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CAPITULO 7

NARRA CARLOS

Estás loco verdad pensé para mí mismo, mientras tomaba un vaso de café, no te fue suficiente con besarla anoche tres veces, ahora no puedes quitarle la mirada de encima, se veía madura, pero tierna y segura de sí misma, si realmente no la conociera habría pensado que tenía dieciocho o diecinueve años, lo juro, era una mujer en todo el sentido de la palabra, una mujer que ahora me causaba malos pensamientos, una mujer a la que quería besar, pero todavía seguía siendo una niña de trece años a la que me prometí proteger y quería ver sonreír, ahora que carajos haces, sientes algo por ella, no debes hacerle daño, es un ángel, un ángel que ya ha sufrido demasiado y lo sabes, piensa bien lo que haces idiota, y así seguí sumido en mis pensamientos hasta que ella me sirvió el desayuno, después de eso, pensé, el hombre que tenga la fortuna de que esta mujer lo ame, se habrá ganado el cielo, sabe cocinar, es fuerte y valiente, es una guerrera, desayune, me despedí de todos y me fui, tenía un enorme deseo de besarla antes de irme, quería abrazarla y sentir el aroma de su piel, pero era imposible, ahí estaban sus padres y su hermano, ellos realmente confían en mí, me han aceptado como parte de su familia, hasta me permitieron dormir en su casa, cosa que desde que su niña fue abusada, no le permiten a ningún hombre hasta donde sé, el único que se había quedado fue su primo quien estuvo ahí por unos meses, y eso porque ella lo adora, pero nadie más, además yo no soy de su familia.

NARRA SARA

Al verlo irse mi corazón se sintió vacío y se me hizo un nudo en la garganta, quería verlo por más tiempo, aunque no pudiera ni siquiera hablarle, me sentía avergonzada por lo de la noche anterior, además mi padre siempre estaba hablando con él, por lo que me dificultaba dirigirle la palabra, un par de horas después de que se fue, yo estaba triste en mi habitación, cuando el tono de mi celular me saco de mis pensamientos, recibí un mensaje suyo que decía: princesa me voy de viaje por negocios, vuelvo en ocho días, espero que no consigas novio en este tiempo, tengo algo muy importante que decirte, por favor espérame, yo seguí con mi vida, mi rutina de todos los días, levantarme a las cinco y media de la mañana, despertar a mi hermano, preparar el desayuno, bañarme y arreglarme para el colegió, empecé a maquillarme un poco, cosa que mi papá y la psicóloga del colegio odiaban y más mi labial rojo, el tiempo paso rápido y yo me sentía ansiosa por verlo de nuevo y saber qué era eso tan importante que tenía que decirme, algunos días hablábamos por mensajes de texto, siempre me preguntaba sobre mi día, y yo hacía lo mismo, nada especial, pero me alegraba que se acordara de mi cuando estaba lejos y ocupado por trabajo.

Faltaban dos días más para que el regresará, el sábado en la tarde debía estar en el pueblo, eso me alegraba mucho, estaba concentrada en mi clase de religión, cuando escuche que alguien pregunto por mí, la profesora me permitió salir y vaya sorpresa la que me lleve, un mensajero tenía un enorme ramo de rosas rojas, precioso, firme el recibido y todos mis compañeros chismosos salieron para ver, en el ramo había una nota, la cual abrí rápidamente, decía preciosa, regrese antes, porque quería verte, te extraño, no tenía remitente, pero sabía muy bien de quien era, la única persona que podía enviarme eso y hacer mi corazón moverse tan rápido, regresé al salón, puse las flores a mi lado y mis compañeros y compañeras me miraban buscando una explicación, pero que podía decirles, que me había enamorado de un hombre diez años mayor y que él me había besado el día de mi cumpleaños y ahora me enviaba flores al colegio, era obvio que no, así que dije que eran de mi padre, la excusa más simple y fácil de creer para ellos. Saqué mi celular y le envié un mensaje, gracias por las flores, están preciosas, nos vemos a las diez de la noche en la esquina de mi casa, posdata: yo también quiero verte.

Yo estaba feliz, mi sonrisa se podía ver a kilómetros, mis labios se curvaban solos, me era imposible dejar de sonreír, en medio de mi felicidad se acabaron las clases y me dirigí a mi casa, a medio camino me detuve a pensar en que excusa darle a mi madre por las flores, la nota la escondí muy bien, después de meditarlo decidí decir que me las gané en un concurso de lectura, era realmente buena en eso, así que no era imposible para mi ganar.

Llegué a mi casa, todo salió bien, mi madre me creyó, mi padre también, toda la tarde estuve nerviosa, me fui a acostar temprano, dije que estaba cansada, en realidad iba a buscar que ponerme para poder salir, ya sabía por dónde me iba a escapar, a las diez de la noche mis padres ya estaban durmiendo, muy puntual salí al balcón de mi casa y empecé mi escape, como si fuera un gato, sin hacer ningún ruido baje y me dirigí a la esquina, ahí estaba el recostado en el carro, se veía más guapo que de costumbre o al menos para mí lo estaba, sonrió al verme y yo también sonreí, lo salude, me dijo que si podíamos ir a otro lugar para hablar, dude por un momento y luego estuve de acuerdo, nos subimos al carro y el arranco, mis manos sudaban, estaba realmente nerviosa, quería besarlo, pero me daba pena.

NARRA CARLOS

Resolví todos mis asuntos lo antes posible para volver a verla antes de lo que había planeado, quería darle una sorpresa que la alegrara, así que le envié un detalle al colegio, pude observarla de lejos, se veía radiante, sexi y hermosa con su uniforme y una hermosa sonrisa, le envié un ramo de rosas rojas y una nota, no coloque remitente, pero estaba seguro que ella sabía que era yo, a no ser que tuviera alguien más que le enviara detalles, minutos después recibí su mensaje, decía, gracias las flores, están preciosas, nos vemos a las diez de la noche en la esquina de mi casa, posdata: yo también quiero verte, su mensaje me puso feliz, ella me había extrañado tanto como yo a ella, no creí mucho que nos pudiéramos ver a las diez pues sus padres no la dejarían salir, conocía a Nubia y a Manuel, no dejarían que a su princesa le sucediera nada malo, ellos daban la vida por ella, aun así la espere, la vi volarse por el balcón de su casa, muy ágil por cierto, no podía creer que Sarita hiciera eso y me pregunte cuantas veces lo había hecho, llevaba un jean, tenis blancos, blusa negra de tiras y un poco de brillo labial, se veía natural y hermosa, sonrió al verme y yo también sonreí al verla, creo que yo estaba más nervioso que ella, le dije podemos ir a otro lugar y hablar, ella dudo por un momento y podía entenderla, tenía un trauma muy fuerte, le dije tranquila confía en mí, solo vamos a hablar, está bien dijo y nos fuimos en el carro, llegamos a la casa, pensé en bajarme y abrirle la puerta, pero como siempre ella, mujer independiente se bajó y cerró la puerta, entramos a la casa que había comprado hace poco y estaba todo prácticamente nuevo, le dije que era de una tía, no quería que supiera que lo había hecho por ella, no quería que se asustara, nos sentamos, le ofrecí algo de tomar y me dijo tienes vino o cerveza, estoy nerviosa y necesito algo que me calme, abrí los ojos como plato y le pase una cerveza, se notó que no era la primera vez que tomaba, me dijo tomo en los paseos con mis amigos al ver mi reacción, me senté a su lado, ella respiro hondo, me miro a los ojos y me beso, sentí que mi cuerpo ardía, respondí a su beso y nos detuvimos en el momento adecuado, me dijo perdón, no lo volveré a hacer, de que querías hablarme, le agarre la mano y le dije mírame a los ojos, empecé a tartamudear como loco, estaba nervioso, tengo veintitrés años y estoy hecho un capullo de nervios pensé, tome valor y le dije Sara tú me gustas, tus ojos no los he podido sacar de mi mente desde que te vi cuando aún tenías once años, sé que te puedo parecer un depravado, asqueroso, un enfermo, la diferencia de edad es muy grande, pero aun así me gustas, me enamore de ti, de tu madurez y de lo valiente que eres, sé que tienes miedo, permíteme acompañarte en todo el proceso de recuperación, nunca voy a obligarte a nada, pero por favor permíteme amarte, se quedó en silencio y estaba seguro de que me daría una cachetada pues la vi levantar su mano, cerré los ojos esperando el golpe, a cambio de eso recibí una caricia tierna y pura, un beso inocente y me pregunto, ¿estas pidiéndome que sea tu novia? A lo que respondí inmediatamente que sí, me abrazo, sentí que estaba llorando así que la abrace, luego respiro, me miro a los ojos y me dijo, Carlos yo sé que no podré darte lo que otras mujeres, tú tienes necesidades y no sé cuándo estaré lista para eso, aun así ¿estás seguro de que quieres estar conmigo? Juro que en ese momento sentí que me había ganado la lotería, una mujer madura con la edad de una niña, le dije, estoy completamente seguro y ella solo me besó, respondí a su beso y esa fue suficiente respuesta para mí y estaba feliz por eso, no me importo nada más en ese momento, era el hombre más feliz del mundo, no había podido estar con ninguna mujer desde que la conocí y en ese momento no deseaba su cuerpo, deseaba su alma, la abrace y me sentí completo, habían sido dos largos años pensando en ella, sintiendo celos al verla cerca de alguien, dos años en los que muchas veces evite ir a su casa por miedo a no poder controlarme, siempre había sido muy fuerte controlando mis deseos, pero el día de sus cumpleaños todo mi autocontrol se fue a la basura, tenerla tan cerca de mí, me volvió loco, me di cuenta que la amaba, y no era un amor de familia, era amor de un hombre por una mujer, un amor que cada día iba creciendo más y aunque esto me podría enviar a la cárcel, quería estar con ella en cada momento importante de su vida, que compartiera sus alegrías y tristezas conmigo, y yo quería todo lo mejor para ella.

NARRA SARA

Llegamos a una casa donde se notaba que todo era nuevo, pedí una cerveza y el abrió sus ojos como platos, aun así me la dio y me la tome, necesitaba tener valor para lo que iba a hacer, después de tomarme la cerveza me acerque a él y lo bese, si yo Sara Alexandra León bese a un hombre por iniciativa propia, debo estar loca pensé para mí, él no me rechazó y me sentí feliz, luego me dijo muchas cosas bonitas, pero no me dijo que si quería ser su novia así que tuve que preguntar y me dijo que eso era lo que quería decir, una lagrima rodo por mi mejilla, era una lagrima de felicidad, lo abrace y lo bese, me sentía en las nubes, no sabía que era el amor, pero el me hacía sentir mariposas en el estómago, nos quedamos ahí abrazados, un rato, vimos una película y me llevo a mi casa, antes de bajarme del carro, tomo su celular y cambio mi nombre de Sara de ojos hermosos a mi novia de ojos hermosos, sonreí me baje del carro, él también se bajó, camino hacia donde yo estaba, me abrazo y nos besamos, nos despedimos aunque no queríamos hacerlo, entre a mi casa por el mismo lugar que salí, eran casi las 2 de la mañana, me cambie de ropa, me puse la pijama y me tire a mi cama, recibí un mensaje que decía buenas noches mi amor, hablamos mañana, respondí un poco tímida buenas noches corazón y luego recordé que no hablamos sobre que no podíamos decirle a mis padres, así que le envié un mensaje que decía: si queremos estar juntos debe ser a escondidas, mis padres nunca aprobaran lo nuestro y no quiero separarme de ti, descansa.

Me quede dormida, cuando desperté había varios mensajes de Carlos, que ahora era mi Carlos, el primero decía lo entiendo princesa, quisiera presumirte al mundo, pero si lo hago me voy a la cárcel, eso me causo gracia, sabía que era verdad, el siguiente decía buenos días mi amor, te veo cuando salgas del colegio, te extraño.