Mauve levantó la vista horrorizada ante las palabras de Jean—¿Qué?
—Hoy te quitaré los puntos —repitió con una sonrisa.
Mauve miró su hombro descubierto. Las tres líneas de color rojo oscuro la miraban de vuelta. Le habían quitado los vendajes hace casi una semana.
—¿Por qué? No creo que esté completamente curado todavía —su voz tembló un poco al hablar.
—No, no lo está, pero ha sanado lo suficiente para quitar los puntos. Han pasado alrededor de doce días, eso es más que suficiente. No hay necesidad de dejarlos más tiempo, especialmente con lo rápido que estás sanando —él se puso de pie junto a la cama, mirándola fijamente mientras hablaba. Sus ojos brillantes relucían en la oscuridad. Mauve parpadeó, su mirada brillante la estaba matando. A pesar de que decía esto sin sonreír, sabía que de ninguna manera el proceso sería indoloro.
—¿Dolerá? —preguntó ella.
—No mucho —el ceño de Jean se frunció.
—Eso no suena muy creíble —dijo Mauve y retiró su brazo lastimado de su alcance.
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