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Capítulo 65: Por nuestro futuro

 Punto de vista de Hel

 [Se ha formado un Pacto Eterno de Vasallaje con Bilmut ]

 [Bilmut se ha Juramentado a la individualidad Gea]

 [Gea adquiere control sobre: Los Alquimistas de Arena]

 [Se ha adquirido suficiente población para aumentar el nivel de civilización]

 [Se requieren los sacrificios al Abismo para la subida]

 Esto lo va a cambiar todo – No pude evitar reír descaradamente ante la vista del ya no tan anciano y su hijo. 

 El anciano cambió a un hombre apuesto de bien llevada madurez, con pelo cobrizo ondulado y una barba algo desaliñada. Su cuerpo había perdido la desnutridez, con claros músculos y el porte de un caballero.

 En cambio su hijo se transformó en la llama de la juventud, un cuerpo con hipertrofia, pelo corto del mismo tono, incluso su altura parecía haber crecido.

 -Con esto ya sois nuestros vasallos, ahora tenéis la fuerza de vengaros, no lo desaprovecheis, tenéis vuestros agresores y asesinos delante. ¿Que vais a hacer? - Gal les gritó, mientras veía a sus hermanos y hermanas luchando.

 Sin esperarlos se lanzó a la batalla, sus cadenas comenzaron a bloquear los ataques vinientes a nuestros aliados, mientras defendía la línea justo ante las sacerdotisas y algunas fuerzas de magos y arqueros.

 Los nuevos Alquimistas de la arena, se miraban unos a otros, pero no fue el joven quien rompió el hielo, el anciano alzó la voz, mientras miraba el campo de batalla, su nueva sabiduría e inteligencia, junto a su individualidad, fue suficiente para llamar la atención de todos y comenzar a organizarlos.

 -Todos, formarse en filas, los de atrás usad vuestro mana en desertificar, los demás usad la nueva arena formada para vuestros conjuros, vamos a salir de esta guerra y volver con nuestras familias-Mason, coge a diez hombres y prepárate, conozco tu sangre caliente y es hora de que la liberes – Mason se reía mientras su respiración se aceleraba, no tardó en escoger a los hombres más físicamente dotados y formarlos delante de su padre.

Dadles a nuestros hermanos el equipo que necesitan – Con el grito de Marin, varios alquimistas usaron su mana para darles armaduras a cada uno, junto con una maza y un gran escudo. Seguido gastaron grandes cantidades de mana en transformar todo el equipo en bronce.

 Los 11 hombres parecian caballeros blindados, donde apenas existían aperturas más que las justas y necesarias para moverse, ver ligeramente y respirar. 

 Punto de vista de Mason

 Podía notar el peso de la armadura, como el frío metal me inspiraba una mezcla de valor y el sentimiento de ser invulnerable, inmortal.

 No pude evitar mirar a mis compañeros, éramos los guardianes de nuestra familia, era nuestro momento de marchar y devolver el golpe a esos cabrones picudos, ahora teníamos la fuerza que siempre soñamos.

 Levantando la voz en alto, mientras dejo que todos mis sentimientos salgan en un fuerte grito.

 -Demostremosles a los seres de blanco que no somos simples esclavos, demostremos a los cerdos emplumados que jamás volveremos a sus garras y que no, se juega, con nuestra ¡Familia! - A mi grito, los diez colosos de metal se reunieron a mi alrededor, mientras corríamos unidos hacia la primera línea.

 Conmigo en su centro, la mole de metal no se inmuto de los enemigos entrantes.

 Cuando un lagarto de casi tres metros se puso en frente usando un garrote como arma, ninguno dejó su formación.

 Inspirado en mis instintos bloqueo el descendiente golpe del gran lagarto con mi escudo, mientras uso el maná para formar pequeños pilares en espiral desde el suelo mismo uniéndose al escudo de bronce, cuando la maza golpeó el escudo, solo un gong resonó por el campo de batalla, pero tanto mi brazo como los pilares amortiguaron el monstruoso golpe, viendo el cambio de las tornas, el miedo de mi unidad blindada se esfumó, con mi risa triunfal mientras empujaba el garrote soltando la conexión con los pilares y desatando mi martillo contra la cabeza del asqueroso lagarto y dejándolo completamente aturdido, los demás comenzaron sus combates rodeandome dándome el espacio necesario para disfrutar de esta batalla.

 -Ven pequeña mierda, aun tengo a muchos de tus primos que aplastar con mi maza – Mi risa resonó con el metal, justo cuando volví a desatar otro golpe con mi maza, partiendo el cráneo del lagarto mientra sus sesos y sangre mancho mi traje de metal.-Vamos chicos, yo ya he terminado con el mío, no podemos quedarnos atrás, aún no hemos matado a ningún picudo podrido – A mi voz, los demás dieron un fuerte grito, sus batallas habían terminado rápidamente y rápidamente buscaron como unidad otra fisura en la primera linea.

 Punto de vista de Hel

 Mason estaba dándolo todo y su unidad de bronce provocaba estragos donde sea que fuera.Su desempeño no es tan exagerado como el nuestro, pero una pequeña unidad blindada, la cual ningún arma puede realmente perforar, junto que los guerreros de bronce únicamente usan su mana para usar arena en sus armaduras, armas y escudos, reparandolos constantemente. Son un verdadero dolor.

 Eso claro sin contar el apoyo de los demás alquimistas, una población entera con la capacidad de ser magos de soporte y batalla...

 Las lanzas de arena, escudos y sarcofagos, la magia volaba en todas direcciones y mientras el pequeño parche de arena siguiera allí, su magia se movería entre las tropas aliadas y enemigas parecidas a serpientes, hilos de arenas largos e incansables transformado en docenas de formas.

 Realmente parecían escultores y la batalla les dio buenos materiales para demostrarlo.

 Las líneas de enemigos estaban cayendo, la moral de ambos ejércitos llegaba a sus niveles más bajos tras 4 horas de dura batalla, los muertos formaron una nueva capa de suelo, mientras que su sangre formó un río propio que descencia al océano.

 Pele y Velona habían eliminado a docenas de unidades monstruosas, sus cuerpos tenían varias lanzas enemigas clavadas, junto a alguna docena de flechas, pero eso no detuvo su masacre.

 Los alquimistas de la Arena perdieron a diez compañeros, pero ninguno del grupo de Mason tuvo ni siquiera una herida grave. Estas bajas fueron un descuido por parte de los aliados que no se dignaron a comprobar si un par de lagartos gigantes habían muerto o no, el resultado fue que solo fingieron morir en un ataque de estupidez o genialidad.

 Gea los termino lo antes posible rompiéndoles el cuello con sus cadenas, mientras los demás alquimistas hacían lo posible por contenerlos, sus sarcofagos de arena son muy útiles, con la capacidad de contener y asfixiar enemigos hasta la muerte, pero la fuerza monstruosa podía destrozar el encarcelamiento, obligando a usar varios sarcofagos para dar el tiempo suficiente a Gea de eliminarlos.