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Sueños tormentosos

Cuando Mary se fue, empecé a cambiarme de ropa. Me parecía que el ambiente estaba un poco tenso.

—Creo que descansaré un poco —Le dije a Jin, — Anoche casi no dormí.

Ella se quedó observándome, y asintió como si estuviera distraída. Yo estaba evitando preguntarle acerca de Mary, pero era verdad, necesitaba dormir para recuperar el sueño.

Me quedé dormida al poco tiempo, pero casi de inmediato me despertó el bombardeo de imágenes. En una penumbra intermitente, me sentí atrapada entre la vigilia y el sueño.

Estaba en una zona nebulosa donde la realidad y la fantasía se entrelazaban. Cada vez que cerraba los ojos, mi mente se sumergía en un torbellino de imágenes fragmentadas y sonidos lejanos.

—¡Sargento Taylor! —gritó un soldado, su voz cargada de frustración—. ¿Cuánto tiempo más vamos a quedarnos aquí, esperando órdenes que nunca llegan?

El calor me envolvía mientras caminaba entre las tiendas de campaña del campamento. Mis hombres estaban agotados y tensos, con la moral baja y con una desconfianza hacia los altos mandos que aumentaba con cada día que pasábamos sin recibir apoyo.

Me giré para enfrentar a mi pelotón, viendo la desesperación en sus rostros.

—No tenemos elección, Johnson. Estamos siguiendo órdenes —Trataba de mantener la calma.

—¡¿Órdenes?! —exclamó otro soldado—. Los altos mandos nos han abandonado, Chloe. Estamos solos aquí.

El murmullo de acuerdo entre los soldados crecía, y el miedo de un amotinamiento se volvía palpable. Sentí una punzada de incertidumbre.

¿Y si tenían razón? ¿Y si realmente nos habían dejado a nuestra suerte? Mis pensamientos se amontonaban en mi mente, mientras veía a lo lejos el puente de Manhattan.

De repente, una explosión sacudió el campamento. Todos se agacharon instintivamente, buscando cobertura. Cuando el polvo se asentó, vimos que no se trataba de un ataque enemigo habitual. Los infectados no atacaban con bombas. Algo mucho peor estaba a punto de desatarse.

Justo en medio de la ansiedad por el ataque, la escena del sueño cambió abruptamente. Estaba en medio de una ciudad devastada, edificios derrumbados y fuego por todas partes.

Un rugido ensordecedor llenó el aire y, frente a mí, apareció una figura imponente. No era humana. Sus ojos brillaban con una luz antinatural, y una especie de armadura resplandecía sobre su cuerpo, de una forma que jamás había visto.

—¿Qué eres? —logré articular, retrocediendo.

La entidad no respondió. En lugar de eso, avanzó hacia mí con una velocidad sorprendente. Intenté dispararle, pero el proyectil se desintegró antes de alcanzarlo.

Un golpe fuerte me lanzó contra una pared, sintiendo que mis costillas se rompían por el impacto.

—¡No... puedo... rendirme! —gruñí, levantándome con esfuerzo.

En un último intento desesperado, me lancé sobre lo que me atacaba, solo para ser derribada nuevamente. Sentí un dolor lacerante cuando sus garras atravesaron mi abdomen. La sangre se esparció a mi alrededor, y mi visión comenzó a oscurecerse.

Al abrir de nuevo mis ojos, estaba en otro el escenario. La oscuridad seguía, y el dolor era insoportable. Pero no estaba en el mismo lugar. Antes de dormirme de nuevo, una figura conocida emergió. Era Jin. Pero había algo diferente en ella. Sus movimientos eran diferentes. Tenía un brillo que no había notado antes.

—No puedo dejarte morir, Chloe —dijo, su voz un susurro calmante.

Sentí un calor extraño emanando de sus manos cuando las colocó sobre mis heridas. Una luz brillante me envolvió, y el dolor comenzó a desvanecerse. Mi mente se nubló mientras la luz se intensificaba. Desperté con un sobresalto, jadeando.

Mi corazón latía con fuerza y una sensación de irrealidad me envolvía. Miré a mi alrededor, asegurándome de que estaba a salvo en el refugio.

—¿Otro mal sueño? —preguntó Jin, que estaba acostada a mi lado, medio despierta.

—Sí... —murmuré, tratando de calmar mi respiración—. Eran... eran tan reales.

—Los sueños pueden ser así a veces —dijo Jin, volviendo a acomodarse —Intenta descansar.

Cerré los ojos de nuevo, tratando de recordar en qué momento ella se había pasado a mi cama. Debió ser mientras yo dormía. El sueño me venció de nuevo, pero las imágenes seguían acechándome. Algo en esos sueños se sentía diferente. ¿Eran meras fantasías?

Al dormirme, me encontré en una habitación oscura, llena de extraños artefactos como los que había visto en el centro comercial.

—Mi mente está jugando con mis experiencias —pensé en el propio sueño.

Era curioso. Parecía que podía ver lo que estaba pasando, y a la vez controlarlo. Era como ver una película en mi cabeza, sin estar allí, pero a la vez estando consciente de lo que sucedía.

En el centro de la habitación, un recipiente extraño y resplandeciente emitía una luz suave. Jin estaba allí. Manipulaba la caja con destreza, mientras yo trataba de entender lo que sucedía.

—¿Qué es eso? —pregunté. Pero mi voz rebotaba en el vacío.

—Es la Caja de Pandora —respondió Jin, sin mirarme, y en el sueño yo trataba de recordar dónde había escuchado antes ese nombre.

—¿Sigo soñando? —pregunté— ¿Todo esto está pasando o es otro sueño?

Jin seguía allí, manipulando el objeto extraño. Parecía no oírme.

—Con esto, puedo salvarte, —dijo— pero hay un precio que pagar.

Antes de que pudiera preguntar más, un destello cegador me envolvió y el sueño se desvaneció.

Desperté nuevamente, con la sensación de que algo crucial acababa de pasar, pero que estaba justo fuera de mi alcance. Traté de volver a dormirme, pero no pude lograrlo.

Mi mente estaba en un estado de confusión y desesperación.

Miré a Jin. Dormía tranquilamente a mi lado. Quise despertarla, pero no tenía sentido interrumpir su sueño para hablar de mis locas pesadillas.

Sin embargo, sentía que había algo que ella no me estaba diciendo, algo que yo necesitaba descubrir. ¿Estaría mi mente advirtiéndome algo? ¿Tendría que ver con Mary?

Traté de recordar lo que hablaban cuando yo llegué, pero no pude. Ya me estaba incomodando no saber qué era lo que había pasado entre ellas.

Mientras me acomodaba de nuevo, decidida a enfrentar mis pesadillas, supe que las respuestas estaban allí, escondidas en algún lugar de mi mente.

Debía preguntarle a Jin sobre Mary. Ella me sacaría de dudas. Cerré los ojos de nuevo, y dormí el resto de la noche.