"Entonces, ¿qué crees, Chaia-chan?"
Olga le preguntó a Chaia, mientras ella estaba sentada en la mesa y tomando un poco de café negro.
Ella antes solía tomar té, y pasó cientos de años tomando té, pero desde que conoció a Alexander, sus gustos habían cambiado radicalmente.
"Bueno, ya todas lo saben, ¿no? Creo que no haría daño en decirle también a Amo cuando regrese."
Chaia pensó y le respondió seriamente a Olga.
Olga sonrió bellamente, y su ojo dorado que no estaba cubierto por su flequillo, brilló un poco más.
"Nunca esperé que ellas reaccionaran así, es decir, tal cosa... y en ser la primera..."
"Bueno, Olga-sama, te mentiría si dijera que no estoy celosa, no, estaba celosa cuando lo dijo ayer, pero luego me dí cuenta de que eso es algo normal, y todavía me apena haber sido una de las últimas en aceptarlo así como así."
"Chaia-chan... eso no importa, yo lo entiendo perfectamente, además, no es necesario disculparse, después de todo, con esas palabras lo que voy es a avergonzarme~"
Chaia suspiró al ver la sonrisa de Olga, pero luego ella rió también, "Aunque, Olga-sama, debo decir que cuando el Amo regrese, yo también lo intentaré, después de todo, cada una de nosotras ansiamos algo así."
La mirada de Chaia se dirigió hacia la ventana de la sala ancha y sofisticada, y pudo ver que ya era poco más de mediodía.
...
Su mente se encontró recordando sus tiempos pasados, sus tiempos como mujer religiosa.
Ella recordó que no la pasaba mal allí, en la Iglesia con sus compañeras, pero...
Si, ella nunca pensó en ese momento de lo bien que se sentiría ser una mujer.
Ser una mujer real y no una sierva dedicada a Dios.
Su vida cambió de una forma que parecía ser ahora, una mariposa salida de su crisálida.
Chaia llevó su mano a su cuello, a su collar allí presente.
Ella se perdió un poco recordando todo su tiempo con Alexander, desde la primera vez que lo vió, hasta ahora.
...
"Ara."
Olga sonrió al ver así a Chaia, sabiendo perfectamente qué es lo que estaba en su mente en este momento.
Luego ella miró hacia el sofá a unos metros de distancia.
"Fiuh~ ... fiuh~ ... fiuh~"
Prim estaba dormida y sus lindas respiraciones eran pausadas, al mismo tiempo que un poco de baba no pudo evitar correr.
Olga vió su adorable cara y para adentro se sintió bien. Que su situación era correcta, que ella era feliz.
Un poco desesperada en este momento, por la ausencia de su Anata... pero bien.
Ya que cuando cerraba sus ojos...
*¡Ba-dum!*
*¡Ba-dum!*
*¡Ba-dum!*
*¡Ba-dum!*
El pulso calmado de su Anata se podía sentir...
'Espera...'
Olga arqueó las cejas.
'¿Calmado?'
La expresión de Olga se puso seria cuando sintió que el pulso cardíaco divino de su Amo y Esposo se aceleró bastante en este momento.
Ella no perdió un solo segundo en todo este tiempo que estuvieron separados sin revisar su situación.
'¿Le habrá pasado algo?'
La cara de Olga se preocupó.
"Olga-sama..."
Chaia despertó de su trance sintiendo algo raro, miró hacia Olga, y cuando ambas se vieron al mismo tiempo, supieron que pensaban en lo mismo.
Y no eran sólo ellas.
"Olga-sama."
Alicia entró con una expresión solemne a la sala, y no tardaron en llegar también Chloe, y las demás chicas de allí, incluso Luu Luu entró con su carita preocupada, y Sui la siguió en su cabeza, hecha una pequeña bola rosada allí.
"¡El pulso de Alex-sama se disparó! ¡Esto nunca había pasado hasta ahora!"
Kaguya habló preocupada.
Olga las miró a todas, viendo sus rostros preocupados, "Esto nunca había pasado antes, pero tenemos que recordar lo poderoso que es Anata."
Ciertamente, Alexander no estaría en peligro con casi nada que se le presentara. Él era demasiado abrumador para eso.
Olga sonrió, "Su poder es demasiado grande como para ser amenazado por algo en cualquier lugar."
Celestine pensó por un momento y luego asintió, "Es verdad, yo misma lo estoy sintiendo ahora, debido a mi contrato de esclavitud con Alex-sama, aunque su pulso poderoso se disparó hace dos minutos, no está en peligro, confundido o enojado... más bien, es como si estuviera nervioso..."
Celestine inclinó su hermosa cara blanca con curiosidad, porque de hecho, hasta ella misma no sabía qué es lo que le pasaba a Alexander ahora mismo, aunque al menos no estaba en una situación precaria.
"Entonces es así..."
Maia suspiró.
Olga asintió, "Yo también lo puedo sentir, Anata no está en peligro, es más como que está en un estado emocional bastante activo, aunque no sé porqué está así en primer lugar."
Luu Luu también suspiró y se puso la mano pequeña en su plano pecho, "Menos mal que a Onii-sama no le pasa nada, me asusté y Sui-chan también mientras entrenábamos."
*Burun* *Burun*
Sui se sacudió un poco en la cabeza de Luu Luu.
Claudia entonces levantó la cabeza, "Hmm, Olga-sama, ¿por alguna casualidad no hay alguna forma de comprobar qué está haciendo Alex-sama ahora?"
"No, en este momento no, pero..."
*Boing*
Olga sacó sus enormes pechos hacia adelante, su cara estaba determinada, "Eso no volverá a pasar, mi honor como mujer depende de esto."
En su mente, Olga empezó a pensar en formas de vigilancia mayor en Alexander... de todas formas, él no se enojó cuando se enteró de que a ella le gustaba lamerlo cuando él dormía, o de que a Chloe le gustaba coleccionar su ropa interior, por lo que posiblemente no se enojaría con esto tampoco. Seguramente.
...
Las chicas se habían reunido en la sala porque notaron la extrañeza que sucedió con Alexander, pero al comprobar que no estaba en peligro, se relajaron bastante más, hablaron un poco y justo cuando iban a volver a hacer sus cosas...
*Pui* *Pui*
Un sonido lindo llamó la atención de todas las presentes, y ellas dirigieron su mirada a la adorable Prim dormida.
No.
Más bien, su mirada se entornó hacia su cabeza.
*Pui* *Pui*
Allí, el mechón de cabello de Prim estaba sonando mientras apuntaba en la dirección de la puerta en particular.
Era raro, ya que Prim estaba dormida y babeando, pero su pelo estaba tan enérgico.
"..."
Después de un momento de silencio...
"¡Esto es...!"
Olga exclamó muy sorprendida, señaló el ahoge de Prim, e iba a continuar para preguntar qué es lo que pasaba en el mundo, pero en ese momento...
"Todas... todas están aquí..."
Sonó una voz masculina y familiar.
Mirando hacia la puerta, allí estaba la figura de Alexander que abrió sus ojos viendo a todas sus mujeres reunidas. Cada una de ellas... de alguna forma, sintió que no las había visto por años en lugar de días.
Luego, al ver que lo miraban con diferentes reacciones, él sonrió, sonrió alegremente, y sus ojos soltaron un poco más de "agua".
"Regresé."