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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasie
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503 Chs

Maldad Despreciable. Parte 2

Inmediatamente después, seis luces extremadamente brillantes rodearon a Julius.

Eran los seis cuasiespíritus que siempre acompañaban a Julius.

La combinación de esgrima y artes espirituales era lo que convertía a Julius en el más caballero de los Caballeros.

_Roy: Ni el aroma del sentimiento de inferioridad, ni la rica textura de experimentar frustración, ni siquiera la dulzura de un fuerte deseo, o el inusual sabor de la satisfacción luego de haber crecido, ¡no tienes na~da de eso—! 

_Julius: —Ricardo, ve con todo lo que tengas desde el principio. Trabajemos juntos. 

_Ricardo: Sí, déjamelo a mí. 

Agitando sus brazos, Alphard reveló las dagas atadas a sus muñecas. Empuñar dos dagas era el estilo de combate de Glotonería, pero no parecía suficiente para defenderse de la magia de Julius o de los golpes de Ricardo.

Siempre que la pelea no fuera una emboscada, la victoria y la derrota de cada uno ya era previsible.

Aun así, los ojos de Ricardo veían que la actitud de Alphard no parecía la de alguien que iba a afrontar una batalla perdida.

_Julius: Caballero Espiritual, Julius Euclius.

Manteniendo sus modales, Julius anunció su nombre antes de la batalla.

Pero Ricardo, quien cargaba un gran machete y estaba junto a él, no sentía tal obligación moral. Ambos enfocaron sus ojos, esperando que Glotonería diera su identidad.

Ante la intensa mirada de Ricardo, que no le inquietaba en absoluto, Alphard rio.

_Roy: ¡Bien eh, muy bien, creo que bien, tal vez bien, bien ¿no?, bien ¿verdad?, bien ¿no crees?, parece bien eh, creo que parece bien eh, precisamente porque parece bien—! ¡Beber glotonamente—! ¡Comer glotonamente—! ¡Paladar exquisito, paladar vulgar, saciedad, empacho—! ¡Desabrida, con poco sazón, de buen sabor, exquisiteces—! ¡Lo devoraremos todo—! Incluso una vida sin sabor, es un nuevo sabor para nosotros—!

_Julius: —El Clausel.

La intensidad de los seis colores dibujó un círculo frente a los ojos de Julius y una luz extremadamente brillante emanó de la punta de su espada y se dirigió a apuñalar el centro de Alphard.

Múltiples afinidades se mezclaron y el poder destructivo se convirtió en un haz de arcoíris que podría tragarse todo.

Justo detrás de la luz cegadora, Ricardo cargó hacia adelante con tal impulso que rompió el adoquinado. Blandiendo su enorme machete, como si intentara acorralar a Alphard contra la intensa luz.

Un poderoso ataque con el machete y una destructiva luz arcoíris——ante ambas cosas, Alphard mostró sus colmillos atrozmente.

_Roy: —En verdad, nii-sama es tan magnífico como imaginábamos. Qué deleite—. 

—Bajo la luna, destellos plateados cortaban a través del viento mientras las chispas saltaban en una sinfonía de espadas.

****

El primer músico era el Demonio de la Espada que blandía un par de espadas gemelas con encrespadas notas.

Su compañera le interceptó; una espadachina cuyos movimientos fluían como la corriente de un gentil riachuelo.

Destellos de metal danzaban por el aire; el choque del acero debía de haber sonado cruel, y sin embargo, de algún modo, esta sinfonía era nostálgica y melancólica. El clamor de precisas y afiladas colisiones recordaba a las gentiles caricias de un par de amantes.

La razón era simple: estos dos espadachines se complementaban el uno al otro a un nivel más allá de la perfección.

_Wilhelm: ¡Haaah!

El Demonio de la Espada exhaló mientras liberaba un sinnúmero de golpes desde todos los ángulos y trayectorias.

Esos precisos arcos eran prácticamente una obra de arte, sus limpios movimientos eran el estándar ideal para todos los aspirantes espadachines.

Su habilidad natural era tan impresionante que cualquiera que se llamara a sí mismo caballero estaría tan cautivado que su derrota estaría garantizada; y sin embargo él, simplemente, como si fuera lo más natural, soltaba incontables olas de ataques una tras otra.

_Thearesia: …

Un único golpe sería más que fatal, en esta lluvia inagotable de muerte.

Sin embargo, este incomparable huracán estaba siendo interceptando por una espada larga cuya dueña era increíblemente extraordinaria.

Lo que era más: esa espada tenía una característica inusual.

La longitud de la espada, tan alta como su dueña, era demasiado grande para considerarla un arma usable; sin embargo, la delgada espadachina blandía la enorme hoja como si no pesara nada.

Aunque la dueña de la espada estaba cubierta de pies a cabeza en una túnica negra que debería obstruir su visión, la punta de su espada fluía como si danzara a través del agua.

Ya fuera en términos de velocidad o perfección, las espadas gemelas superaban por mucho a la espada larga. Aun así, todos y cada uno de los ataques del Demonio de la Espada eran interceptados y desviados, sin excepción.

Entre las chispas y los fuertes sonidos del metal, con un siseo casi compadecido hacia el Demonio de la Espada, la espadachina saltó hacia atrás. Un paso muy tardío para reaccionar al inesperado movimiento y justo cuando él se echaba hacia adelante, el brillo de una espada se aproximó a su frente.

_Wilhelm: …gh.

Brillando frente a él había un golpe que no podía permitir que le tocara.

Éste era un ataque especializado que destelló más rápido que un parpadeo, lo que ocultaba la hoja que se aproximaba. Si no fuera por su amplia experiencia luchando con ella, él habría sido incapaz de ver a través de la muerte inminente que había estado a punto de recibir, y ese brillo habría atravesado su cerebro, matándolo.

La piel entre sus cejas le ardió debido a lo cerca que había estado. En un instante, el Demonio de la Espada echó a un lado sus recelos y comenzó a perseguir a la mujer que se había detenido en su pose para hacer una estocada.

_Wilhelm: huu, kuu. 

_Thearesia: … 

Antes siquiera de haberse recuperado lo suficiente como para contraatacar, la mujer hundió sus pies en la piel de él.

Los delicados dedos presionaron sus bien entrenados músculos abdominales e hicieron temblar sus órganos; el peso de su patada dobló el cuerpo de Wilhelm y un destello plateado dibujó un arco, que pasó cerca de su cabeza.

La brillante espada voló firme y directa, como si quisiera cortar la luna.

Habiendo llegado al punto más alto de su vuelo, la espada comenzó a descender de vuelta al suelo, cortando a través de la atmósfera y dirigiéndose a cortar en dos al Demonio de la Espada.

El poder tras ese ataque era incomparable a cualquiera de los anteriores; tanto la mortalidad de la espada en sí misma como la habilidad de su dueña para blandirla, eran más que capaces de partir un cuerpo humano por la mitad.

Aproximándose en el más corto de los destellos, esta muerte segura se acercaba.

_Wilhelm: ¡Deja de menospreciarme!

Todavía doblado, inmediatamente alzó ambos brazos, que temblaron al tiempo que chocaban con la aplastante fuerza sobre su cabeza.

Las espadas del Demonio de la Espada se superpusieron una sobre otra mientras atrapaban la espada larga que caía sobre él, quien apretó sus mandíbulas bajo su increíble poder. Incapaz de repelerlo por completo, sus brazos comenzaron a bajar; levemente, la hoja perforó su frente.

Sangre brotó de ella, tiñendo de rojo su vista. Sin embargo, no había caído de rodillas, y sus espadas no se habían roto.

_Wilhelm: ¡KuuuU—!

Los brazos conteniendo a la espada larga fueron forzados hacia arriba, empujando la espada de nuevo.Lanzando la pesada espada a un lado, el choque residual agitó el cuerpo de la espadachina ante él; y aprovechando el momento, él pateó hacia adelante.

La fuerza que debía haber impactado en el suelo fue, en vez de eso, redirigida hacia el cuerpo de la mujer en el aire. La combinación de la fuerza de la espada en caída y la patada lanzaron lejos a la mujer. El anciano Demonio de la Espada se lanzó hacia el delgado cuerpo que no tenía a dónde huir.

Una apertura.

Contra la espadachina cuyo cuerpo había sido lanzado por el aire, sin una ruta de escape, el Demonio de la Espada bajó su hombro y lanzó un ataque.

Acercándose a su cuerpo volando, el ataque vino simultáneamente desde arriba y abajo. Al unísono, las dos espadas hicieron un arco, cerniéndose sobre el cuerpo grácil de la mujer como la mordida de una bestia salvaje.