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Capítulo 18: Necesidades

Redakteur: Adrastea Works

Las ramas eran una mezcla de blanco pálido y marrón cálido, dispersas en una forma pequeña de capullo. Parecían haber crecido directamente del suelo y desprendían un aura muy débil y cálida. Junto a ellas había un par de árboles rotos, con la corteza rota colgando.

Dorian las estudió cuando estuvo de pie junto a la pila, con curiosidad. Atada a su cuello con un pedazo de cuero grueso y mejorado mediante magia, había una pequeña bolsa espacial, uno de los artefactos mágicos más útiles en los 30.000 mundos.

Creada por magos que estudiaban una rama de la magia espacial, la bolsa contenía un espacio para almacenamiento mucho más grande que su apariencia exterior. Esta en particular era una de clase muy alta, con más de treinta metros cúbicos de espacio de almacenamiento.

En la bolsa había una verdadera plétora de hierbas mágicas, tantas que los aromas de ellas casi abrumaron la mente de Dorian cuando abrió la bolsa. Usó una muy ínfima cantidad de energía de su matriz de hechizos del alma para formar una conexión con la bolsa, permitiéndole acceder a ella.

—¿Cuánta sangre necesito derramar? —preguntó en voz alta, volviéndose a ver a la figura fantasmal.

El mago muerto parecía un poco más débil que antes. Después que Horhavil había hecho un acuerdo con Dorian, había agitado juntas ambas manos, sacando una bolsa espacial de la nada de alguna manera. No obstante, la acción de hacer eso parecía debilitarlo.

Le daría a Dorian los detalles del alijo oculto después que ayudara al mago moribundo.

—Lo suficiente para cubrir las ramas, y hacer que emitan una luz de un tinte rojo. No debería ser demasiado difícil —la voz del anciano era tranquila y apacible, como si estuviera ordenando un plato en un restaurante.

Dorian miró hacia abajo, a su cuerpo, con sus escamas verdes relucientes a la luz de media mañana. Luego caminó hacia adelante hasta que se colocó sobre las ramas de árbol.

—Muy bien —dijo. Enterró una garra en el costado de su pecho, tirando de ella.

Hizo una mueca de dolor cuando la sangre comenzó a brotar de la herida. Su tolerancia al dolor parecía haber dado un salto enorme después de llegar a este mundo porque a pesar de cuan agudos eran sus sentidos y cuán consciente era de su herida, sólo sintió una leve preocupación.

Los seres con la forma física de clase Magister tenían habilidades regenerativas naturales notablemente fuertes. Los dragones, incluso los dragones myyr, una ramificación inferior, tenían propiedades regenerativas muy fuertes. Estas combinadas significaban que su herida ya se estaba cicatrizando solo segundos después de haberse hecho el corte.

Dorian frunció el ceño al ver esto, cortándose de nuevo, y esta vez haciendo que su sangre salpicara sobre las ramas de árbol.

Pasaron varios segundos mientras observaba, sin emoción, cuando las ramas gradualmente tomaron un tinte rojizo. Pronto comenzaron a emitir un brillo carmesí muy débil.

Tan pronto como vio esto, Dorian retrocedió, permitiendo que sus heridas comenzaran a sanar. Se sintió ligeramente mareado por la pérdida de sangre, pero estaba bien.

Las ramas de árbol comenzaron a retorcerse y el brillo rojo se volvió más fuerte. Eran visiblemente más gruesas, retorciéndose con movimientos antinaturales y un poco perturbadores.

Mientras se retorcían, de forma gradual apareció la figura de un ser humano. Un hombre con un rostro delgado y apuesto y penetrantes ojos azules, aunque la cara que tenía ahora era bastante pálida. Parecía estar inconsciente. Gradualmente su cabeza y hombros aparecieron arriba de las ramas antes de detenerse, la magia curativa continuaba su trabajo en las otras partes heridas de su cuerpo.

—Mis más profundos agradecimientos, joven dragón —la voz del anciano hizo eco en los oídos de Dorian mientras el hombre flotaba hacia adelante, mirando al capullo de ramas de árbol. Su cuerpo parecía estar cambiando, desapareciendo por partes a la deriva.

El hombre se volteó para mirar a Dorian y luego se llevó una mano a la cabeza, dándole un golecito con un dedo. De manera instantánea apareció una esfera de luz de una pulgada de ancho. Él hizo una leve reverencia.

—Esto contiene la información que tengo del tesoro encontrado en las ruinas, específicamente en el desfiladero Ember. Este alijo del tesoro no será fácil de reclamar, pero para alguien con tus capacidades, deberías ser capaz de manejarlo. Lo descubrí justo unos años antes de mi muerte, encontrando varias pistas que necesitaba para mi viaje para alcanzar la Ascensión. Por desgracia… —la voz de Horhavil sonaba cansada mientras hablaba, llena de pesar.

—Ausra, ¿qué es eso? —preguntó, solo para estar seguro. El anciano hombre no le había mentido aún, pero era mejor estar seguros.

—Un pequeño orbe de energía y esencia, extraído de un alma en medio de su disipación. Algo como esto sería utilizado en la transferencia de información o recuerdos —la voz de Ausra en su mente confirmó que era lo que era.

Dorian aceptó el orbe, dejándolo flotar en su mano. Tan pronto como lo hizo, sintió un torrente de información verterse en su mente. Información sobre una misteriosa cordillera y un gran cañón, plagado de riesgos y peligros, en otro mundo.

Sin embargo, puso eso a un lado por un momento, enfocándose en lo que estaba pasando en frente de él.

—Ah, joven mago —comenzó el hombre viejo, mirando hacia las ramas de madera, con su voz llena de tristeza.

—Desearía poder estar más tiempo, para hablar más contigo. Desafortunadamente, mi alma está a solo minutos de perecer. De la vida a la vida, de la muerte a la muerte, el ciclo continúa, incesante.

El fantasmal anciano juntó sus manos. Paulatinamente, la esfera dorada de luz que flotaba en el centro de su cuerpo comenzó a agrietarse, y minúsculas partículas flotaban en el aire. Estas partículas lentamente formaron un río retorcido, que fluía hacia la cabeza del mago inconsciente.

Dorian observó todo con interés. El procesado siguió sin problemas, la esfera dorada de luz gradualmente se iba haciendo más y más pequeña.

No obstante, de manera brusca, el cuerpo del mago herido comenzó a sacudirse, su boca temblaba. Ruidos extraños emergieron de su garganta, haciendo ecos.

—¡No! —la voz del anciano era débil mientras gritaba, con sus ojos muy abiertos.

—¿Qué está sucediendo?

Dorian dio un paso adelante, con los ojos alerta. En su interior, Dorian trataba de ser una buena persona. De regreso en la Tierra, su padre siempre le había dicho que las decisiones más importantes que tomara eran las que no estarían allí para verlas.

Quizás él no podía ser más el mismo sujeto despreocupado y agradable de la Tierra, pero eso no significaba que abandonaría sus principios morales. Puesto que ya se había comprometido a ayudar, y descubierto que le era posible ayudar, iría hasta el final. Eso era simplemente quién era, independientemente de si sería o no la decisión que más lo beneficiara.

—Su alma está sirviendo como un receptáculo y está recibiendo la raíz de mi experiencia y conocimiento. Sin embargo, su cuerpo está rechazando la magia y los cambios, causando que sufra 'discordancia', un rechazo entre el cuerpo y el alma —explicó rápidamente Horhavil, mientras miraba al mago tembloroso—. Su alma ha sido bautizada con las leyes de la magia en varias ocasiones, pero su cuerpo no reconoce que mi herencia no es un ataque, y se está resistiendo de forma activa.

El mago fantasmagórico parecía estar retorciendo sus manos, en una escena inusual.

—¿Quieres que trate de dejarlo inconsciente? —preguntó Dorian. Quizás si el hombre era forzado a estar completamente inconsciente, obligaría a su cuerpo a aceptar el cambio.

—Si su cuerpo no se calma y acepta los cambios, morirá. El forzarlo físicamente a la inconsciencia como eso perturbaría su mente —la voz del anciano era calmada y baja cuando suspiró para sí mismo.

—Qué lástima —sacudió su cabeza lentamente, con los ojos mirando hacia abajo. Paulatinamente, las partículas que lo rodeaban comenzaron a temblar, como si estuviera a punto de desvanecerse verdaderamente.

Dorian observó la situación y frunció el ceño. Una idea le vino abruptamente a la mente. Se dio cuenta de que había una forma de resolver esto. Pero la simple coincidencia de su método lo tomó desprevenido por un momento.

—Tuerzo el destino con mi alma ahora, ¿eh? ¿Esto es parte de eso también? —dijo en voz alta mientras avanzaba, aún con el ceño fruncido.

El anciano mago que estaba a punto de desaparecer se detuvo, observando a Dorian con confusión.

—Tengo una idea que podría funcionar. Dijiste que golpearlo físicamente no lo parará, ¿verdad? —respondió Dorian, girándose para echarle un vistazo al mago anciano.

El mago simplemente asintió.

—¿Qué pasa si usara un sedante calmante?

En la mente de Dorian apareció un mensaje.

-Almeja marrón del tesoro (Etapa de crecimiento 2/2) Veneno-

-Cantidad almacenada: 63 ml-

El veneno que había almacenado hace varios días provenía de una criatura mística con vínculos únicos con el destino. Además, era un tipo de veneno que actuaba como un sedante. No tenía mucho, así que solo duraría unos pocos minutos como máximo, pero debería ser suficiente.

Dorian deseó que aparcería este veneno, siguiendo las instrucciones que Ausra le había dicho al respecto. Gradualmente, sus garras comenzaron a tomar un brillo, vaciando el sedante.

—¡Sí… sí! ¡Eso podría funcionar, joven dragón!

El mago viejo aplaudió, su forma que parecía estar al borde de desaparecer de repente obtuvo una nueva vibración.

—¡Deprisa por favor! —dijo el anciano mago, con desesperación, ya que estaba desapareciendo mientras se movía, casi rogando.

Dorian caminó adelante y cuidadosamente colocó sus garras en el cuello del hombre que estaba sacudiéndose, intentando no apuñalarlo accidentalmente. Muy ligeramente, perforó un poco la piel del cuello del hombre, dibujando una pequeña línea de sangre.

Al mismo tiempo, sintió que el veneno en sus garras fluía hacia el hombre. Desapareció en un instante, absorbiéndose por completo.

Unos pocos segundos después, el hombre se tranquilizó, con su cuerpo regresando a la normalidad. Mientras esto sucedía, el río dorado de partículas de luz siguió fluyendo hacia su cabeza, sin problemas ni errores.

Mientras Dorian retrocedía, escuchó una voz agradecida que gritaba,

—Joven dragón, no puedo agradecerte lo suficiente. Si tuviera más tesoros que darte, lo haría. Todo lo que me queda son cosas insustanciales, el resto fue destruido o tomado de mi cuerpo.

El anciano hombre flotante lo miró con los ojos brillando intensamente. Dorian sacudió su cabeza, simplemente diciendo

—Está bien. Era lo correcto que hacer.

Pasó un momento de silencio entre ellos, y luego otro. Pronto ese momento se convirtió en un minuto, y luego dos. Finalmente, el río de partículas doradas terminó de fluir hacia el hombre que descansaba, y todo estaba hecho. La figura descolorida del mago viejo lo estudió una última vez.

—Al pasar de este mundo, déjame darte un último regalo, como mi último agradecimiento para ti —la voz del hombre comenzó a desvanecerse, haciéndose más silenciosa que un susurro.

—Las reverberaciones en el destino que emite tu alma desaparecerán, gradualmente, en una semana o dos. Puedo ayudarte a esconderlas por un día, o quizás dos. El resto depende de ti, joven dragón. Buena fortuna para ti, y que el ciclo continúe, sin cesar…—. Unas pocas y débiles partículas blancas se desviaron y aterrizaron en Dorian. Él se estremeció, sintiendo como si lo hubieran sumergido en un tanque de agua fría.

Parpadeó, y al instante siguiente, cuando abrió sus ojos, se dio cuenta de que estaba solo.

La figura de ese mago anciano se había ido.

—Así se va lo último del mago Horhavil Candor… —murmuró Dorian en voz baja, inclinando su cabeza en silencio con respeto.

Después de unos momentos, se giró, mirando al mago de aspecto joven que ahora acababa de despertarse.

—¡AHHH!

..

William Robel se sentía horrible. Sentía la cabeza apretada y abarrotada, llena de dolor. Su cuerpo se sentí como si hubiera sido arrastrado a lo largo de un vagón por días, golpeado y magullado. Su único consuelo era la sensación cálida y fluida que sentía, enrollándose en su forma herida, curándolo.

Volvió en sí poco a poco. Mientras lo hacía, los recuerdos del día anterior se precipitaron hacia su mente cansada.

La batalla por ese extraño dragón bailarín, el ataque despiadado que había sufrido a causa de esos viles vampiros, y ahora su aparente abandono por los magos del Departamento, e incluso los propios guardias de su familia. No tenía recuerdos de lo que había pasado después que fue herido, lanzado por el ataque, pero estaba casi seguro de que lo habían dejado a un lado y habían huido.

Esos vampiros parecían ser malas noticias. No estaba seguro de si incluso ese mago del Rayo negro podía manejarlos.

El mostró los dientes y apretó sus puños, sintiéndose humillado y enojado. No obstante, al menos seguía vivo.

Después de unos segundos, se las arregló para parpadear, y lentamente abrió sus ojos. La brillante luz del día lo cegó cuando miraba a su alrededor. Casi inmediatamente su corazón se dejó caer cuando vio a un corpulento dragón de 3 metros de alto, parado justo al frente de él.

—¡AHHH!

Involuntariamente, dejó escapar un grito. Cuando hizo eso, otra oleada de recuerdos le vino a la mente.

Recuerdos de una extraña conversación con un extraño anciano, un hombre que le habló de darle una herencia de magia. De manera abrupta se percató de que esta conversación en realidad había sucedido cuando lo sintió en su alma.

En su alma, el orbe de luz blanca que lo representaba y su matriz de hechizos del alma, William podía sentir lo que parecía ser una segunda matriz de hechizos del alma flotando cerca de la suya. Esta matriz, sin embargo, era simplemente una copia pálida, una comparación obre con su original. Aun así, dentro de esta matriz, podía sentir un enorme almacenamiento de recuerdos y experiencias, de un anciano arrugado y amable.

Unas lágrimas comenzaron a correr por su rostro cuando se dio cuenta de lo que el anciano mago había hecho por él. Darle a alguien una herencia como esta suponía ser un ritual íntimamente sagrado, reservado para tus parientes más cercanos. Renunciar a una herencia para un completo extraño como él… era algo prácticamente inaudito.

Mentalmente, hizo una promesa de que no la desperdiciaría. Renunciaría a su mediocre magia de madera, e inmediatamente entrenaría la magia de luz del anciano, no, del estimado Horhavil Candor.

A medida que estos recuerdos le continuaban llegando, se dio cuenta de que el dragón en frente de él había ayudado a salvar su vida. Había logrado recuperar parte de su conciencia después de algún tiempo en su hechizo de curación, y había oído por casualidad su conversación. Y, se dio cuenta a pesar de su forma corpulenta, que era de alguna manera el mismo dragón pequeño que antes habían tratado de capturar y fallaron.

Lo miró con confusión, sin comprender. ¿Qué había pasado exactamente después que había caído inconsciente? ¿Cuánto tiempo había pasado?

—Eh… hola —balbuceó.

Cuando habló, se percató de que no podía moverse aún. Hizo un gesto de dolor cuando lo intentó, sintiendo su cuerpo estremecerse de dolor. El hechizo curativo que había usado antes todavía estaba activo, aunque ahora fluía con un poder vibrante y pleno que no podía replicar. La parte que el dragón había dado para salvar su vida.

—Deberías quedarte quieto por ahora. Todavía te estás curando —la voz del dragón era suave y sibilante, llena de confianza fuerte y poderosa. William se estremeció al oírlo, mirando las hermosas escamas verdes del dragón. Notó una pequeña cicatriz todavía curándose en la cabeza del dragón, extrañamente con la forma de una de las garras del dragón, como si se hubiera apuñalado. Sacudió el pensamiento de su cabeza, no obstante, sabiendo que ningún dragón sería tan tonto.

William era un desorden de emociones mientras miraba al dragón. El enojo y el dolor al ser abandonado por sus compañeros, la alegría y sorpresa de seguir vivo, la gratitud y felicidad al haber recibido una herencia. El temor que sintió se desvaneció cuando miró a la bestia, solo queriendo saber una cosa.

—¿Por qué me salvaste? Las recompensas que el mago ofreció, tú y yo sabemos que serían de poco valor para un dragón como tú. Las hierbas mágicas prosperan en estas montañas, e incluso si tenía algunas extremadamente raras, no debería ser demasiado grande la diferencia.

Su voz estaba cargada una extraña pasión, llena de emoción. Esto era algo que él necesitaba saber. No sabía por qué, sólo sabía que necesitaba saber esto, aun si le costaba su vida. Se sentía extrañamente obligado.

..

Dorian se encogió de hombros mientras miraba al hombre herido, pensando en su pregunta y respondiendo,

—Supongo que porque sentí que era lo correcto—si podía hacer algo para ayudar, él lo haría. Tal vez si pensara que sus acciones no lograrían nada, no hubiera intentado salvar al mago.

Pero al saber que podía… Además, la recompensa no era tan pequeña como el mago herido hacía ver. Tener alrededor de 200 hierbas mágicas almacenadas con él era definitivamente útil de manera sustancial ara cuando dejara esta área, y la información de ese alijo de tesoros era extremadamente atrayente.

Además, existía una posibilidad de que pudiera obtener información sobre los hombres que lo seguían del hombree lesionado, y acerca del mundo que lo rodeaba.

—¡¿Qué?! —el mago debajo de él se debatió en shock, con su cara sonrojada—. ¡Soy tu enemigo! ¡Traté de capturarte! Incluso ayudé a guiarlos hasta ti—. Mientras el mago hablaba, su tono de voz subió, balbuceando—. ¡Si fueras inteligente, me matarías ahora mismo! ¡¿Cómo sabes que no los volveré a llevar?!

Dorian captó un extraño tono en la voz del hombre, uno que le hizo elegir su respuesta con cuidado.

Dorian miró al mago que aún estaba sanándose, tomando un momento para pensar. Era cierto. Este era un mundo brutal. Era matar o ser asesinado. Pero al dejar a este hombre vivo, podría traerle problemas en el futuro.

Lo más inteligente que podía hacer sería matarlo, aquí y ahora, y silenciar este problema. Podía incluso absorber su linaje y crear un cuerpo humano si así lo quería. Quizás de alguna manera robaría esa herencia, incluso sin recibir el bautismo mágico del alma que el mago dijo que necesitaba. Había una oportunidad, de todos modos.

Pero ¿se arrepentiría de hacer eso? Cuando el pensamiento tocó su mente, sintió llegar a una cierta paz interior.

Había decidido que viviría sin arrepentimientos en este mundo.No fue la más sabia o la más lógica decisión el dejar ir a este mago. Tal vez fue incluso un error.

En su forma de salamandra roja, el mago había intentado atacarlo, pensando que era solo una bestia salvaje perdida. En su forma dracónica, había intentado capturarlo. Al menos, no estaban en términos amistosos.

A pesar de eso, Dorian sentía que el hombre no era un mal tipo. Quizás otros podrían llamarlo tonto por esto, pero a él no le importaba.

—No sé si los guiarás hasta mí—comenzó Dorian, sacudiendo su cabeza, con los ojos brillantes—. Pero viviré como escogí vivir, y absolutamente nada en este universo cambiará eso. Tal vez no tenga la fuerza, ahora mismo, para respaldar esas palabras—. Su mente fue a su padre, el hombre más grande que conocía, y lo que haría en una situación como esta—. Pero un día lo haré. ¿Qué tipo de huma-ejem, qué tipo de dragón sería yo, si no estuviera a la altura de lo que creo?—. Miró al joven mago, y luego sonrió-. Soy un dragón con principios, después de todo—dijo con una amplia sonrisa.

—¡¿Pero… pero...?! —el mago balbuceó con incredulidad.

—Sin peros.

Los ojos de Dorian se iluminaron cuando la inspiración lo golpeó.

—La vida es sobre lo indispensable, joven mago —dijo, asintiendo con su cabeza sabiamente—. Las simples necesidades básicas. Solo olvídate de tus preocupaciones y tu conflicto. Ya hemos hablado suficiente de esto así que, antes de que nos separemos aquí, ¿te importaría responder algunas preguntas que tengo sobre este mundo?