Punto de vista de Yarin:
Tía Eve quería tomarlo, pero el anciano la evitó y me miró suplicante.
—Quería que yo fuera y cogiera este dulce, igual que los tres primeros. Este dulce me lo habían dado especialmente a mí.
Cuando tomé el caramelo, el anciano suspiró aliviado, pero luego aulló de dolor por su boca bloqueada con la cuerda de cáñamo. Solo entonces me di cuenta de que la cuerda en su mano no estaba atada alrededor de su mano, sino que había perforado su palma y muñeca.
Alguien parecía estar tirando de la cuerda por el otro lado. El anciano fue tirado y se dio la vuelta. Tambaleó unas cuantas veces y desapareció en el aire.
Esta escena cruel y extraña dejó en shock a todos.
Escuché el sonido de dientes rechinantes. Era un guerrero apretando los dientes.
—Tratar así a un anciano débil...
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