—Cariño, ¿estás bien? ¿Sientes alguna molestia? ¿Estás herida? —preguntó Andrés a Hannah, revisándola.
Hannah solo asintió con la cabeza, pero estaba frunciendo el ceño. No podía creer que Tristán haría eso.
«¿En serio? ¿Soltar la cuerda en la primera ronda? ¿No consideró que podría lastimarme cuando lo hicieron?», Hannah se sentía frustrada con ese pensamiento.
Antes... Tristán siempre se aseguraba de que Hannah no se lastimara, pero ahora, parecía como si ya no le importara, incluso jugando trucos así contra su equipo. Hannah estaba enojada y molesta.
Hannah no estaba sola. Mark y Daniel sentían lo mismo.
—¡Joder! ¡Odio esto! ¡Tristán ganó otra vez! ¡Él sigue siendo el que se ríe al final! —dijo Daniel con su voz enfurecida.
—Tranquilo, primo. Todavía no hemos acabado. El día acaba de empezar. ¿Olvidaste que preparamos una gran sorpresa para Lillie y Tristán? Puede que se esté riendo por ahora, pero no durará mucho —recordó Mark a Daniel su plan.
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