Carlos (perspectiva)
—Sí, su majestad. Hermano viene con nosotros. Pero...
Estaba a punto de volver cuando la escuché dudar, así que me detuve,
—Sí, Katherine, puedes pedir cualquier cosa sin dudar, tú eres la señora del palacio, todo es tuyo —vi una mirada burlona cruzar sus ojos por un breve segundo antes de que sus ojos volvieran a la normalidad.
No era que no sintiera lástima por ella. Pero estaba intentando mi mejor esfuerzo para manejar todo, no era que quisiera casarme con ella. Era solo un matrimonio político y ambos lo sabíamos. Quizás sea la razón por la que ni siquiera pidió afecto o favor físico ni una sola vez.
Aunque durante la primera semana sí dormimos en la misma cámara, ella no me deseaba, había preguntas en sus ojos, y cuando no las respondía, se apagaban una a una.
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