de que hiciera algo más, Dorian se congeló, al sentir algo moviéndose en el pasillo más allá de su celda.

No sintió esto físicamente.

Más bien, sintió una agitación en su alma, una conexión física se estableció. Un trino, un grito agudo sonó, resonando silenciosamente en el área subterránea.

—¿Qué tenemos aquí, Dorian, amigo mío?—. En frente de sus ojos apareció la figura fantasmal de un ave. Esta ave no era como los pájaros que Dorian había visto antes, estaba hecha de un cristal casi transparente, su forma y función eran inquietantes.

—Un águila de cristal, una bestia relativamente rara que es experta en la difusión de ilusiones. Maximiza su crecimiento en la clase Magister—intervino Ausra, identificándola.

—¿Te permitiste ser capturado y encarcelado? ¡¿Por las presas?!—. Dorian reconoció la voz incrédula.

Era el mismo mimbro del rebaño que había conocido antes, pero en una forma diferente. Mello.

—Lo que elija hacer es lo que yo elijo hacer. Mi voluntad es incuestionable—. Dorian levantó su frente confiado de nuevo, internamente solo se sentía cansado.

Mello se encogió de hombros, levantando sus alas en un gesto tranquilizador, un movimiento extrañamente desconcertante al venir de un pájaro.

—Pensaba mucho como tú cuando mi existencia comenzó en este mundo. Quería experimentar el mundo a mi alrededor, y reunir aliados. Para expandir y crear el ser perfecto, sí, pero con una vasta parte de aliados, una gran alianza. La perfección no se encuentra solo— comenzó Mello, su voz sonaba majestuosa y poderosa, una visión apasionante en sus ojos. No obstante, prosiguió, sacudiendo su cabeza de pájaro—. Fui traicionado, atacado por el flagelo de esos sucios vampiros y humanos—. Sus ojos brillaron de color rojo—. No puedes confiar en ellos, en ninguno de ellos. He estado observando cuidadosamente, Dorian, mi amigo. ¿No viste cómo los que salvaste te traicionaron, simplemente por salvar su propio pellejo? ¿La pura injusticia de cómo la 'justicia' de esta realidad trata al inocente? No hay tal cosa como la lealtad en este mundo, no entre los de su tipo. Este es solo un pequeño ejemplo—. La voz de Mello estaba llena de repulsión—. Los únicos en los que podemos confiar son los nuestros—dijo, con firmeza.

El rostro de Dorian permaneció inmóvil cuando las palabras de Mello se apoderaban de él. Permaneció en silencio.

Mello suspiró—. Muy bien. Entonces experiméntalo por ti mismo, como yo lo hice. Tengo otras cosas que atender, otros miembros del rebaño que encontrar. Si deseas unirte a mi alianza después que sacrifiques tus objetivos, puedes encontrar uno de mis clones principales en el palacio azul del planeta Gorral.

El cuerpo de Mello comenzó a fluctuar y empezó a desvanecerse.

—Oh, una última cosa—. El cráneo de cristal de Mello parecía sonreír,

—Un miembro bastante… rebelde de nuestros hermanos llegará al planeta mañana. Él es igual que tú, empezó a partir de una forma dracónica. Es posible que quieras estar atento.

—Él es un poco… extraño. Lo sabrás cuando esté aquí.

Melo despareció, dejando a Dorian solo en su celda una vez más.

..

Dorian dejó pasar unos minutos mientras pensaba en lo que Mello dijo, y en sus propios sentimientos. Descubrió que no podía llegar a una conclusión, sus pensamientos estaban perdidos y confusos.

Debajo de todo esto, una corriente hirviendo de ira había estado aumentando lentamente. Rabia por la injusticia que sufrió, las injusticias que había causado que sufrieran los demás, y ante la injusticia en general.

Mientras trataba de llegar a una decisión, Dorian se dio cuenta de algo, sus ojos se estaban insensibilizando. Lo que haría en el futuro, cómo se sentía, todos esos pensamientos confusos eran algo con lo que podría lidiar después.

«Ahora mismo» pensó, con brillo en sus ojos. «Hay otras cosas que necesito hacer. Algunas personas con las que quiero hablar. Y cierto mago al que quiero matar».

Miró abajo, hacia sus cadenas. Sus llamas esmeralda eran un tipo especializado de llama dracónica. Si bien podían ser solo mediocres en comparación con otros tipos, había un aspecto en el que sobresalían.

Derretir metal.

ZUMBIDO

Una hilera de llamas verdes brotó de su boca, dinamitando las cadenas en sus manos. Unas cuantas chispas saltaron en el aire mientras las cadenas comenzaban a temblar, la magia en ellas se estaba averiando.

Bum

Una silenciosa explosión sacudió el aire cuando las cadenas se desprendieron, cayendo al suelo junto a él con un golpe sólido. Se frotó las muñecas y luego estiró sus manos, disfrutando de la sensación liberadora.

Miró los gruesos barrotes de metal que bloqueaban su jaula, y luego se encogió de hombros. Momentos más tarde, estalló otra hilera de llamas verdes, derritiendo un gran agujero en el metal.

Dio un paso a través del agujero, y luego miró hacia el pasillo. Podía ver la entrada a un pasadizo a un lado, un arco de piedra que estaba cerrado y bloqueado. Dorian se acercó a él, atándose firmemente su bolsa espacial al hombro. Apoyó sus manos en la superficie de piedra de la puerta, sintiéndola sonar.

—¡Hup!—. Con un pequeño grito, Dorian golpeó la puerta con sus manos, rompiéndola con un estrepitoso crujido. La metralla de piedras explotó al derrumbarse la puerta, arrojándolo.

Esto se abrió a otro puesto de guardia por el que había pasado, y a un conjunto de escleras que llevaban hacia arriba.

El puesto de guardia estaba vacío, pero podía escuchar a los guardias bajando las escaleras debido a la conmoción que causó.

Sonrió y luego deseó que su cuerpo se transformara.

Pasó una fracción de segundo y en lugar de un titán rojo de dos metros de altura, apareció un pequeño dragón de escamas verdes de medio metro de altura. La primera forma de Dorian como un polluelo de dragón myyr.

—Condensar—. Dorian activó la habilidad que había obtenido como titán.

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Habilidad: condensar

Descripción: la habilidad característica de la raza titán, única para ellos. Permite que un titán combine la esencia y el poder de su forma física, aumentando enormemente su fuerza, resistencia física, y densidad cuando condensa considerablemente su altura y tamaño.

A diferencia de sus llamas esmeralda, esta habilidad no crecía en maestría. Ya era extremadamente útil.

Su cuerpo de medio metro de longitud comenzó a encogerse, y su estado ya diminuto como un polluelo se redujo a apenas unos cuantos centímetros de tamaño. Sintió que su cuerpo se volvía más resistente y más fuerte, y las mismas escamas en su cuerpo aumentaban enormemente en fuerza defensiva.

En lugar de un poderoso dragón myyr de clase Magnus Magister, Dorian ahora se veía como un diminuto lagarto bebé.

Los efectos de la habilidad eran exactamente como los había probado antes, secretamente en el vagón que había montado solo. Fue y metió su bolsa espacial bajo las escaleras de piedra, oculta en un rincón, con su ropa dentro. Con suerte podría volver por ella más tarde.

Dorian se lamió los labios mientras se escabullía hacia la escalera, observando como los guardias con armaduras pasaban corriendo junto a él hacia el pasillo. Oyó gritos y exclamaciones, y los constantes pasos de los hombres armados enojados.

Notó que el mundo entero era increíblemente desorientador para él con esta altura. Todos los hombres arecían gigantes, e incluso los pasos por los que se había deslizado también le parecían enormes en escala.

Parpadeó, sacudiéndose para concentrarse. Solo podía estar en esta forma comprimida por un breve periodo de tiempo, una docena de minutos como máximo.

Afortunadamente, había logrado memorizar el diseño del edificio cuando había sido llevado a su celda. Se pegó a los lados de las sombras y en las esquinas de las paredes cuando comenzó a moverse, escabulléndose escaleras arriba y a través del edificio vigilado.

Todos los guardias y magos estaban furiosos, buscando a un titán fugitivo.

Nadie se dio cuenta, ni siquiera se molestaron en prestar atención a un diminuto e ínfimo lagarto, que se escabullía fuera de la puerta principal.