Me dirigí a la oficina de mi jefe el cual esperaba por mi pacientemente.
Me detuve delante de él esperando a que comenzara a hablar, el rostro de mi jefe se notaba un poco de molestia.
—Daniel, ¿Porqué has llegado tarde?.—Preguntó cruzandose de brazos.—No es normal que llegues tarde a trabajar.
—Señor, tenía algo importante que hacer esta mañana.
Mi jefe dejó escapar un suspiro para luego mirarme fijamente.
—Bien, espero y no se vuelva a repetir este acontecimiento.
—No volverá a pasar, señor.—Respondí sonriendo.
—Está bien Daniel, vuelve al trabajo.
Salí de la oficina y me dirigí a la registradora dónde ya esperaban algunos clientes.
Atendí el pedido mientras uno de mis compañeros se acercaba a mi.
—Oye Daniel. ¿Quién era esa chica de esta mañana? Ella es realmente hermosa.
—Es mi novia.—Exclamé.
—¿Tu novia? Nunca la había visto contigo.
—Quizás no la habías visto porque llegó hace un par de días.
—¿Entonces no es de aquí?
—Ella es de aquí, solo que tuvo que irse por un tiempo.
—Oh ya veo.
Pasaron varias hora y ya había acabado el trabajo por el día de hoy, me dirigí hacia la salida de la cafetería para dirigirme a casa, ya que solo quiero ver a Nora.
Continué caminando hasta que fui detenido por la voz de una mujer.
—¡Daniel!
Dirigí mi mirada hacia esa voz la cual reconocí inmediatamente.
—¿Nora?¿Qué haces aquí?.—Pregunté.
—Llegué hace unos minutos.
En mis labios se formó una sonrisa mientras ella se acercaba a mi. Rodeé su cintura con mis manos haciendo que me miraba a los ojos, ella rápidamente depositó un delicado beso en mis labios.
—¿Me extrañaste?.—Pregunté.
—Te extrañé, por eso vine a buscarte.
Sonreí mientras sujetaba su mano y comenzabamos a caminar.
—Vayamos a comer algo ¿A dónde quieres ir?
—Uhmm, vayamos a comer algo ligero, ¿Te parece?.—Dijo.
—¿Estas segura?
—Estoy segura, vayamos a ese restaurant, dicen que la comida allí es muy buena.—Dijo señalando.
—Bien, vayamos.
Entramos a aquel lugar y tomamos asiento, inmediatamente se acercó un hombre a nosotros ofreciéndonos el menú.
—¿Qué pediras?
—Hay muchas cosas interesantes aquí, así que olvídalo, no pediré algo ligero.—Dijo sonriendo.
Dejé escapar una risa al escucharla decir eso.
—Hoy un compañero de trabajo dijo que eres muy hermosa. Le he dicho que eres mi novia.
Nora me miró fijamente y rápidamente dijo.
—¿Y no lo soy? ¿Recuerdas lo que hablábamos por las llamadas?.
—Lo eres Nora, y lo sé, lo recuerdo perfectamente. Por eso desde que regresaste inmediatamente supe por fin serías mía.
—Lo he sido desde hace mucho tiempo, tonto.
Nuestra conversación fue interrumpida por aquel hombre el cual anteriormente había recibido nuestro pedido.
—Que lo disfruten.—Dijo colocando los platos cuidadosamente en la mesa.
—Muchas gracias.—Dijimos ambos al mismo tiempo.
Un par de horas después habíamos terminado nuestra comida y nos dirigimos hacia un parque cercano. Nora tomó asiento e inmediatamente coloqué mi cabeza en su regazo. Estuvimos hablando durante un par de horas.
—¿Que haremos ahora?.—Preguntó.
—¿Quieres ver una película?.—Dije mientras me sentaba nuevamente.
Miré a Nora fijamente a sus ojos grises e inmediatamente me acerqué a sus labios dando un suave beso para luego mirarla a sus ojos. Nuevamente volví a darle un beso pero esta vez un poco voraz, el cual ella respondía de la misma manera.
Detuve el beso al sentir mi celular vibrar en mi bolsillo. Miré a Nora y dije.
—Lo siento, mi celular...
—Está bien, contesta.
Tomé mi celular dándome cuenta que era mi madre la que llamaba en ese momento.
—¿Hola?
—Daniel, ¿Podrías venir a casa?.
—¿Sucedió algo?.—Pregunté.
—No es nada, solo que tendré que salir por unos días, así que quedarás sólo.
—Oh, ya veo, está bien madre, estaré bien. Ten cuidado.
—Lo tendré, así que tú también ten cuidado. Tengo que irme ahora Daniel.
—Está bien madre, te llamaré.
Luego de unos minutos de conversación con mi madre nos despedimos y colgamos la llamada. Los ojos de Nora se fijaron nuevamente en mi.
—¿Qué sucedió?.—Preguntó.
—Uhmm, mi madre se ha ido por unos días.
—¿Estarás solo?
—Asi es.—Dije sonriendo.
—¿Puedo quedarme contigo?
—¿Eso quieres?
Ella asintió con su cabeza.
—Entonces vamonos, dormirás conmigo.
Tomé a Sara de su mano y nos dirigimos hacia mi casa. Varios minutos después habíamos llegado a esta. Nora había tomando un baño al igual que yo. Me dejé caer en mi cama en compañía de ella, la cual había colocado su rostro en mi pecho.
Giré mi rostro hacia Nora observando sus ojos, mis ojos se dirigieron a sus labios para depositar en estos un delicado beso. Ella me miró fijamente para segundos después devolver mi beso, el cual respondí plácidamente. Con un movimiento rápido me coloqué encima de ella sin dejar de besarla. Mis besos fueron dirigiendose a su cuello mientras ella cerraba sus ojos. Me detuve por unos segundos mirandola fijamente.
—¿Debería continuar?
Ella asintió con su cabeza quitando su camisa dejándome ver sus senos. Quité mi camisa con su ayuda para luego continuar besando su labios, luego de unos minutos ambos nos encontrábamos completamente desnudos, mis manos recorrían su cuerpo delicadamente mientras besaba su cuello, mis besos recorrieron su abdomen y todo su cuerpo. Nora dejó escapar unos gemidos de sus labios.
A los pocos minutos me pocé en medio de sus piernas entrando en ella con delicadeza, mis movimientos comenzaron siendo suaves para luego acelerarlos, los gemidos de Nora resonaban en la habitación los cuales eran silenciados por mis besos.
Luego de nuestro encuentro nora se encontraba dormida en mi pecho, di un delicado beso en su frente para luego cerrar mi ojos y quedarme dormido.
Han pasado varios días y he decidido entregar a Nora aquel anillo que había comprado desde hace mucho tiempo. Nora conversaba con mi madre, tomé asiento a su lado un poco nervioso. Entrelazé mis dedos con los suyos. Luego de unos minutos sin pensarlo más me coloqué de rodillas delante de ella sacando aquel estuche de mi bolsillo.
Nora me veía con sorpresa al igual que mi madre.
—Desde hace mucho tiempo te he amado, ahora que finalmente te tengo quiero que todos sepan que eres mía, por lo tanto Nora, ¿Quieres casarte conmigo?.
Nora me abrazó fuertemente e inmediatamente dijo
—Sí, si quiero casarme contigo.