—De hecho, no me prometieron a una princesa —anunció Jael.
—¿Qué? —gritó Danag—, parecía que estaba a punto de convulsionar.
—Evan me prometió a su hija y ahora tiene sentido por qué lo haría —dijo Jael con una mirada oscura en sus ojos.
Era algo de lo que quería deshacerse, el pensamiento dejó un sabor desagradable en la parte trasera de la boca de Jael. Quería golpear algo. ¿Quién haría eso a su propia descendencia?
—No entiendo, Señor —dijo Danag con genuina confusión.
—No había necesidad de Mauve ya que estaba bien sin un trofeo, pero verás, Lord Evan insistía. Dijo algo sobre querer tener ventaja, quería estar seguro de que los Vampiros no estaban tratando de engañar a los Humanos. Me preguntó si estaría dispuesto a casarme con su única hija a la que tanto amaba para demostrar que realmente estábamos en paz —Jael hizo una pausa dramática mientras esperaba a que las palabras calaran.
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