—La mujer miraba al hombre con la cara roja. Pequeño Jiu Jiu, ¿puedes aceptarme llevando este vestido?
—Xie Jiuhan: ???
—El camisón blanco se adhería a su cuerpo, delineando el cuerpo juvenil de la mujer. Su cuerpo apenas discernible exudaba una tentación fatal. El hombre miraba fijamente el cuerpo de Feng Qing y no pudo evitar lamerse los labios. ¡Esta mujer estaba jugando con fuego otra vez!
—En la pantalla del teléfono, la cara de Feng Qing estaba enrojecida, y su postura era encantadora y suave. Su rostro puro y bello estaba teñido de una hermosa e inocente sonrisa, y sus ojos almendrados emitían un brillo hermoso. Quería mostrar su lado más bello al hombre para que pudiera obtener un momento de alegría.
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