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[ Capítulo 2 ] Un mayor y su víctima.

"Muy maduro para tu edad"

Nunca fui una persona con una mala vida, era inteligente y responsable tampoco fui alguien grosero o que fuera demasiado alejado de los demás. Siempre fui alguien normal que vivía su vida como cualquier otro, estudiando, conviviendo con familia y amigos, feliz y disfrutando muy bien de mi vida pero ya sabemos que nada es color de rosa aquí.

Siempre me sentí.. incompleto. Quería que alguien me amara... No de cualquier forma si no aquella forma que todos alguna vez anhelamos. Era algo menor para siquiera poder entender bien aquel sentimiento tan extraño que me atormentaba, lo odiaba...

Una vez más, me encontraba en mi cuarto mirando a el techo sin algún tipo de reacción, profundizando en mis pensamientos, en aquellos recuerdos de mi niñez en los que me sentía vacío a pesar de todo, preguntandome ¿Acaso pasa algo conmigo? ¿Que hay de mal en mi? Aquellos pensamientos fueron interrumpidos por los gritos de mi madre desde la cocina, mi cabeza se despejó de aquellas nubes de pensamiento devolviendome a la realidad.

— ¿Si, ama?

Grite desde mi cuarto, ante aquellos gritos de mi madre que nisiquiera pude escuchar por mi perdida cabeza.

— ¡Que bajes a ordenar la mesa, te estoy gritando desde hace rato chamaco!

Se podía notar en su voz que fue así... Suspiré, me puse mis sandalias y me levanté.

— ¡Ya voy ama!

Dije para bajar las escaleras hasta la cocina encontrándome con mi madre quien aún cocinaba la comida, sin darme cuenta me fijé en su demacrada apariencia, manos débiles, ojos cansados, cicatrices y ojeras; era alguien mayor ¿Que tanto habrá pasado antes además de todo aquello a lo que se ah dedicado desde que nací? Me pregunte, fue algo repentino, sacudí mi cabeza y me quite aquella duda.

— Mamá, los platos.

— Ah, ¡si! Toma.

Dijo mi madre para entregarme los platos, sin nada más que decir me dirigí a la mesa, me propuse a arreglarla y una vez termine volví a mi cuarto, conocía bien a mi madre y sabía que aún tardaría cocinando. Era alguien que se dedicaba mucho a algo esforzando demasiado en ello, casi igual que yo, creo que todo mi carácter lo saqué de mi madre, total, era a la única que tenía como figura paterna luego de que cumplí los 4 años.

Si, nuevamente estaba divagando mientras caminaba a mi habitación, nuevamente sacudí mi cabeza despejando mi memoria y camine hasta mi cuarto por el pasillo. Tome mi celular que estaba en la mesa de noche y divague un poco en internet, estaba aburrido y realmente no sabía que hacer...

Comencé a divagar en las redes, viendo publicacion tras publicación, ignorando los mensajes que llegaban, ignorando todo lo que no me importaba en ese momento. Solo pensaba en como sentirme... "Completo", esto eran tan cansado, no lo soportaba más, mi mente me pedía estar tranquilo pero no lo lograba, aquel vacío me pedía ser llenado con algo; alguien.

Un mensaje llegó, era un desconocido, lo sabía bien, conocía cada uno de los ussers de mis amigos; no era alguien que conociera. No lo dude y le contesté.

— ¡Hola! ¿Que tal, Me permitirías ser tu amigo?

— Hola... Claro, supongo.

Aquel "Hola" fue el comienzo de todo, todo aquello que sería mi pesadilla, de haber sabido que esto sería el comienzo de mi camino a la oscuridad jamás hubiera aceptado ser su amigo... Lo recuerdo y solo es un tormento más en mi vida.

Nuestras conversaciones cada vez se hacian más constantes con el paso de los días y semanas, me estaba apegando demasiado a esta persona.

Cada día nos conocíamos más, resultó ser mayor que yo por varios años, se podría decir que me doblaba la edad, a mí realmente no me importaba en ese tiempo era algo a lo que yo le decía "que mas da" porque que es la edad si no mas que un número, eso creia yo antes.

— ¡Oye, lindo! Ya es hora de despertarse

— Dios cállate.. son las 5:50 de la mañana...

— ¡Por eso! Ya son buenos días.

Casi siempre fueron así empezaban nuestras conversaciones, el siempre tenía que despertar temprano para prepararse para la universidad mientras yo me levantaba a las 8 de la mañana para ir a el colegio. Teníamos etapas de vida tan distintas que era un total desastre nuestra relación.

Poco a poco fui cayendo en sus redes, cada día me enamoraba más de el y mis relaciones con mis amigos y familiares se deterioro, siempre estaba en el teléfono hablando con aquel chico que era mucho mayor que yo, se volvió el pilar en mi vida era todo para mi, me engancho, me hizo amarlo y dejar a otros solo por el y en cuanto ambos confesamos nuestros sentimientos fue igual a caer en un hoyo lleno de maldad en oscuridad.

— ¿Porque no me contestas los malditos mensajes? Contestame maldición, seguro eres igual a todos, maldito infiel

— ¿Acaso no piensas enviarme lo que te pedí?

— No me respondes lo mensajes, ¿Con quién hablas?

— ¿Acaso no me amas? Siempre te quejas de todo, mejor deja de mentirme.

— Estoy harto de tus celos, solo fue beso, no seas dramático.

Aquellos eran múltiples mensajes que recibía de el, era celoso, posesivo, manipulador y sobretodo una jodida mierda. Odiaba cuando me quejaba sobre sus engaños que incluso me los decía directamente como si fuera cualquier cosa, no le gustaba que hablara con cualquier chico incluso si era un microsegundo, era un maldito aprovechado de ser mi primer amor... Era consciente de el daño que el hacía en mi pero nunca lo deje por miedo... Miedo a perder a quien yo decía amar.

Me había manipulado de una manera que no podía alejarme de el por más que quisiera, siempre se aprovechaba de mi y de que me manipuló para que enviara fotos de mi cuerpo diciendo que si no le obedecía sería expuesto, era uno de mis mayores miedos, mi madre nunca supo de el o de aquello que le enviaba, yo no quería decepcionarla.

Nuestra relación era tóxica aún si solo hablabamos por redes, yo era su marioneta, debía hacer todo lo que el me pedía, enviar fotos, responder rapido, hablar en videollamadas siempre, no tener amigos y alejarme de todo aquel que alguna vez quise.