Byakuya Kuchiki.

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[CAPÍTULO ÚNICO.]

"No Soy Ella."

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Estaba cansada de las constantes comparaciones entre ambas mujeres. Estaba cansada de todas esas frases donde la primera esposa de Byakuya Kuchiki sobresalía.

No estaba celosa. Para nada, ella sabía que Hisana había sido el primer amor del líder del clan Kuchiki. Simplemente estaba cansada de escuchar siempre lo mismo: "La señorita Hisana era más delicada", "La señorita Hisana era más amable", "A la señorita Hisana se le veía muy bien esa Yukata que trae puesta".

Estaba cansada, harta. Pero, por mucho que quisiera hablar de ese tema con Byakuya, sabía que terminaría en una gran discusión. Y eso no era apto en ese momento. Estaban a dos semanas de casarse. Todos los preparativos estaban listos, las invitaciones habían sido enviadas a los capitanes y tenientes, al igual que a las familias nobles del Seireitei.

Suspiro mientras miraba por la ventana enfrente de ella. Mientras la costurera más reconocida de clan Kuchiki arreglaba los últimos detalles de su vestido.

—¿Podría mantenerse quieta?— pregunta molesta la mujer mientras seguía arreglando los detalles del vestido que traía puesto la pelinegra.

Malory asintió, disculpándose por moverse mucho. No estaba cómoda con ese vestido.

—¿Cómo va todo?— la voz de Byakuya se hizo presente en la habitación.

La costurera hizo una reverencia dejando su trabajo aún lado para mostrar respeto ante el líder del clan. La joven de cabellos negros se mantenía mirando a la ventana sin voltear para ver a su prometido.

—Todo va demasiado bien amo Kuchiki. Solo unos pequeños detalles con el vestido, el comité de ancianos me pidió que ajustará el vestido que era de la señorita Hisana para que le quedará a la señorita Malory— explico sin levantar la cabeza —Pero es claro la diferencia de todo, la señorita Malory no podría compararse nunca con la señorita Hisana...

Malory apretó la tela del kimono entre sus manos, molesta por esa comparación. Una vez más ahí estaba. Bajo del escalón donde estaba parada y salió de la habitación sin mirar a ninguno de los dos, dispuesta a gritarle a cualquiera que se le cruzará enfrente. Byakuya la persiguió por los pasillos hasta que tomó su brazo y la detuvo a mitad del pasillo.

—¿Qué te pasa Malory?— preguntó con su tan conocida serenidad el Kuchiki.

—¿Qué me pasa?— repitió incrédula la pelinegra mientras miraba a Byakuya tratando de regular su temperamento.

—Estás actuando como una niña mimada, haciendo un berrinche por un estúpido vestido— reclamó con notable molestia.

Ella no respondió, apretando aún más la tela entre sus puños, deseando decirlo todo.

—Hisana no se comportaría así...— Byakuya se detuvo antes de terminar la oración.

—¿Así cómo?— preguntó mientras lo miraba con resentimiento —¡Termina la oración Byakuya!— grito ante el silencio del Kuchiki.

—Ella no se comportaría como una caprichosa y egoísta— reclamó con fría molestia.

La joven de cabellos negros se quedó en silencio por unos minutos, las lágrimas comenzaban a calar en sus ojos dorados. Sus ambos apretándose con fuerza contra la tela del kimono arrugando aquella parte de la prenda, miro el anillo en su dedo anular.

—Si... Tienes razón, soy una egoísta y caprichosa, nunca seré la mujer ideal que Hisana fue en su tiempo casada contigo— las palabras ardían en su garganta mientras su mano derecha quitaba el anillo y se lo aventaba a Byakuya —¡Estoy cansada de ser comparada con ella! Tienes que entenderlo Byakuya, ¡NO SOY ELLA!

Malory se alejó de ahí, dejando a Byakuya congelado sin saber que decir o hacer. Sintiéndose el hombre más tonto del mundo.

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Habían pasado dos semanas desde que cancelo el compromiso con Byakuya, y aunque no estaba del todo feliz, prefería su solitaria tranquilidad. Había sido horrible para su autoestima el ser comparada con una mujer fallecida.

Y aunque no te tuviera celos, ni rencor hacia Hisana. Era mejor que las cosas se quedarán así.

Ambas. Tendrían su paz. Aunque la paz de Malory duró muy poco.

—Malory...

La voz de Byakuya le era completamente irreconocibles a este punto. Y su Reiatsu estaba demasiado elevado, no era propio de él descuidar su apariencia, o sus habilidades.

—Capitán Kuchiki— saludo cordialmente mientras seguía su camino.

Pero en su vago intento de escape, su brazo fue capturado por Byakuya quien rápidamente la jalo hacia un callejón y la acorralo contra la pared.

—Antes de que digas algo o intentes alejarme. Déjame hablar, te lo pido— suplicó en un susurro, con sus rostros a centímetros de distancia, mirándose a los ojos.

—Adelante.

—Sé que estás resentida por las comparaciones. Te pido mis más sinceras disculpas por no haberlo detenido antes, por no haber pensado en cómo te estabas sintiendo. Sé que no eres Hisana, que nunca serás ella— Susurro mientras se acercaba aún más, deseando probar una vez más los dulces y tentadores labios de aquella encantadora mujer —Regresa Malory, desde que ya no estas soy un completo desastre...

—Eso lo note muy rápido— rió suavemente mientras acariciaba el alborotado cabello negro del Kuchiki, el cual no llevaba sus característicos adornos —Byakuya, no podrás arreglar esto de la noche a la mañana.

—Eso ya lo sé. Por favor dame una segunda oportunidad Malory, te juro que cambiaré todo lo que este a mi alcance para que tu estés cómoda. No volverán a compararte, no habrá nadie más que tú— suplicó mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos violáceos.

Malory sonrió mientras acariciaba con suavidad la mejilla de Byakuya, asintiendo ante las palabras del capitán.

—Te daré una segunda oportunidad Byakuya Kuchiki...

El joven de cabellos alborotados sonrió mientras se acercaba a los labios de la pelinegra, besándola con tanto cariño. Demostrando con ese solo beso todo lo que había sentido en esas semanas que estuvieron peleados.

Todo había sido su culpa. Por dejar que su hermosa prometida fuese comparada con su difunta esposa. Porque Hisana y Malory eran totalmente diferentes. Nunca deberían ser comparadas la una con la otra.

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