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Después de la llamada con el Abuelo Fu, la Vieja dama Bai convocó inmediatamente a Bai Fen.
Cuando Bai Fen escuchó que su suegra la había mandado llamar, fue de inmediato, pero podía percibir que algo no iba bien en el ambiente.
Al ver la expresión fea en el rostro de su suegra, Bai Fen se puso nerviosa ya que no sabía cuál era el asunto. Ella es culpable de haber hecho algo mal, por lo que estaba destinada a estar nerviosa.
—Madre, ¿me has llamado? —preguntó Bai Fen mientras intentaba sonreír. Cuando trató de sentarse en el sofá junto a la vieja dama, esta la fulminó con la mirada y dijo:
— ¿Te dije que podías sentarte?
Bai Fen finalmente entendió que la situación era mala y, puesto que la vieja dama ya estaba desahogando su ira con ella, era obvio que ella podía ser la razón de su enojo.
Bai Fen continuó de pie y preguntó con un tono cortés mientras intentaba ocultar su nerviosismo:
— Madre, pareces estar de mal humor, ¿ha pasado algo?
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