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La Leyenda del Scire

Vlas Windsor vive en tranquilidad en su reino natal, Remia... Con una alta posición en la sociedad, fama, dinero, influencia y reconocimiento, se considera feliz, mayormente recordando que siempre se encuentra acompañado de sus mejores amigas: Zenda y Kora Allen. Quizás su vida parecía demasiado perfecta para ser real, pero en realidad había únicamente una cosa que lo atormentaba desde aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás... Esas pérdidas que lo marcaron para siempre. Rhys Windsor reside en Fons, acompañado de su hermosa esposa, Lara Harch, y de la hija adoptiva de ambos, la joven Leah Foster, además de otras personas que conoció en su recorrido por el mundo en el transcurso de unos largos diez años; a quienes terminó por tomarle mucho cariño. Con la idea de protegerlos y darles felicidad tiene sólo un propósito en su cabeza... Acabar con su padre de una vez por todas. Pero aunque parezca algo simple para él y todas sus hazañas logradas, se torna complicado cuando los fantasmas del pasado reaparecen y debe cumplir esa promesa que parecía haberse roto hacía demasiado tiempo, volver a por su hermano y su madre a su hogar, Remia, temiendo que el dolor por aquella fría noche que tuvo lugar diez años atrás todavía siguiera latente. Luego de esa repentina caída de asteroides en Remia todo cambia para los hermanos Windsor. Rhys regresa a Remia dispuesto a acabar con la tragedia en su familia para siempre, y la vida de Vlas da un giro inesperado dejando a su destino esperando por él... Con esa decisión que lo torturará por lo que dure su vida. Quizás el talento y la estirpe Di Rem-Windsor fueron su mayor perdición, pero poder superar los obstáculos que hicieron presencia en sus vidas a causa de sus inevitables destinos es el impulso que los hace seguir adelante... Lo único que desean es no ceder ante aquello que siempre despreciaron, y que al final, les terminó quitando todo...

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Capítulo 6: La encrucijada de sus almas  

Fons, Ash, Residencia Harch - 21 de Marzo - Año 526

 

—Se despertó la bella durmiente —bromeó Rhys, viendo entrar a su hermano a la habitación, caminando de un lado al otro, notoriamente medio dormido.

—Yo ya pensaba que se había muerto —dijo Leah, entre risas.

—Ey, no lo molesten al pobre, es entendible que haya dormido tanto tiempo cuando alguien estuvo casi una semana llevándolo a su límite físico y mental, yo vería algo anormal que no haya dormido tanto tiempo —habló Lara, asediando a Rhys con su sería.

—Lara, le quitas lo divertido a la vida. —Al Rhys ponerse de pie, se acercó a su hermano—. ¿No ves que está totalmente en perfectas condiciones? —agregó, apoyando su mano en el hombro de Vlas—. ¿Te sientes bien? —preguntó, notando que su hermano no se había inmutado.

—Sí, claro, estaba volviendo a la realidad —rio Vlas, con una voz ronca—. Veo que dormí bastante, pero tampoco creo que haya sido demasiado, estaba muy cansado, fueron solo unas horas —dijo, quitándole importancia.

—No, Vlas, no fueron solo unas horas... Dormiste por una semana seguida —le informó Leah.

—No, ¿En serio? —preguntó consternado. ¿Cuándo había pasado tanto tiempo? Él no lo había notado.

—Sí, pero como dije antes, fue porque ese «entrenamiento» que te dio Rhys fue una locura, mira que estar tres días sin dormir y sin parar de golpear rocas, además de gastar toda tu energía, es inhumano —respondió Lara, todavía indignada con el accionar de su esposo, y con cierta compasión hacia Vlas al mismo tiempo.

—Ya veo... Aun así, fui yo quien quiso hacerlo así, sabía que no llegaría para el 14 de Marzo al paso en el que iba, y decidí reducir algunos días no durmiendo —dijo Vlas, moviendo una de las sillas de la mesa. Tomó asiento junto a ellos.

—¿Por qué no llegarías al 14 de Marzo? ¿Qué pasaba ese día? —preguntó Leah, con curiosidad.

—Era el cumpleaños de Zenda y Kora, con Rhys hicimos un pacto; si yo lograba romper el diamante para ese día, él me llevaría a Remia, así que usé toda la voluntad que tenía para lograrlo —respondió Vlas, inclinándose en la mesa—. Ey, ¿Me pasas esa rebanada de pizza?

—Sí, toma... Así que fueron a Remia, ¿Algún problema ahí? —preguntó Lara.

—No, nada fuera de lo común, estuvimos sólo algunas horas y con la energía desactivada, si Rygal se dio cuenta no creo que haya podido hacer nada porque desaparecimos del mapa —respondió Rhys, tomando un sorbo café de la taza que tenía en sus manos.

—Entiendo... ¿Y qué tal el problema que tenías que solucionar con ese tipo?

—Cierto, ¿Qué sucedió con el tipo del que nos hablaste hace meses? —indagó Leah, quien ya llevaba demasiado tiempo con la duda.

—Oh sí, Yoh... No me van a creer lo que paso con él... Lo encontré hace un mes en Raven, hablamos un rato, me mostró el Scire que consiguió e intentó hacerse el fuerte hasta que se sumó alguien más a la reunión, Lee Ex Fons —respondió Rhys.

—¿Qué? ¿En serio? —preguntó Lara, sorprendida.

—Sí, no lo veía desde la guerra, parece que ahora heredó el Scire de su familia y es bastante poderoso.

—Emm... Yo no entiendo nada de lo que hablan, ¿Cómo que hay otro poseedor del Scire en Fons? Más que eso, ¿Acabas de decir que en ese mismo momento había tres poseedores al mismo tiempo? —preguntó Vlas, haciendo notar su confusión.

—Oh cierto, yo jamás te conté sobre los nueve poseedores del Scire... Bueno, al parecer seguimos siendo nueve, porque el que tiene Yoh es de alguien más que supongo se retiró, o murió, por lo que los «nueve poseedores» todavía existen —le explicó Rhys.

—¿Cómo que nueve? Pensé que sólo éramos Rygal, tú y yo.

—No, somos: Tú, Rygal, Cole y yo... Pero además de los Di Rem, hay cinco poseedores más, que son: Lee Ex Fons, el príncipe del Reino de Fons; Yoh Tales, el líder de la República de Zardie; Jack Key, líder del Estado de Synrial; Cara Grant, princesa del Reino de Magnuria; y por último, está Artemisa Filii Dei, la emperatriz del Imperio de Filii Dei.

—¿Artemisa? ¿La misma Artemisa que conocemos? ¿Tu exnovia? —preguntó Vlas, con ingenuidad, pero esto hizo que la habitación quedara en total silencio por unos segundos.

—Creo que lo de exnovia era algo innecesario... Pero sí, me refiero a ella —respondió Rhys, dándole una mirada de reojo a Lara, ella había cambiado su rostro a uno de seriedad... Vaya celos.

—Asi que ella era Artemisa —musitó Lara, intentando recordar la primera vez que se enteró de ella—. ¿Ella también es la misma persona con la que entrenaste cuando te fuiste esos dos años a Filii Dei con Jean Blake, cierto?

—Sí, ella misma... Ella fue una poseedora incluso antes que yo.

—Eso es mucho tiempo... O sea, ¿Desde cuándo ellos tienen ese poder? No puede ser, no me dan los años, Art ronda tu edad, ella no pudo haberlo tenido antes que tú, ni después, ya que son diez años de diferencia.

Vlas se recostó en la silla y quedó pensando unos minutos, pero aunque intentaba encontrarle una explicación, la cronología y las mismas reglas del Scire refutaban todas sus teorías.

—Comprendo tu confusión, Vlas, la mía fue igual cuando me enteré, pero eso te lo explicaré mañana cuando también te explique sobre las condiciones del alma —respondió Rhys, cuando al acabar su café dejó la taza sobre la mesa.

—Oh, yo me olvide de explicarle eso cuando comenzamos a entrenar —habló Leah.

—Es mejor que lo hayas hecho así, las condiciones son más fáciles de entender luego de que dominas la Energía del Alma —dijo Rhys, levantándose de su asiento—. También mañana llamaré a los chicos, hay algo que tenemos que hablar todos juntos como grupo... Vlas, tú ahora también eres parte de nosotros, así que participaras de la reunión —continuó, lanzándole una mirada a su hermano.

—¿De qué hablaremos? —fisgoneó Leah.

—Eso lo sabrán en la reunión, no tiene sentido que se los diga ahora y luego convoque una, sean pacientes, ya lo sabrán —respondió, caminando hacia la escalera, antes de subir algunos escalones, se paró en la baranda—. Iré a tomar un baño, nos vemos luego —agregó, y siguió su camino al subir los escalones restantes, hasta que desapareció de la vista de todos.

 

Horas después...

 

Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526

 

 La iluminada habitación de Rhys y Lara olía a perfume de rosas. Lara había tomado un baño unos minutos antes, mientras Rhys leía sentado en la cama. Ella salió del baño en bata y su brillante cabello escarlata mojado se encontraba suelto, este caía por su espalda, caminó hasta el borde de la cama y se sentó en las sábanas de seda color dorado, se quitó la toalla del hombro, y sacudió su cabello ligeramente para luego secarlo con suavidad.

—Hoy comienza la primavera en el norte, ya quiero que crezcan las flores para que vayamos a esa montaña cómo todos los años —dijo Lara, pasando un cepillo de cerdas por su cabello, al mismo tiempo que lo secaba.

—¿Te refieres a la que está en Koella? —preguntó Rhys, todavía sentado en la cama, con su concentración en la lectura.

—Sí, Rhys, a la que fuimos cuando me propusiste matrimonio —respondió Lara, girando sus ojos con obviedad.

—Oh sí, me había olvidado donde había sido. —Rhys cerró su libro, y a continuación lo dejó sobre la mesa de luz.

—Eso es mentira, tú nunca te olvidas de nada. —Lara soltó su cepillo y secador, para recostarse en la cama, acercándose a Rhys con remanso, cerca de su rostro, levantó su mirada y la clavó en los ojos de su esposo. 

—No me intimidas con tu mirada... Harch —proclamó Rhys, con una sonrisa como expresión.

—Parece que hoy estamos recordando demasiadas cosas del pasado, ¿No crees? —preguntó Lara, moviéndose sobre él, consiguiendo sentarse en sus piernas.

—Quizás... ¿Por qué lo dices? —preguntó Rhys, bajando sus manos hasta las caderas de Lara.

—Por lo de tu exnovia, jamás me dijiste que Vlas sabía sobre ella. —Ella lo miró con más esmero, bajando también sus manos hasta donde estaban las de Rhys. Ahí apoyó las de ella sobre las de él.

—Toda mi familia sabía sobre ella, podría decirse que nos criamos juntos, y que nuestros padres querían que nos casáramos, pero éramos niños, no teníamos ni idea de toda la responsabilidad que una relación conllevaba. —Rhys negó lentamente con su cabeza.

—Y si tenían esa cercanía, ¿Qué fue lo que hizo que terminaran así? Por lo que sé, no se ven hace años... Más concretamente desde que fuiste a Filii Dei antes de la guerra.

—La primera razón son las responsabilidades de ambos, ella tuvo que tomar el puesto de líder de su reino a una joven edad y ya no nos veíamos seguido... En cambio, yo era el elegido para heredar el liderazgo de la nación luego de mi padre, y estaba siendo preparado para gobernar la siguiente potencia mundial, eso era una tortura, sin embargo, luego de lo de Demian deje todo atrás, incluida ella, y mi futuro... Y la segunda razón eres tú, te quería a ti y a nadie más, con Art teníamos una química extraña, de hecho fue la única chica que me hizo dudar de mis sentimientos por ti, pero todo terminó antes de siquiera comenzar, y todavía tengo un lindo recuerdo de ella, pero ya pasaron años, además, con ver donde estoy ahora, ya sabes lo que sucedió con mis sentimientos hacia ella —explicó Rhys, recordando su juventud.

Incluso con la cantidad de años que habían pasado desde esos momentos los recordaba con bastante claridad, recordaba sus sentimientos, las razones por las cuales tomó las decisiones que tomó y las consecuencias que estás acarrearon para su vida. Alguna vez escuchó a una persona decirle que el pasado no era historia y que nunca tenía que olvidarse de él... Porque se olvidaría a sí mismo también. Siguió ese consejo muchas veces luego de la última vez que se perdió a sí mismo, la última vez que se vio alejándose de la realidad y terminó aferrándose a ella había olvidado el camino que recorría... Perdió la consciencia que había ganado al lado de Lara, perdió su buena conducta por más de tres años y perdió el camino que había comenzado a formar. Lo vio necesario, desde ese momento supo perfectamente qué hacer para seguir adelante, se supo entender una vez más y comprendió para lo que realmente estaba destinado, cual terminaría siendo el final de su viaje y quienes terminarían por acompañarlo en él... Su pasado fue lo que terminó por definir su futuro. 

—¿La rechazaste a ella y dejaste tu futuro por mí? —Lara lo miró con rareza.

Rhys notó que ella realmente estaba interesada en saber la razón detrás de todo.

—Yo dejé todo por ti Lara... Nunca te dije esto, ya que no soy alguien que expresé sus sentimientos de esa manera, pero en la primera persona que pensé luego de lo del Scire hace once años fue en ti... Yo tenía dos opciones: La que tomé, irme de Remia... Y la otra, que era quedarme y cumplir con las órdenes de mi padre... Cualquiera era un camino donde iba a seguir perdiendo cosas, ya que si me quedaba en Remia, todo lo que alguna vez fue importante para mí hubiera sido destruido por Rygal... Y si me iba, terminaría perdiéndome a mí mismo, pero con la ventaja de que las personas importantes en mi vida estarían en paz... Quizás fui egoísta, porque esas personas me necesitaban a mí también, como Vlas, pero era mejor para él, estaría seguro ahí hasta que yo volviera, y como te dije al principio, pensé en ti más que en nadie, sabía que no te volvería a ver por cualquiera de los dos caminos, no eras mi familia, si llegaba a volver, no ibas a estar en Remia, te iba a perder para siempre, pero decidí el que menos te involucrara... Rygal sabía sobre lo que yo sentía por ti, el tipo habría hecho lo imposible para traerme en la palma de su mano, y yo no quería que te hicieran daño, por eso me fui, fue un mal menor para acabar con un mal mayor... Quizás por eso fue que cambié cuando volviste a mi vida, quizás por eso lloré rogándote que no te fueras, quizás no estaba triste ni angustiado, quizás estaba feliz de saber que tomé la mejor decisión porque al final te volví a ver... Quizás los salvé, quizás no, pero mis arrepentimientos no se borrarán de mí, aprendí a vivir con ellos, por eso es que estoy totalmente seguro de algo: Si tuviera la oportunidad de rehacer mi vida y comenzar de cero dejando atrás esta que he vivido todos estos años que parecen ser décadas... Jamás lo haría —aseguró, cerrando su mano al atrapar la de Lara cuando ella la estaba acariciando.

Se quedaron mirando unos momentos.

 El silencio inundó la habitación luego de las palabras de Rhys. Lara ni siquiera movió un músculo, lo miraba con cariño y melancolía, porque conociendo todo lo que Rhys tuvo que sufrir sabía que esas palabras no sólo eran honestas, sino que desahogadoras, para alguien como él era un reto gigante abrirse a las demás personas... Pero con ella tenía una sensación diferente, él sabía que no lo juzgaría, que lo escucharía y que al final desearía lo mejor para él, porque de la misma manera que él la amaba, ella también lo amaba a él.

 Ellos habían elegido seguir un mismo camino, siempre habían estado unidos y entendían perfectamente todo lo que uno significaba para el otro. No eran la pareja perfecta, tuvieron quiebres en su relación muchas veces, llegaron a desconfiar entre ellos, y hasta se perdieron el uno al otro al mismo tiempo... Pero cuando estuvieron ambos en el mismo lugar, ahí, en lo más profundo del abismo, fue cuando se conocieron completamente, ellos llegaron a lo más adentro del alma de cada uno, y en un cruce de destinos, sentimientos, dolor, felicidad, tristeza y amor, la vida les dio una segunda oportunidad, porque ahí, en la encrucijada de sus almas, fue cuando hicieron la promesa de jamás volver a separarse... La promesa de la vida de ambos... De su vida... Y de ese futuro que compartirían por la eternidad.

El amor era la peor de las emociones, si amabas siempre terminarías sufriendo, porque aquello que amas jamás duraría para siempre, pero cuando sufres antes de amar el amor es la única salvación, y lo fue para ambos, una promesa que sólo se rompería si ellos dejaban de amarse el uno al otro, era también la razón del poder de Rhys: La vida de Lara... Esa era y siempre sería su condición.

—Tu rostro es hermoso bajo la luz de la luna —declaró Rhys, alzando su mano, con la que consiguió acariciar con delicadeza la mejilla de su esposa.

—Sólo si la persona que lo acaricia eres tú —respondió Lara, de una sonrisa a otra al posar su mano sobre la de él, e inclinando su rostro un poco más.

—Mi vida... —dijo Rhys apoyando sutilmente su cabeza en el pecho de Lara, ante tal movimiento, cerró sus ojos. Sus manos bajaron, abrazando la cintura de Lara.

A Lara la tomó por sorpresa, y se sobresaltó, pero su reacción no duró ni un segundo cuando notó que era una acción natural y apasionada. Apoyó su mano sobre el cabello de Rhys y sintió como sus dedos se deslizaban con suavidad por los castaños mechones apenas ondulados de su esposo. 

—Rhys... ¿Alguna vez pensaste en tener un hijo? —preguntó Lara de repente, supo que eso lo tomó de sorpresa. Porque él se quedó inmóvil unos segundos.

—Emm... Sí, digo, obviamente... Es algo que todos pensamos alguna vez en la vida, y ser padre sería algo muy hermoso —respondió Rhys, alzando su cabeza. Con suavidad, sonrió—. ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso estás embarazada? —preguntó con tranquilidad, pero realmente su corazón latía a mil.

No sabía por qué estaba nervioso, pero la respuesta de Lara seguramente cambiaria tanto sus vidas que al saber que escucharía las siguientes palabras inminentemente un leve miedo vino hacia él.

—No te lo quería decir antes porque estabas muy concentrado en el entrenamiento con Vlas, y con el problema que tenías que resolver... Pero la semana pasada me sentía muy mal, tenía náuseas, y además un atraso de más de un mes, por lo que al no entender qué me sucedía decidí ir al médico, y entonces fue cuando me dio la noticia... —Titubeó unos segundos, viendo como el rostro de Rhys seguía impasible ante la obvia declaración que seguía, ¿Por qué no reaccionaba? ¿Estaba tan tranquilo?—. Vamos a ser papás —añadió, cuando su voz se llenó de emoción, y el brillo de sus ojos azules relució como el mar.

 El rostro estupefacto de Rhys demostraba más de lo que parecía, cientos de emociones pasaron por su cabeza y corazón en ese momento, y realmente no sabía qué responder, se había quedado congelado con un inmenso nudo en la garganta.

—Rhys... Estás llorando. —Lara notó las sábanas húmedas y al levantar su mirada vio como las lágrimas caían sin freno por rostro de Rhys.

—¿Ah sí? Perdón, fue inconsciente... Es que... Voy a ser padre... Sí, voy a ser padre —se repitió a sí mismo, intentando caer en cuenta, hasta que su cabeza reconoció el contexto y por fin lo pudo comprender—. Lara... Voy a ser padre —sus palabras dejaron de atascarse en su garganta y al fin las soltó con alegría.

—Sí, Rhys... Vamos a ser padres —asintió Lara, mirándolo con una gran sonrisa.

—Te amo. —Se lanzó hacia ella y apretó su cuerpo contra el de él, en un inmenso abrazo—. Te amo tanto, Lara —agregó, sin soltarla.

—Yo también te amo, Rhys... Demasiado. —Lara colocó su mano en la barbilla de él y alzó su rostro—. Eres el amor de mi vida —añadió, cuando sus labios se enredaron en un beso.

 Rhys atrapó los brazos de Lara cuando ella los agitó pasando por su torso. Los levantó y pasó por su cuello con la idea de prolongar el beso aún más tiempo. En ese momento estaba tan arraigado a su euforia que ignoró el hecho de que Lara se encontraba semidesnuda sobre él. Parecía ser que los movimientos bruscos que antes había hecho terminaron por casi quitarle su bata enteramente. Con prudencia, al Rhys sentir en su tacto la suave piel desnuda de Lara, buscó mediante un tanteo la parte de arriba de la bata y cuando la encontró la subió lentamente hasta cubrir a su esposa otra vez... Todo esto sin dejar de besarla.

 —Espera... —Lara lo interrumpió, apretando el espacio abierto de su prenda, y moviéndose en la cama de nuevo se puso de pie, para luego comenzar a caminar por la habitación.

Rhys observó cierto nerviosismo en su rostro, este mismo pasó de felicidad a inseguridad en poco tiempo, haciendo que lo asediara la preocupación y la intriga de querer saber que era lo que ella estaba pensando en ese momento para que se viera tan inquieta.

—¿Sucede algo? —preguntó, volviendo a su lugar, se sentó en el borde de la cama luego de arrastrarse un poco con sus manos—. Ven, siéntate conmigo... Podemos hablar. —Tomó su mano y la llevó hacia él, con confianza—. ¿Qué dudas tienes? —preguntó, al sentarla en sus piernas.

—No lo sé, Rhys... Hay cierta duda que me invade. —Lara osciló, bajando la mirada, en ese movimiento, pasó su dedo por sus labios, con obvia desazón—. ¿Crees que está bien que tengamos un hijo en este momento? —preguntó, dirigiendo la mirada a su esposo, y buscando una respuesta consoladora con sus grandes ojos azules llenos de susceptibilidad—. No quiero decir que debemos no tenerlo, pero la situación está delicada, tú sabes que nos estamos acercando a una guerra inminente contra tu padre y cualquier aliado que tenga, si llegara a pasar lo peor no quiero que se críe sin padres, o con uno solo... Si vamos a tener un hijo debemos hacerlo los dos, unidos, apoyándonos mutuamente para que crezca bien y dándole amor por igual, por eso tengo miedo de lo que nos pueda llegar a suceder, y que terminemos por destrozar nuestro sueño de formar una familia juntos, no quisiera tener que hacerle sufrir —respondió, dejando salir su angustia.

Miró a Rhys buscando consuelo nuevamente, cuando él encontró al fin su mirada su corazón se encogió notando que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos, y su expresión se aflicción se hacía más evidente.

—Ey... Quédate tranquila, no pasará nada. —Con una plácida voz él la calmó, pasó su dedo con delicadeza por su mejilla y limpió unas lágrimas que caían lentamente por ahí—. Jamás los dejaré solos... Ni a ti, ni a Vlas, ni a Leah, ni a esta personita que viene en camino —agregó, y al bajar su mano esta se vio acariciando su barriga.

—¿Me prometes que eso será así? —preguntó Lara, todavía algo indecisa.

—Prometo que nunca nada les pasara en mi presencia... Lara, no tengo problemas en ir ahora mismo y destrozar todo el Reino de Remia con tal de que ustedes estén bien y te sientas segura, tú sabes de lo que soy capaz por ti —aseguró Rhys, determinado, con sus ojos verdes clavados en la tenue mirada de Lara.

—Sí... Lo sé, pero tú dijiste que no querías hacer las cosas de esa manera, no es momento de formar caos, sé que querías comenzar a trazar el plan para volver a Remia cuando Vlas terminara su entrenamiento, pero quisiera pedirte que lo aplazaras, quédate conmigo al menos estos ocho meses que me quedan de embarazo... Me haría muy feliz que me acompañaras en el proceso —dijo Lara, con ilusión.

—Lo haré, lo pensé en el momento, obviamente que estaré contigo en el proceso... Quiero estar contigo en el proceso, te cuidaré hasta que te sientas mejor, y si es necesario, luego del parto también, me quedaré contigo el tiempo que quieras —prometió Rhys, poniéndose de pie, y al enfrentarla, se arrodilló frente a ella—. Hace trece años jamás pensé que estaría casado contigo y esperando un bebé, realmente podría decir que la vida no tiene sentido a veces. —Tomó su mano y le dio un beso, para luego mostrar una sonrisa.

—No, Rhys... La vida realmente no tiene sentido, tienes que dárselo tú. —Sonrió Lara en respuesta.

—¿Ah, sí? Bueno, entonces puedo decir que no lo he encontrado todavía: «Vivir no es lo mismo que existir», supongo que ahí está la clave.

—¿Y eso a que viene?

—Viene a que jamás podré saber qué sentido tiene la vida si no tengo el de la existencia, algo incomprensible para un simple ser humano, por eso debo darle mi propia interpretación, mi razón sumada a mis propósitos y el camino hacia mi destino, y hay una sola cosa que está presente en todos... Esos son ustedes, las personas por las cuales daría la vida, así que sí... Ese podría llegar a ser el sentido de esta.

—¿Nosotros?

—Sí, ¿Recuerdas cuando hace seis años te dije que tenía que encontrarle un sentido a mi vida?

—Sí, lo recuerdo, cuando me salvaste al final de la guerra... Luego de conseguir ese poder.

—Exacto... En aquel entonces realmente no sabía qué era lo que me hacía seguir adelante, eso es culpa de que jamás le puse demasiada atención a lo que aprendí cuando obtuve mi Scire, tenía demasiada ira y odio encima como para pensar claramente, pero años después, y luego de pasar tantas situaciones que me llevaron al borde de mi propia vida, comencé a encontrarle lógica a esas enseñanzas... Cuando hablé sobre la existencia con Demian hace muchos años le dije que el tiempo está hecho para limitar a los seres humanos, y realmente lo sigo pensando, pero luego de comprender bien ese pensamiento, creo que en realidad el tiempo existe para que perduremos en él: «Sin tiempo no hay perduración, sin perduración no hay existencia, sin existencia no hay evolución, y sin evolución no hay Scire», si se necesitan demasiados factores para que este poder exista, eso quiere decir que no es lo esencial en nuestra misma existencia, todo lo contrario... Por lo cual tampoco es esencial en mi vida, porque sé que esto es pasajero, y que con o sin Scire aun los tendré a todos ustedes a mi lado... Con o sin Scire... Mi vida seguiría teniendo sentido.

—Pero si pierdes tu Scire perderás todos los motivos de tu vida, y tu propósito, sin ese poder nunca podrás hacerle frente a Rygal, y realmente tu vida no tendría demasiado sentido, ¿No?

—Sí, tienes razón, pero a mi Scire ya lo poseo, y no puedo hacer nada para revertir mi situación, aun así, algún día no lo tendré más, y estoy seguro de que eso pasará luego de que cumpla mi destino, el día que acabe con Rygal todo se terminará para mí, y ese día que ya no tenga un motivo o un Scire, ustedes estarán todavía ahí, y con ustedes a salvo luego de tanto luchar... El sentido de mi vida ya no se irá de nuevo, y yo podré vivir en paz.

—Pero ahora tienes un motivo nuevo, ¿No? —preguntó Lara, jalando su mano, hasta posarla de nuevo en su barriga.

—Son lo más importante que tengo, y ahora sólo quiero que todos ustedes sean felices... Ese es mi único motivo, cariño —respondió, abrazándola desde la cintura—. Y esa siempre será mi única felicidad.