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El lobo feroz

Yo, Jim—ah Kim, quiero contarte mi versión de lo que sucedió en el refugio cuando Chloe y John fueron a la zona muerta:

Después del amanecer, las luces del refugio entraban por las paredes de la tienda de campaña golpeando mi rostro.

—¡Hey! — Grité en protesta por las luces

Alguien intentó despertarme, pero en lugar de incorporarme, simplemente me rodé hacia el otro lado de la cama. La persona agarró mi manta y la intentó jalar.

—¡Jin, hora de despertar cariño!

—Por favor, sólo 10 minutos más —murmuré casi dormida.

La persona agarró las sábanas y tiró con fuerza. Yo, que estaba envuelta en ellas, rodé por la cama hasta caer al piso.

—Buenos días —dijo Susan después de hacerme comer el piso. —Recuerda que prometiste ayudarme con la enfermería.

—Hey Susan, buenos días —balbuceé apenas despierta.

—Vamos, hora de bañarse y vestirse —dijo Susan, halándome por el brazo para que me pusiera en pie.

Miré a mis alrededores en busca de Chloe, pero no pude ver a la rubia. El refugio estaba tranquilo, con el suave murmullo de la gente despertando y comenzando sus tareas diarias.

Me levanté de la cama, todavía preocupada por los movimientos inquietos de Chloe durante la noche. Sus sueños eran cada vez más perturbadores, y temía que estuviera recordando fragmentos de su pasado que podrían ponerla en peligro.

Decidí buscar a Mary, necesitaba hablar con alguien que pudiera comprender la situación. La encontré en la sala de control, con Lisa, revisando los informes de la última patrulla.

—Mary, ¿tienes un minuto? —le pregunté, intentando mantener la calma en mi voz.

Mary levantó la mirada y asintió, apartándose de la pantalla.

—Claro, Jin. ¿Qué sucede?

Salimos de la sala de control, dejando a Lisa con las comunicaciones.

—Es Chloe —dije, sentándome junto a ella—. Anoche tuvo otro sueño agitado. Se está volviendo cada vez más frecuente, y creo que podría estar recordando cosas.

Mary frunció el ceño, inclinándose hacia adelante.

—¿Qué tipo de cosas?

—No lo sé con certeza. Pero habla en sueños, menciona lugares y nombres que no debería recordar. Creo que está empezando a recuperar partes de su memoria.

Mary asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación.

—¿Eso podría ser peligroso?

Suspiré, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros. Había jurado proteger a Chloe, pero también tenía que mantener ciertos secretos.

—Anoche mencionó algo sobre una batalla —continué—. Hablaba de un enfrentamiento antes de que el virus apareciera. Y también mencionó... entidades que no son humanas.

Mary levantó una ceja, su expresión se volvió más seria.

—¿Crees que está recordando algo relacionado con... los Elites?

Al oír este nombre, temblé... No sabía que Mary tuviera información de este grupo. Traté de salirle al paso sin revelar nada comprometedor.

—Es posible. Pero no puedo estar segura. —Y dentro de mí pensé: —"Todo está mezclado en sus sueños".

—¿Y qué piensas hacer al respecto? —preguntó Mary, mirándome fijamente.

—Necesito protegerla, —dije, y agregué: —pero también necesito descubrir qué está recordando exactamente. No puedo dejar que se sienta más confundida o asustada.

Mary asintió, comprendiendo la dificultad de mi situación.

—Deberías hablar con John. Él ha estado con Chloe desde el principio. Quizás él pueda ayudarte a entender mejor lo que está pasando en su mente.

Asentí, agradecida por su consejo.

—Lo haré. Pero primero, necesito encontrar a Chloe.

Mary regresó a la sala de control y yo me dirigí a las áreas comunes del refugio. Encontré a Susan en una de las tiendas de campaña del patio central.

—Susan.

—¿Sí, cariño? —respondió Susan.

—¿Dónde está Chloe? —pregunté.

—¿Ella no te dijo? —preguntó sorprendida Susan—. Según John, fueron en una "pequeña aventura".

"¿Chloe ha salido?" El pensamiento me abordó de repente, y casi no lo noté.

—No, no lo sabía —respondí a Susan mientras intentaba recordar lo que había pasado el día anterior —No estoy segura si me lo dijo ayer —No podía recordar mucho.

—Jin, en 20 minutos te espero en la enfermería —me dijo Susan cambiando de tema. —recuerda que hoy estarás de voluntaria en mi consultorio.

Empezó a caminar hacia la salida de la casa de campaña, pero antes de salir me espetó:

—20 minutos... ¿Okay?... —se detuvo a esperar confirmación.

—Okay —le respondí, y ella se retiró.

Me quedé sola con mis pensamientos:

"Si otros en el refugio descubren lo que pasó con Chloe, estaremos todos expuestos". — El pensamiento me alcanzó sin darme cuenta — "El peso de la verdad es aplastante. ¿Cuánto tiempo más puedo seguir ocultando esto?"

Lo que nos había atacado en el centro comercial, tenía que ser una quimera, y eso era solo una muestra de lo que los Elites podían desatar.

Si el refugio fuera atacado, el pánico sería incontrolable. La seguridad de todos se desmoronaría. Y yo... yo sería vista como una traidora, como una amenaza latente.

Chloe es fuerte, pero si los Elites la buscan, no podría enfrentarlos. Si la encuentran, no tendrían piedad. Había sido un error traerla al refugio. ¿Qué podía hacer ahora para protegerla?

Los Elites estaban cerca. Podía sentirlos. Buscaban a Chloe. Ella representaba una amenaza para ellos, una figura que podría inspirar a otros a rebelarse. Si la encuentran, no solo estará ella en peligro. Todo el refugio podría ser destruido.

"Debo mantenerme alerta —pensé —proteger a Chloe a cualquier costo. No solo por ella, sino por todos los que dependen de nosotros aquí."

Cada decisión que tomara estaría llena de riesgo. ¿Cuánto tiempo más podríamos mantener esto en secreto?

Chloe confiaba en mí. Pero esa confianza estaba construida sobre una mentira. Si alguna vez descubría la verdad, ¿me perdonaría? ¿Entendería por qué hice lo que hice?

Los veinte minutos habían pasado sin sentirlos. Cuando me percaté, corrí con todas mis fuerzas hasta la enfermería, todos los refugiados me saludaban mientras reían, porque, de nuevo, estaba llegando tarde.

Al llegar, entré apresuradamente. Susan estaba sentada en una silla enfrente de su escritorio mientras sostenía unos documentos.

—Finalmente, llegas, Jin —me dijo Susan, levantando la mirada de sus documentos y mirándome.

—Lo siento, me entretuve —rápidamente me disculpé.

—No importa. Lo bueno es que ya estás aquí —me respondió sin darle mucha importancia—. Necesito que leas los documentos que están sobre la mesa.

—Está bien —me acerqué a la mesa y tomé el documento. Usualmente, cuando venía a ayudar a Susan, siempre me encargaba de organizar sus papeles y diagnósticos.

"Bueno, empecemos". — Comencé leyendo lo que me había dado Susan. Era el record de un paciente.

"El paciente no recuerda nada sobre su familia... Parece ileso de cualquier daño... No parece infectado... Es capaz de hablar y moverse... El paciente parece saludable."

Todo parecía en orden, hasta que leí el nombre del paciente en el record: "NOMBRE DEL PACIENTE: MARK".

—Susan, esto...

Antes de que pudiera terminar lo que iba a decir, Susan se paró y cerró la puerta de la carpa.

—Si... —dijo Susan haciendo una pausa—. Él apareció en nuestras puertas hace dos horas.

Empecé a temblar, el miedo me azotó el estómago. Quizá a Susan le parecía un milagro, pero yo sabía que Mark estaba muerto. Él mismo se había incinerado en el centro comercial.

—¿Dónde está Mark ahora mismo...? —Ni siquiera tuve tiempo de terminar la frase...

"¡BOOM!"

Después de la explosión todo se volvió negro.