En la Mansión Keen, Territorio de la Manada Luna Creciente Plateada
Gilas llegó a la mansión justo a tiempo para la cena. Del mismo modo, Nasser también llegó poco después y cenó con el resto de ellos. Sentados a lo largo de la mesa, el ambiente era tenso a pesar del fino barniz de cortesía que cubría la habitación.
—Me alegra que te estés llevando bien con mi hijo, Clara —Nasser mencionó con una sonrisa.
—Él es mi pareja —Clara respondió con franqueza.
Gilas levantó una ceja ante lo que Clara acababa de decir. Le sorprendió oír eso de ella. No esperaba que ella simplemente lo declarara así, y aunque Nasser ya estaba al tanto del hecho, no se podía decir lo mismo de su madre.
—¡Eso es genial! —exclamó su madre, con los ojos llenos de felicidad—. ¡Estoy tan feliz por ambos!
Gilas no sabía qué pensar. Podía ver la auténtica dicha reflejada en los ojos de su madre.
Nasser bufó y señaló:
—Si ese es el caso, ¿por qué sigues participando en el torneo, Señorita Clara?
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