Una expresión antinatural cruzó la cara de Zhang Baozhen, pero se mantuvo tranquila. —¡No pienses que puedes limpiar tu nombre con alguna evidencia falsa! Algunas cosas se pueden usar para engañar a otros. Puede que todos ustedes le crean, pero yo no lo haré!
Como la esposa principal, sabía mejor que nadie lo frío que había sido su marido con ella y cómo había cambiado de su yo apasionado anterior.
Era solo que no sabía con quién compartir este dolor…
Lv Shan la miró fríamente. —Señora Zhang Baozhen, sus acciones actuales ya han causado un gran daño a Su Bei. Si no se arrepiente, las consecuencias no serán tan simples.
—En cuanto a si usted se disculpará con Su Bei o no, no puedo forzarlo. Pero creo que todos piensan que le debe una disculpa a Su Bei —como Lv Shan estaba embarazada, le resultaba difícil decir tanto.
Yue Ze le pidió que se sentara y tomó su lugar. Poniéndose de pie, dijo:
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