El pitido estridente de las bombas de quimioterapia interrumpió la calma de la habitación, anunciando que era hora de cambiar las bolsas de tratamiento.
"¡Las bombas!", alertó uno de los pacientes, un joven que residía en esa habitación.
"En seguida vamos", aseguró una voz en el megáfono y luego colgó.
"¿Así que finalmente acabaron las tuyas?", preguntó otro joven que yacía en la cama adyacente, mostrando curiosidad por la situación de su compañero.
La sala de hematología se componía de varias camas, generalmente tres o cuatro por habitación, con un sofá al lado de cada cama para que los familiares pudieran acompañar a sus seres queridos. El área se dividía en secciones separadas para hombres y mujeres, junto con una sala aislada para aquellos cuyas defensas habían disminuido considerablemente como resultado del tratamiento.
En medio de la rutina hospitalaria, la enfermera joven de cabello oscuro y sonrisa juguetona anunció: "¡Listo, ya está! Hoy damos por finalizado tu tratamiento hospitalario, Elías. Si todo sale bien, mañana te darán de alta, así que descansa hoy".
"Muchas gracias querida Evelina" el compañero impaciente interrumpía
"No estoy hablando contigo", regañó la mujer al joven entrometido.
"Pero si yo también me llamo Elías, señora Domínguez", exageró el chico con dramatismo para llamar la atención.
"Es verdad, señorita Domínguez, usted siempre nos confunde", intervino el joven.
"¿Qué se le puede hacer? Ambos tienen el mismo nombre y apellidos, ambos son Elías Rodríguez", se justificó ella.
"además, tu fuiste el que querías que usara ese nombre" contesto la señorita toda ofuscada
"sí, pero es porque odio mi segundo nombre, suena a viejo" respondió Elías 2
"ah, los padres con sus nombres piteros" manifestó Elías 1
"En fin, déjense de hacerme perder el tiempo. Tengo que suministrarle las medicaciones a don Julio", dijo la señorita, empujando un carrito hacia la habitación y sacando de él unas pastillas.
La escena continuó en medio de una atmósfera de humor y camaradería, demostrando la dinámica única que había entre el personal y los pacientes del hospital.
La atmósfera tranquila de la habitación se interrumpió por molestosa voz de Elías
"No haga despertar al pobre Julio", aconsejó Elías en voz alta, provocando que la señorita Domínguez le hiciera una seña para que bajara la voz.
"Bueno, doña, ¿cómo va su hermana? ¿Se encuentra mejor?", preguntó Elías 1 con interés genuino.
"Ella marcha bien, poco a poco va recuperándose. Mi madre me dijo el otro día que, solo por un instante, abrió los ojos, creo que pronto despertara de su largo coma", respondió la señora con alegría en su tono.
"Eso es bueno, señorita Domínguez", asintió Elías. "Espero que todos se recuperen pronto", agregó el joven con un matiz de esperanza en su voz.
"Así es, amigo. Con la ayuda de Dios, lo lograremos", comentó Elías con determinación, uniéndose a la conversación con un sentido de optimismo.
La habitación se llenó gradualmente de saludos matutinos mientras los familiares de los pacientes se despertaban y se reunían alrededor de sus seres queridos.
"Buenos días a todos", saludaron en coro, rompiendo el silencio de la mañana.
"Buenos días, señora Gisela", respondió Elías con cortesía. "Buen día, señor Rodríguez", añadió respetuosamente al reconocer la presencia del anciano en la habitación. "Buenas, doña Dolores", saludó con calidez a la mujer presente.
Mientras todos se acomodaban aún era de madrugada, y notamos que la habitación estaba envuelta en una penumbra suave y que el frío de la mañana se filtraba a través del piso. El aire acondicionado acentuaba la sensación gélida en el ambiente. Afortunadamente, teníamos a mano ponchos y mantas gruesas para protegernos del clima.
Yo, por ejemplo, siempre llevaba conmigo mi gorrito y una bufanda para mantenerme cálido en momentos como este.
"Bueno, creo que aún es temprano, así que dormiré un poco más para ver si puedo soñar con ella", dijo Elías 1, mientras se acomodaba en su cama con la esperanza de sumergirse en un sueño reconfortante.
"Otra vez con ella, ¿qué tiene de especial esa chica?", preguntó curioso Elías 2, interesado en descifrar el misterio que rodeaba los sueños de su compañero.
"¿De qué chica hablan?", preguntó con curiosidad don Rodríguez, buscando aclarar la situación.
"Es una chica que aparece en mis sueños", explicó Elías 1. "Básicamente es la novia de Elías en ese mundo onírico". Respondió Elías 2 "aunque igualmente yo soñé con una hermosa chica en un hermoso prado" añadió
"ojalá pudiera soñar de nuevo con esa chica tal como lo hiciste Elías" dijo Elías 2
"bueno si te esfuerzas podrá conseguirlo, tener un sueño así con una chica" animo reconfortándolo el Elías 1
"lo dudo mucho, quizás y me de pesadillas, aunque quisiera soñar con un mundo de fantasía" comento Elías 2
"eso seria genial, con dragones y caballeros" dijo Elías 1
"aunque bueno solo soñó con ella un par de veces, cabe mencionar que deje de soñar con ella hacía mucho tiempo, así que no creo poderla ver de nuevo" menciono Elías 1
"Vamos, solo es un sueño como muchos otros. Ojalá que los sueños se volvieran realidad", comentó Elías 2 con un tono de resignación.
"Quién sabe", intervino la señorita Domínguez, con una sonrisa en su rostro "Puede que tus sueños se vuelvan realidad".
"eso espero" finalizo Elías 2
"bueno en mi caso no lo creo así, aunque me da igual. Al menos estos sueños han hecho más ameno todo este proceso en este lugar. Lo bueno es que ya no tendré que regresar", expresó Elías con un suspiro de alivio y satisfacción.
"Felicidades. Ahora solo falta ver qué dice tu médico tratante sobre si has vencido el linfoma o no", habló doña Gisela, la esposa de don Julio, con una nota de esperanza en su voz.
"felicidades hijo" mi padre me felicito también
"Oye, Elías, me alegra que te hayas recuperado hermano, además no te olvides de llamarnos, ¿de acuerdo?" animó el otro Elías con una sonrisa reconfortante.
"gracias Elías"
"Bueno, gracias a todos por su apoyo. De verdad les deseo lo mejor y espero que logren vencer su enfermedad. Este año ha pasado volando, pero nunca lo olvidaré. Ha sido un viaje tormentoso, luchando, sintiéndome decaído, rechazando las amargas pastillas, soportando tantas agujas que buscaban mi vena. De verdad, muchas gracias a todos", expresé con sinceridad y emoción en mi voz.
Después de agradecerles a todos, cerré los ojos y me dejé llevar por el merecido descanso. Sabía que aún tenía que esperar hasta el día siguiente para ser dado de alta.
Luego vendrían los chequeos y otras tareas rutinarias, pero por fin estaba curado.
Había vencido a mi mayor enemigo, aunque sabía que no debía descuidarme para mantenerme en buen estado.
"buenas noches a todos"
"buenas noches amigo…"
La croaja de un cuervo perturbó mi sueño, su aleteo se fue desvaneciendo mientras abría lentamente mis ojos. Mis dedos exploraron el suelo áspero y punzante que se sentía bajo la fina y parchada bata de hospital que llevaba puesta en ese momento.
"¡Hace mucho frío", murmuré con la voz ronca y seca, sintiendo un dolor pulsante en la cabeza! "¿Dónde está todo el mundo?"
Me incorporé rápidamente del tosco suelo y me enderecé sobre mis piernas, buscando una mejor vista de lo que se extendía ante mí. Una sensación inquietante se apoderó de mí cuando mis ojos se posaron en el entorno.
"¿Un cementerio?" mis ojos advirtieron de inmediato
Como puede ser posible que haya acabo en tan lúgubre lugar, esto debía de ser un sueño.
El lugar estaba abarrotado de lapidas que se superponían unas a las otras y seccionadas por muchos caminos que enraizaban entre sí.
¿Me pregunto dónde estarán los demás? Y como es que termine lugar poco transcurrido como este y no en la cama de hospital como era costumbre.
"será que ya estoy muerto?" musite.
"no lo creo, no se siente como tal, además ya me recupe…"
Voltee el cuerpo hacía la parte posterior y contemple con asombro, pero con inquietud al mismo tiempo, una lapida muy distinta entre otras, adornadas con velas y cirios que iluminaban la escalofriante y tétrica parca que se posaba encima de ella.
"Que espeluznante" pensé muy en el fondo.
Pero lo que mas me aterro, fue ver el nombre tallado en lapida, era…
"yo"
Aquí yace: Elías David Rodríguez Lara
"no puede ser!!" solté aquel bramido de forma inesperada.
"si estoy curado!" grité
"yo… creo que este es un sueño, sí, definitivamente lo es"
"ah mi cabeza…" toque delicadamente mi cabeza solo intentando acallar el palpitante dolor de mi cabeza.
No me lo podía crear, es mas no creo que esto sea en verdad mi lecho de muerto, pensé.
Parecía que esto era nada mas que una broma de mal gusto, yo estaba bien yo me cure, todo parece como un programa de televisión para nada agradable en donde hacer al participante de ésta pasar un mal rato, solo para satisfacer a las audiencias.
Una vez incorporado del suelo, me lance en la búsqueda de respuestas, y, obviamente de una salida que me condujera fuera de este espeluznante lugar.
Antes que nada, eche un último vistazo alrededor y a la supuesta tumba con mi nombre que se encontraba frente.
"¿Una vela con una llamarada azul?" Murmure
De entre todas las velas y cirios que adornaban mi tumba, solo una poseía una llamarada de ese color.
"Que extraño es todo esto, pero qué más da, ha de ser un sueño también"
"ojala encontrando la salida, me conduzca a uno más bonito, o quizás y logre despertar de aquí" me dije mientras caminaba
La verdad, es la primera vez que tengo un sueño tan lucido como este
Ahora bien, el lugar se parecía mucho a cualquier cementerio hispano con su tradicional toque religioso de por medio, ¿solo que en lugar de la cruz se colocaba sobre las lapidas… ¿espadas?
Bueno de por sí, y en verdad os digo que no hay mucha diferencia con las cruces, al lo lejos se puede ver cómo tal.
El lugar estaba lleno de panteones, nichos y caminos que se cruzaban. Los árboles también llamaron mi atención. En su tallo, había siluetas que parecían más demonios que personas.
"estas no parecen personas, si bien tienen cierto parecido. ¿Parecen más bien…demonios?" deduje con preocupación y asombro, con la pepa del ojo bien dilatada examiné el árbol a profundidad, pero tal parecía que era una pareidolia.
Me acerqué a uno de los árboles y examiné las figuras detenidamente, aunque parecía que solo estaba viendo cosas, puede que sea la misma naturaleza produciendo dichas formas.
"Debo estar viendo cosas", me dije a mí mismo y continué con la búsqueda de respuestas o de una posible salida de este lugar.
Continúe con mi andar para ver si encontraba un rastro, al menos uno, de personas alguna, así sea el sepulturero o algún encargado de este lugar.
Por lo general uno suele soñar con estos lugares desolados, completamente solo.
Entonces, a lo lejos se alcanzaba dilucidar una silueta negra y opaca, me le acerque con sumo cuidado posible, y la aborde tímidamente con la finalidad de hacer varias preguntas.
No podía ver bien su rostro, pues llevaba puesto una larga capucha, vieja y parchada, que cubría su semblante enteramente
"Disculpe amigo o amiga ¿me podría indicar la salida de este lugar?" pedí con sumo respeto a la persona enfrente de mí, pero no respondió.
"Disculpé, ¿pero acaso no entendió lo que dije?"
La figura encapuchada se volvió hacia mí, y lo que vi bajo la capucha me hizo dar un respingo involuntario. Era una anciana, pero su rostro estaba lleno de protuberancias repugnantes y folículos infectados de los que emanaba un fluido verdoso y un olor fétido y penetrante que me hizo retorcer la nariz con repulsión.
"¿Me permitiría hacerle una pregunta, amable señora?" pregunté con cautela, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto mientras luchaba por contener mi náusea.
La anciana mantuvo su mirada fija en mí durante un momento, sus ojos opacos y profundos parecían penetrar en mi alma antes de que finalmente asintiera con la cabeza en respuesta a mi pregunta.
"Le agradecería mucho si pudiera indicarme cómo encontrar una salida de este lugar tan inusual", continué con deferencia, esperando que esta misteriosa anciana pudiera proporcionarme las respuestas que tanto necesitaba.
Entonces la anciana dibujo una jovial sonrisa en su rostro, se dio la vuelta y siguió su camino a su propio ritmo.
"que debo hacer?", me pregunté en voz baja mientras veía a la anciana alejarse.
"la anciana da miedo, pero no queda de otra…" me dije a mismo y seguí a la anciana
Decidí seguir a la anciana, manteniendo, obviamente una distancia prudente. me adentraba en un camino rodeado de árboles de hojas otoñales, con hojas butanas rojizas que crujían bajo mis pies. Algunos de estos árboles estaban tallados con siluetas demoniacas similares a las que había visto anteriormente "Parece que es muy común encontrar estos tipos de árboles aquí", murmuré para mí mientras continuaba mi camino. "Y yo que creí que me había vuelto loco, pero resulta plausible que así sea el asunto... Árboles decorativos, ¿quién lo diría?" Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando regresé a la realidad y me di cuenta de que la anciana había desaparecido
"que v###a!" exclame con temor.
¿Como puede ser posible que haya perdido de vista a la veterana? Era algo extraño, si estaba apenas a cuatro pies de distancia mío y solo me despiste por un exiguo breve momento.
¡CRUAC! ¡CRUAC!
Los graznidos de los cuervos me helaron la piel mientras giraba sobre mi eje, escrutando el oscuro bosque como una tómbola sin manivela.
"Debo salir de aquí de inmediato" exprese.
"Debo salir de aquí de inmediato", me apresuré a decir, y aceleré mis pasos, aunque mis piernas se sentían agotadas y tambaleantes. Seguí adelante, ignorando el latido acelerado de mi corazón y el cansancio en mis extremidades, corri como gallina sin cabeza.
los graznidos de estos emplumados amigos me seguían, no obstante, solo seguí, a pesar del excesivo palpitar de mi cardio, seguí avanzando, pese a lo desgastadas que estaban mies piernas, seguí.
Finalmente llegue a la salida.
"Llegue… yey!"
Aj aj aj aj aj…
"La salida uf " me acerco al umbral de la puerta mientras jadeo
Aj aj aj aj aj…
Mientras recobraba el aliento observe con detenimiento las incripcion en la puerta que decía:
"Sine ut mortui sepeliant mortuos suos."
***
El jovial sonido de voces infantiles llenó el aire, y el tintineo de una campana anunció que los niños regresaban a sus hogares.
Estaba claro que me encontraba en una escuela
Mas específicamente, una de magia y esgrima llamada Raule & Sacres, que despedía esta tarde a sus estudiantes después de un largo día de estudio.
Los jardines de la academia eran igualmente impresionantes. Amplios patios con empedradas, siendo bordeados de exuberante césped y musgo serpenteaban entre las edificaciones. En el centro, una fuente de agua decorada con figuras mágicas y criaturas mitológicas servía como punto de reunión para los estudiantes de magia y esgrima durante sus horas libres.
El edificio se alzaba majestuosamente, rodeado de altos muros de piedra cubiertos de enredaderas, además de ventanas y puertas tenían formas de arco apuntado con intrincadas tracerías, y los capiteles románicos adornaban cada rincón.
El edificio principal destacaba por su arquitectura gótica, con hermosos rosetones decorados con intrincados calados de piedra que adornaban sus fachadas. La puerta principal, en forma abocinada, estaba justo en frente de un edificio cuyo rosetón era el más grande y colorido de todos. Las altas torres se alzaban como guardianes vigilantes, y el edificio tenía un aire misterioso y encantado.
Ceci era una chica muy ágil y esbelta, su cabellera suelta y rebelde que terminaban en rizos dorados que brillaban ante el sol, de carácter jovial y relajada, aunque eso sí, su frente un poco abombada, algo que destacaba mucho la hacía poner de muy mal rollo a veces, tanto que siempre prefirió andar tan desaliñada y con el flequillo que le cubriera dichoso desperfecto.
Ahora bien, Ceci pasaba la mayor parte del tiempo, luego que acababa el primero término de las clases, durmiendo sobre el verdoso pasto junto a la fresca brisa, con los pies descalzo y sus cosas tiradas por doquier, se pasaba desde el receso hasta la salida invernando como un oso.
"Mírenla ahí está!" comentó un chico llamado Goyo, un tanto corpulento, con un peinado peculiar y una nariz pronunciada.
"Deprisa! Traigan la cubeta antes que despierte" musitaba el barril de cerveza andante con peinado de culo y nariz achacada.
"No ensucies mi ropa! ¡Ten cuidado!" le grito a uno de sus secuaces.
"Si amo Goyo" decía mientras agachaba la cabeza uno de sus lacayos llamado Gerald; con una cabeza de sandía y brazos de fideo.
"hoy, finalmente podre vengarme de esta frentona"
Jiji ja ja jiji ja ja
Reia ientras se aproximaba en puntillas para evitar levantarla.
"toma!!" dijo cuando tiro el baldazo de agua servida sobre la muchacha
JIji ja ja jiji ja ja… Jiji ja ja jiji ja ja
"vieron eso!"
"¡sí jefe, la baño todita!"
"uy el olor que se va shevar esta…" asintió Lemar, otro de los secuaces, alto y con una nariz prominente y lentes de montura gruesa.
Abruptamente, Goyo salió volando de un tiro y su redondo cuerpo reboto al suelo, milagro y no agrieto el mismo.
"nunca interrumpas el sueño de alguien" advirtió Ceci con una mirada afilada.
"¡maldita! ¡me has pegado en la cara!... mi hermoso rostro!" chillo goyo como cerdo.
"Jefe, ¿estás bien?", preguntó Gerald mientras sostenía a Goyo.
"¡Yo lo sostengo, jefe!", agregó Lemar.
Sniff sniff…
Ceci frunció el ceño con repugnancia. "Bueno, ahora huele mal", expresó con desagrado. "Se pasaron de la raya esta vez", declaró con irritación. "bésame el culo marimacha, te superamos en número…" vocifero Goyo.
De repente, una piedra surgió de la penumbra y, con un golpe certero, impactó contra la sien de Lemar. El chico se derrumbó en el suelo, yaciendo inmóvil como un títere abandonado en medio de la función.
"nadie quiere besar tu culo gordo Goyo" informo un joven de cabello castaño que caía con suavidad sobre sus hombros, irrumpiendo en la escena. Su mirada, afilada como una hoja de acero, mostraba dos iris de colores discordantes: uno era un rojo escarlata intenso, mientras que el otro era de un ámbar oscuro, profundo y enigmático. Vestía una túnica de monaguillo de tela ligera que se mecía suavemente con la brisa, y en su rostro, una marca grabada añadía un toque distintivo a su persona.
"Lionel Sebastián Batistuta Messi, el demonio escarlata", exclamó Goyo con evidente enojo.
"Prefiero que me llamen Lio", replicó él.
"¡Y te superamos en número!", declaró una voz suave y tierna que provenía detrás de Lio.
"Oh, Noe, ¿estás aquí? ¡Te estaba esperando!" dijo Ceci con un semblante alegre.
"oh Ceci, en verdad lo siento!! Se supone que la maestra no vendría hoy, por ello no pude salir a la hora acordada" explico Noe muy apenada.
Noe era una joven aprendiz de magia, se caracterizaba por su torpeza y su naturaleza amigable. Llevaba unos lentes enormes que parecían casi más grandes que su propio rostro, y su postura encorvada hacía que pareciera aún más pequeña de lo que era. Lo que más destacaba de ella era su espesa cabellera rojiza, cuidadosamente trenzada, que hacía juego con su pecosa cara.
Sus pecas parecían pequeñas constelaciones dispersas por su piel.
"no te preocupes" respondió amablemente Ceci
"Ceci que te paso? ¡Estas toda empapada!"
"no es gran cosa, tengo una muda extra para cambiarme"
"ya basta carajo!! ¡¡Dejen de humillarme así!! ¿Es que no saben quién soy? ¡¡Soy el hijo del alcalde!!" manifestó con enojo Goyo, al sentir que su presencia no era más que relleno de fondo para los verdaderos protagonistas.
"¿ah, sigues aquí?" pregunto con fastidio Ceci.
"maldita!!" expreso Goyo con enojo ante tal humillación.
"bueno bueno, si en verdad eres el hijo del alcalde, entonces tendrás que esforzarte el doble para ganar" interrumpió en tono desafiante lio.
"ya verán con nosotros dos bastas!!" proclamo goio.
"Pues ven a por nosotros" replico Ceci
"Si! Ven a por nosotros "repitió Noe.
No obstante, antes de que se abalanzara a dar el primer golpe, se detuvo súbitamente, y su semblante empalideció drásticamente como si hubiera presenciado algo aterrador, entonces se privó y se echó para atrás y exclamo:
"¡un demonio de la plaga! ¡¡Rápido… salgan de aquí!!" advirtió mientras hui despavorido con la cola entre las patas.
"espere jefe no nos deje atrás!" replico geral mientras arrastraba el pesado cuerpo de Lemar.
"¿y que paso? ¿Porque se fueron ahora?" dijo Ceci
"¿quién sabe? Quizás te confundió con un demonio al ver tu carota" contesto lio.
"no burles de mi cara! Muh, soy una princesa lo olvidas? ¡Yo soy divina" continuo Ceci mientras agarraba del cuello a lio "era broma!... uhg… no puedo respirar"
"a que referían con demonio de la plaga?" musito Noe en búsqueda de respuesta.
"ellos vieron algo que lo asusto tal vez… algo detrás nuestro?" finalizo mientras volteaba su cara lentamente hacia sus espaldas.
Entonces fue ahí que ella contempló con pánico y terror a la silueta que se cernía por encima de ellos, unos ojos demoniacos la miraban fijamente, un ser con la piel llena pústulas y manchas negras, la carne estaba podrida y unos cuernos sobresalían de la cima de la cabeza, era un demonio de la plaga.
"¡Chicos! ¡¡Chicos!! ¡¡¡Chicos!!!" susurraba noe con una voz quebrada a sus amigos.
"que es lo que te pasa noe? ¿Porque estas susurrando así?" inquirió Ceci
"quizás tenga ganas de ir al baño" replico lio.
"atrás!! ¡¡Miren atrás!! ¡¡¡Volteen atrás!!!" siguió susurrante.
"que miremos atrás?" dijo Ceci
"que se supone que hay atrás?" continuó Lio.
Entonces ambos correspondieron al mensaje de Noelia y voltearon a ver que era lo que le molestaba a ella, entonces hicieron así.
Al voltear lenta y de manera calmada, fueron perdiendo ese semblante tan alegre y despreocupado que tenían y adquirieron uno mas apagado y paliducho.
Entonces vieron con terror y añadieron "¡Un demonio de la plaga!"
***
"Ay, ¿y ahora cómo diablos salgo de aquí?" murmuré con creciente preocupación mientras me adentraba en los enigmáticos pasillos y callejones de una ciudad completamente desconocida. "ahora que perdí a la anciana, no me queda de otra que apañármelas solito" me queje mientras reposaba mi mano sobre la pared de un edificio cuya arquitectura recordaba épocas pasadas.
Sentía una sensación de inquietud en mi barriga.
Avance sin más, con la finalidad de encontrar señal de alma alguna y ver si podía conseguir algo de valor sobre este lugar y sus habitantes, sobre si había alguna forma de regresar a mi tierra natal, de si cabía la posibilidad, aunque muy loco sonara de que en realidad no estuviera en la tierra que yo conozco, sino un lugar muy parecida a esta.
¡Ding-Dong! ¡Ding-Dong!
Entonces escuche el sonido de una campana a lo lejos y decidí aproximarme al lugar de donde provenía, en donde quizás y haya la oportunidad de encontrar vida alguna.
Llegué y me encontré frente a una gran pared de ladrillos de piedra caliza, mayormente agrietada debido al crecimiento de ramas y vegetación. El ruido que escuchaba venía del otro lado de ese muro, y parecía que no había otra forma de entrar en el lugar donde las voces alegres de las personas resonaban.
Frente a mí, no había ningún camino adicional, todo estaba bloqueado. Había una puerta sellada a un lado, pero los otros caminos se bifurcaban en encrucijadas que solo conducían a callejones cuyas puertas traseras estaban selladas o caminos más segmentados que terminaban en callejones sin salida.
Parecía un verdadero laberinto, y después de explorar todas las rutas mencionadas, confirmé que la única dirección con actividad era esta. "bueno no queda de otra, sé que esta mal; es más es ilegal, pero…"
Dije mientras subía el mural apoyándome en los miembros de dicha flora, seguía trepando, aunque con un porco de nerviosismo debido a lo que estaba haciendo
"ojalá y no me pillen" susurre con gran preocupación.
Ahora que lo pienso, seria genial solo volar y sobrepasar el muro, pero aun no he encontrado forma de controlar las cosas aquí.
Así que tendré que hacerlo por la vía dificil
"Bien ya alcancé la cima" dije mientras me sentaba en el filo el borde de la pared.
"diantres "¡si que esta alto esta tontera!"
"¡personas! ¡aparecieron personas!" exclame con alegría.
Era un alivio encontrar, así sea, algo de vida en este lugar tan peculiar como este.
"vaya! es un patio grande y muy bonito, como en las pelis de Harry Potter" pensé mientras contemplaba con detenimiento la gran fachada que se ubicaba por mi izquierda, añadiendo claro esta las puertas y ventanas del piso principal que tenían forma de curvada que me recordaba mucho al estilo de arquitectura gótico de mi mundo.
"tal parece que hay seis personas sobre el jardín"
"iré a ver si me pueden ayudar" baje con cuidado para evitar romperme mi preciado cuerpo, porque tal parece que esto es tan real, y me acerque a las personas que yacían en medio del patio.
"niños? Entonces esta es como una escuela" susurre al sorprenderme; cada vez que me acercaba las siluetas se hacían menos difusas que me permitió dilucidar aquellos que planeaba abordar, eran niños.
Espero que no se malentienda mi intención, digo, solo trepe el muro de la escuela y me metí en ella sin permiso alguno, pero con buenas intenciones claro está, no es que planea secuestrar un niño o algo. En fin, me acerque cuidadosamente para preguntarles, pero a unos pocos metros de distancia los niños que estaban de enfrente me vieron y salieron despavoridos al solo avizorar mi presencia, balbuceando cosas como "demonio esto" "demonio aquello"
"ah, creo que los asuste" advertir inmediatamente luego de ver su inusual comportamiento
Esta bien, debo esta vez intentar no espantar a los tres que están despaldas
Cof! Cof!
Aclare mi garganta y procedí a preguntar "disculpen niños, ¿de casualidad saben dónde hay un adulto con el que pueda hablar? La cosa es que me perdí y no se realmente qué lugar es este…" mientras hablaba, observé que los niños parecían muy aterrados al verme y su semblante paliducho evidenciaba que los estaba asustando.
"esta bien chicos, soy inofensivo, no trato de hacerles daño solamente me infiltre en este lugar sin permiso, pero solo porque no había de otra, no intento hacerles daño, es más si gustan puedo…"
En un instante, Sali disparado por el puño de aquella niña de cabello desaliñado y castaño claro, solo para ser rematado con una patada de aquel niño con ojos de colores.
"lo hicimos, es la primera vez que cazamos uno!"
"crees que lo matamos?"
"lo dudo mucho, intente hacerle el menor daño posible"
"yo si espero que este muerto, era un demonio de la plaga después de todo, y uno muy raro"
"¿Qué rayos? Que es lo que están balbuceando estos mocosos" pensé luego de recobrar la conciencia.
"sí, ni siquiera ataco, tal parece que no son tan peligrosos como dicen los adultos"
"o quizás y nos topamos con uno rarito"
"No puedo entender lo que están diciendo" seguía pensando.
"oigan chicos y si nos apresuramos y avizoramos a los maestros, ya se esta haciendo demasiado tarde y mi madre me va a castigar de seguro"
"no seas tan así noe, quédate un minuto más"
"No puedo respirar y parece que me llega un olor a queso" concluí mientras abría mis ojos, solo para ver a quien posaba por encima mío como si fuera una clase de silla o almohada era aquella niña que me propino tal puñetazo, y quienes estaban de pie eran el chico de los ojos de colores y una chica más; un poco zopenca y encorvada, su cara estaba llena de muchas pecas.
Pero lo que mas me fastidio era la soberbia con la que la mocosa se sentaba encima mío y uno de sus pies daba a mi cara, aunque fueran lindos, esa mierda apestaba horrible, y para rematar
Estos mocosos me habían atado de cabo a rabo, como si fuera un animal al cual dieron caza y ahora me tienen como trofeo.
Sacudí mi cuerpo como si de un gusano se tratara, aunque no lo era. Entonces, súbitamente los mocosos advirtieron de mí, tan pronto como meneaba y agitaba mi cuerpo de arriba abajo, de izquierda a derecha, la niña se alejo de mi y se acoplo con sus amigos mientras mantenían la guardia sobre mí.
"tal parece que demonio intenta zafarse" mofo lio mientras tocaba al demonio con un palo.
"lio debemos apresurarnos e informar a los adultos de esto" advirtió noe.
"es verdad, ellos sabrán que hacer con esto" continuo Ceci
"pero si se enteran que aun estábamos en la academia, cuando ya todos se marcharon, seremos castigado de seguro" señalo Lio mientras dejaba escapar un suspiro "espero que no, cazamos a un demonio nosotros solito" replico Ceci un poco molesta.
"ey mocosos de que chuchas están hablando?!" me queje mientras seguía intentando zafarme "quítenme esto ya!" seguí gritándoles, pero no escuchaban
"acaso son sordos pequeños bastardos de su madre!!" finalice con una súbita sacudida.
"ij! Que asqueroso como se retuerce" expreso disgustada Ceci
"bueno entonces, apresurémonos que ya se está siendo tarde" dijo lio mientras avanzaba.
"espera lio, dejaremos el demonio aquí? ¿Y si se escapa?" concluyo noe con preocupación. "no lo hará, es demasiado tonto para hacerlo" vocifero mientras se alejaba. "apresúrate noe o te quedaras sola con el demonio!" aviso Ceci.
"ya voy!!"
Y los mocosos se fueron, me golpearon, me amararon y me dejaron botado en el suelo, ¿es que se puede tener poca consideración a sus mayores? Aunque tan mayor no soy, pero el punto es como es que unos niños pueden llegar a ser tan fuerte, ese golpe dolió.
Se siento tan real, maldición, es mas porque carajo no he podido vencerles.
"ellos no me entendieron" murmure mientras mis ojos se posaban en el rojo atardecer de otro día más que se desvanecía.
"lo mismo sucedió con la anciana, ella tampoco entendía lo que estaba diciendo" reflexioné. "aunque tampoco entendí lo que ellos decían" proseguí mientras me deslizaba al pasto en búsqueda de una piedra.
Agarré la piedra más cercana, con la intención de romperla y utilizar los fragmentos para crear una especie de cuchilla que me permitiera cortar las cuerdas.
No funciono.
Aunque logre romper la piedra, los pedazos de esta no lograban siquiera hacer un notable corte, así que…
"estoy jodido" acepte mi situación tal y como era, ya en el pasado había enfrentado situaciones parecidas, en donde sí que tenía que velar por mí mismo sin ayuda de nadie.
"una mochila" avizore a lo lejos. "¿será que uno de esos mocosos olvido su mochila?" concluí.
Entonces me arrastré como gusano para alcanzar dicho objeto; luego, agarre y vacié su contenido con un poco de esfuerzo.
Las cosas cayeron por su peso y genero un chirriante sonido metálico como si cuberteros de plástico que al agitarse su contenido se tratase.
"una cuchilla?" exprese con extrañeza "que hace una niña con tal filoso objeto" seguí y me posicione para agarrarla; así fue como hice, entonces corte lento y cuidadosamente la cuerda, ya que no quería cortarme.
"lo logre!!" proclame con entusiasmo. "aunque tarde, pero logre hacerlo" finalice.
"tal parece que falta poco para oscurecer" pensé mientras ojeaba el perímetro con tal de ver si aún quedaba alguien.
"¿a donde habrán ido los carajitos estos?"
Me adentre por los pasillos del lugar. "mmmm… este lugar es parecido a un convento de monjas o algo así, ¿Será que también es usado como centro de enseñanza?" analice mientras exploraba el lugar.
Daba un poco de miedo, puesto que la oscuridad de la noche se cernía sobre mí, envolviendo el lugar en un aura de misterio y un toque inquietante. Mis ojos apenas podían distinguir los contornos, y cada paso era una exploración cuidadosa en busca de una posible salida. El lugar en sí ya era suficientemente espeluznante; su arquitectura recordaba a las catedrales góticas, con sus fachadas altas y angulosas, columnas que se alzaban como guardianes oscuros, y ventanas ojivales que parecían mirar hacia el exterior con un aire siniestro.
Mientras avanzaba, las escasas luces parpadeantes iluminaban el camino, candelabros suspendidos sobre las puertas. Aunque su luz era tenue, al menos me brindaba la orientación necesaria para evitar tropezones en la noche oscura. Cada puerta que examinaba se convertía en una esperanza de encontrar una salida y escapar de ese lúgubre lugar.
"me pregunto quién habrá encendido las lámparas?" dije mientras me apoyaba en las paredes.
Hasta que por fin encontré una puerta semiabierta con su luz interior que iluminaba cierta parte del pasillo.
"al fin...La salida" exprese con alivio. Ahora bien, antes de que me acerque al umbral, tengo que ver si no hay alguien allí; después de todo, donde hay luz hay personas.
"espero que sean personas y no demonios" musite mientras me paraba detrás de la puerta.
Entonces abro la puerta completamente y entro no si antes avisar "disculpe la intromisión, me podrían…"
El penetrante olor a hierro inundó mis sentidos mientras entraba en la habitación. Las paredes y el suelo estaban empapados en un espeluznante tono de rojo cobrizo. En el centro de la habitación, amontonados como grotescos sacos de carne, descansaban los cuerpos decapitados y desnudos de las niñas a las que había visto con vida apenas unas horas antes. Un escalofrío me recorrió al ver la macabra escena; también el cuerpo del otro niño, yacía pegado en la pared con las vísceras al aire y algunos trocitos de tripas esparcidos alrededor suyo, tenía la cara mallugada y llena de cortes, además le faltaba un ojo en la cabida carnosa de su lado izquierdo.
Pero lo que más me impacto fue ver que hacían con las cabezas. Uno de los artífices de tal inhumana carnicería, un tipo alto y apuesto sostenía la cabeza de la pecosa niña, haciéndole una irrumación, sosteniéndola por su cabello, metiendo y sacando su cosa de ella; por otra parte, la cabeza de la otra niña era sostenida por una pálida y esquelética mujer quien había cocidos sus cuencas oculares y sellado su boca dejando solamente un maniquí humano, mientras injuriaba en voz baja cosas sin sentido
"eh? Un demonio de la plaga"
"oye Anne porque dejaste entrar a los esbirros, aun no es hora"
"¿que dices?"
"es verdad, un demonio de la plaga está aquí"
"quizas, se habrá separado de los otros"
"hay que regresarlo antes de que se ente…"
¡AHHHHHHHHHHHHH! ¡ASESINOS! ¡ASESINOS!
Grite.
Que más podía hacer…
¡Quiero despertar!, ¡quiero despertar!
Corrí, con todas mis fuerzas, corrí sin detenerme, aunque mis piernas no respondieran a mi llamado, aunque temblasen como gelatina, aunque el corazón palpitare tanto que me faltaría pecho para más, seguí y seguí, hasta que mi cuerpo desfallezca, corrí…
Mientras seguía avanzando, frente a mí había algo con lo que choque.
Cuando alzo mi mirada logro ver una figura enorme y robusta emergió súbitamente de la negrura del pasillo
¡había otro más!
Siento un líquido cálido en mi pantalón
Es mi fin…
"Quiero despertar…"
¡CRAAACK!
Sentí un peliagudo dolor en la parte superior de mi cráneo, pero después, no sentí nada; poco a poco mi visión se fue fraccionando en dos mitades muy dispares entre sí; poco a poco la tenue luz fue dejando de ser y solo quedaba nada, finalmente sentí nada, y luego solo la oscuridad.
Mori.