Especial de navidad. (2022)

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El 24 de diciembre era el día de la noche buena, en la tercera división todo era normal no había adornos navideños, ni el espíritu que siempre se debería sentir. A diferencia del quinto, décimo, onceavo y treceavo escuadrón.

Tara había insistido mucho a su capitán para que al igual que Matsumoto hizo con su escuadrón, adornar la base de la tercera división.

Pero Gin se había negado.

-Que Grinch- murmuró molesta la pelinegra mientras acomodaba los documentos en el escritorio.

-Escuché eso- dijo divertido el peliblanco -Tara-chan, tenemos tanto trabajo que no podríamos decorar- agregó tomando las mejillas de su novia que hacían un leve y tierno puchero.

-Vamos Gin, aunque sea vístete con traje o como santa- insistió.

-Ya veremos- sonrió Ichimaru.

El resto del día se la pasaron revisando documentos, hasta ya cerca de las 5 P.M. Cuando Tara salió de la oficina pues iba a cambiarse para la fiesta que Matsumoto organizo en el décimo escuadrón.

Cuando fueron las 8. Alguien tocó a su puerta, ya lista con un bonito vestido rojo, abrió la puerta encontrándose a su amado novio con un traje verde, una camisa roja y una corbata dorada, junto a un ramo de noches buena.

-Gin- sonrió la pelinegra al ver a su amado.

-¿Me daría el placer de ser mi acompañante en la fiesta de la décima división, hermosa señorita?- preguntó con una sonrisa mientras hacía una reverencia extendiendo la mano esperando a que Tara le diera la suya.

-Por supuesto que sí, apuesto caballero- sonrió la teniente.

Así ambos se fueron, hacia el décimo escuadrón, en la entrada se encontraba Matsumoto junto a su capitán Tōshirō.

-Buenas noches Tōshirō-kun, Rangiku-chan- saludo con una sonrisa Tara.

-Buenas noches, adelante pasen- saludo ahora Matsumoto con una sonrisa.

La pareja asintió mientras entraba a la base del décimo escuadrón, donde un camino de luces y noches buenas guiaba a los invitados hacia la sala principal.

Había un lindo ambiente en aquella sala, todo decorado acorde a la fecha, incluso el jardín se encontraba decorado con luces y esferas, al igual que con algunos muñecos de nieve que fueron hechos con la nieve que había caído el día anterior.

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La noche era tranquila, los Shinigamis de otros escuadrones se divertían, Rangiku estaba con Shūhei, Renji e Izuru; Tara se encontraba en la mesa junto a su novio, enfrente de ellos estaba Aizen con su teniente Momo, también estaban Byakuya, Ukitake y Tōshirō.

Los capitanes mantenían una entretenía conversación mientras ambas tenientes conversaban como de costumbre.

Comenzaba hacerse tarde así que Gin decidió convencer a la pelinegras para regresar al cuartel, ella estuvo de acuerdo así que cuando se despidieron de los anfitriones se dispusieron a regresar a su cuartel. Llegaron a la habitación del peliblanco quien le había pedido que pasará la noche con él, Tara asintió y ambos se adentraron a la habitación.

Para dormir Tara tomó una de las camisas de Gin, la cual le quedaba muy grande, gracias a eso no se puso pantalón pues aquella camisa le quedaba hasta abajo de la rodilla, tapando todo muy bien.

Cuando salió del baño, Gin ya estaba cambiado y acostado en el futón. La chica sonrió y se acercó a él acostándose a su lado.

-Tengo un regalo para ti- susurró el peliblanco a su oído.

-¿Ah sí? ¿Cuál es?- preguntó curiosa la pelinegra.

Gin sonrió mientras la abrazaba por la cintura para después extenderse una bonita cajita blanca con un moño rojo. Tara se sentó en el futón para poder abrir la caja, Ichimaru le acompañó observando su rostro para no perderse de ninguna de sus expresiones.

Cuando la pelinegra abrió la caja, su asombró creció al ver una bonita cadena de plata con una piedra blanca incrustada, sonrió.

-Gracias Gin- Tara sonrió mientras se acercaba a él para darle un beso.

-¿Quieres que te lo ponga?- preguntó con una leve sonrisa una vez que se separaron del beso. La pelinegra asintió ante su pregunta.

Ella le dio el collar y se recogió el cabello dejando en descubierto su cuello.

Gin coloco el collar y abrocho el seguro, cuando termino beso el cuello de su novia seguido de apoyar su barbilla en su hombro.

-Te amo Tara- susurró.

-Yo también te amo Gin- dijo ella con una sonrisa.

La noche era tranquila, ellos juntos, con las sábanas tapando sus cuerpos después de haber hecho el amor, todo era tan mágico y especial.

La navidad tenía ese hermoso efecto de ser tan alegre y positiva aunque fuera la cosa más sencilla del mundo.

FELIZ NAVIDAD.

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