Los jueces observaron el plato de fideos y luego a Lu Xinyi. Sabían que ella estaba consciente del problema. Si bien sus fideos estaban casi perfectos, el caldo había sido la decepción. Mientras Ye Xieren esperaba sus puntuaciones, tenía la expresión facial de alguien que esperaba un gran regalo. Había una pizca de victoria en la sonrisa rodeada por sus rígidas mejillas. No era la sonrisa sutil de un compañero examinado, sino que la alegría del enemigo después de ganar la batalla
Qu Shaowei suspiró. Qué plato de fideos tan maravilloso, pero imperfecto. Su plato tenía potencial, pero no lo hizo correctamente. Era una pena que no pudiera competir bien contra los fideos soba de Ye Xieren. Si Lu Xinyi hubiera presentado la versión perfectamente preparada de sus fideos, no habría duda de que le ganaría a Ye Xieren con todas las de la ley.
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