—Me disculpo por mi precipitación y por perturbar el descanso de mi padre hoy. Si debo ser castigada, lo aceptaré de buena gana. No importa cuántas veces tenga que soportarlo o en qué consista el castigo, siempre lucharé por mi justicia. —dijo Wei Ruo.
—No estoy enfadado contigo. Vuelve a tu habitación y descansa por hoy. Discutiremos el asunto más adelante cuando me sienta mejor. —habló Wei Mingting.
—Me retiraré. —Wei Ruo se inclinó nuevamente, y sin mirar atrás, se dio la vuelta y se fue.
—Yichen, como el hijo mayor, es justo que guíes y enseñes a tus hermanos. Pero lo que hiciste mal hoy fue que golpeaste a Ruoruo sin buscar la verdad. Mucha gente lo presenció. Si hubieras preguntado, no habrías cometido este error. —le dijo Wei Mingting a Wei Yichen.
—Reconozco mi error. —admitió su culpa Wei Yichen.
—Te castigo a copiar las reglas de la casa veinte veces. ¿Tienes alguna objeción? —preguntó Wei Mingting.
—No tengo objeciones. —respondió Wei Yichen.
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