—Pero... —Su Tongtong miró a Jiang Li con los ojos enrojecidos—. Pero Hermana Li...
—Si te sientes culpable por Jiang Li, entonces deja que descanse bien —dijo Fu Jiuxiao. Presionó la palma de su mano contra el cuenco para probar la temperatura. Estaba justo para comer. Luego se acercó al lado de Jiang Li con la silla de ruedas eléctrica.
—Entonces... Hermana Li, debes descansar bien. Vendré a verte otro día —Su Tongtong vio que Jiang Li asentía con una sonrisa, así que se secó las lágrimas y salió de la habitación.
—Mira lo que hiciste. Asustaste a la gente hasta hacerla llorar —dijo Jiang Li sonriendo levemente.
Los labios de Fu Jiuxiao se curvaron en un pequeño arco. —Abre la boca.
Jiang Li vio que Fu Jiuxiao estaba frío, así que su mano tocó gentilmente la esquina de su boca. Los hermosos ojos de Jiang Li, como flores de duraznero, brillaban, y hasta le guiñó a Fu Jiuxiao mientras tragaba.
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