La habitación estaba oscura excepto por una pequeña bombilla que colgaba del techo, el niño estaba acurrucado en el rincón más interno, temblando por completo, con los ojos fijos en el repulsivo rostro reptiliano que salía del pecho de Wu Genji y casi vomitó por el puro terror.
Hace unas semanas, se había escapado de su habitación para comer helado de chocolate... su madre era bastante estricta y su padre aún más estricto cuando se trataba de comer postres por la noche, por eso Wu Haito dejó la seguridad de su habitación y estaba todo listo para ir a la cocina y comer el helado que su abuela le había traído por la mañana, pero entonces escuchó risitas ahogadas y gemidos felices que provenían de la habitación de su pequeña tía junto con las risas alegres, también se oían exclamaciones fuertes como —Está tan sabroso, —Quiero comer más, —Un poco más, quiero comer un poco más.
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