—No muerdo, si es lo que piensas— rió montado en mi motocicleta.
Me subí detrás de él y me sujeté de la parte trasera. No pondría mis brazos a su alrededor si eso es lo que quiere. Escuché cómo chasqueó su lengua para arrancar seguido de eso. Se sentía extraño no ser quien conduce, pero se sentía aún más que extraño que conduciera un completo desconocido.
¿Qué sé de él? Hmm, veamos. Su nombre es Min Yoongi. Listo. Ahí termina la lista de las cosas que sé sobre él. Bueno, no es como si supiese mucho de los demás, sin embargo los demás no metieron su mano en mi bolsillo trasero para sacar las llaves de mi motocicleta en vez de pedirlas como gente civilizada. De acuerdo, sé dos cosas. Su nombre y que le gusta mi motocicleta. Vamos progresando. Aplausos.
Se estacionó mientras yo salía de mis pensamientos. Primero bajé yo. En cuanto él se bajó le arrebaté las llaves de sus manos. Su mirada volvió a ser como la del día que lo vi por primera vez. Profunda. Me puso la piel de gallina y me dio un sentimiento de seguirlo a donde fuese a pesar de salir herida en el proceso.
Con su cabeza me indicó que lo siguiera. Aunque quiera, no puedo negarme ya que no conozco el lugar y, al parecer, él ya lo ha visitado anteriormente. Caminé detrás de él al interior del establecimiento. Se veía como cualquier otro edificio de trabajo. Nos adentramos al elevador. Yoongi sacó sus llaves del dormitorio y, con su mirada, me indicó que hiciera lo mismo. Colocó el imán- así le diré, no tengo otro nombre para ello- frente a una pantalla debajo de los botones. La pantalla brilló morado. Una voz se escuchó diciendo "Agente 140503, identidad aprobada". Yoongi me dio una mirada para que hiciera lo mismo con el mío. Me acerqué y la pantalla volvió a brillar morado. "Agente 134340, identidad aprobada". El elevador comenzó a bajar.
—¿Qué hacemos aquí?— interrogué.
—Investigación— contestó seco.
—Me di cuenta, Einstein. Me refiero a, exactamente, ¿qué venimos a hacer aquí?
—Lo que nos dio tu padre no pueden ser los únicos documentos existentes. Aquí se guardan historiales de misiones, venimos a ver si hay algo sobre lo que nos dieron— habló para después bajar del elevador cuando este abrió las puertas indicando que llegamos al piso indicado.
Lo seguí. La sala era enorme. Parecía una biblioteca. Estaba llena de archivos y computadoras. No éramos los únicos aquí, después de todo no somos los únicos en misión. Había unas cuantas personas al rededor. Yo solo fijaba mi mirada en Yoongi. Incluso su manera de caminar es hipnotizante. ¿Qué tiene este hombre que me llama tanto?
—¿No confías en él?
—Aquí no puedes confiar en nadie. Ahora habla menos y busca algo de la misión.
—No me mandes— reté—. Detesto que me den esa clase de ordenes. Si no eres el líder de la misión mantente en tu posición y no me saques de mis casillas. Lo digo por el bien de ambos.
Me alejé de él un poco enojada. Me enojo fácil, pero es que en serio detesto que la gente me mande como si tuviese una clase de posición social mayor a la mía como para tratarme con indiferencia y autoridad. Y ese es justo el casa de Min Yoongi. Si bien me parece irremediablemente hipnótico, no lo dejaré pasar cuando quiera imponerse a mi. Sus ojos podrán meterme a un mundo de misterios, todo él me parece interesante. Sin embargo, eso no lo salva de causar algo en mí cuando me habla tan frío.
Fui hacia una de las computadoras. Era mucho más sencillo buscar el archivo ahí y luego conseguirlo en físico. Tecleé "Trata de blancas". Claramente me saldrían un sin fin de archivos, pero es necesario revisarlos todos. A veces los casos de un mismo tema se relacionan entré sí. Nos importa incluso si compartieron sirvienta, lo cual suena innecesario, pero una sirvienta sabe incluso más cosas que los miembros de una familia. Escuchan todo a todo momento y en cualquier lugar. Incluso investigamos si se frecuentan las mismas tiendas, aunque haya sido por un microsegundo. No se nos puede pasar nada.
—Del uno al diez, ¿qué tanto te gusta Min Yoongi?— preguntó una chica llegando a mi lado.
—Lo mismo que me interesa tu pregunta, cero— contesté grosera. Bye, bye, que se pierda.
—Ay vamos, él es un hombre al que es imposible resistirse. Soy Jennie— se presentó.
—Y yo cada vez más pierdo el interés en tus palabras. Piérdete niña bonita.
—Escucha, estás en su equipo y yo, sinceramente, quiero acostarme con él...como cualquier otra chica en su sano juicio dentro de la Organización. Pide un cambio de equipo conmigo.
Ahora sí me hartó. Sus intereses personales me importan un comino. Me interesaba saber más cómo se fabrica el cartón a que ella se quiera acostar con Min. Encontré lo que quería. Borré mi rastros de la computadora y me levanté a buscar los archivos en físico. Escuché cómo la chica bufó para comenzar a seguirme.
—Comienzo a sospechar que te gusta, y por eso no quieres cambiar de lugares conmigo— dijo burlona.
—¿No te dije que te perdieras? Min anda por ahí merodeando, ve y tíratelo si quieres.
—Es que no puedo. Ya te marcó.
¿Marcarme? ¿Cómo si fuera un maldito territorio? ¿Qué carajos es eso?
—Al diablo, no soy nada de él— escupí irritada.
—Parece que ninguno se ha dado cuenta— rió—. En fin, cámbiame el lugar y te juro que- ¡Ahh!
No terminó de hablar. Un grito agudo salió de su boca mientras escuchaba cómo su espalda chocaba con un estante. No me he girado a ver de quién se trata, pero le agradezco por hacerla callar. Yo no lo habría hecho de linda manera.
—¿Acostarme contigo?— su voz ronca me erizó la piel—. No gracias, cariño. A diferencia de los hombres a quienes seguramente estás acostumbrada, no me interesan las caras bonitas que se abren de piernas a cualquiera. Lárgate.
—¿En serio me vas a rechazar?
—Claro, además, ¿no dijiste que marqué a Turner? Ve y metete ese rumor por donde te quepa o te voy a marcar...y no de la manera que quieres.
La chica soltó un sollozo y salió corriendo de ahí. Pft, dramática. Yoongi me miró desinteresado y pasó de mi. Creo que se encabronó. De cierta manera lo entiendo, la reputación lo es todo aquí y no es bueno que se invente cada rumor insignificante sobre ti que pueda perjudicarte. Esta chica está altamente urgida por Yoongi, y a veces el rechazo (o el orgullo) pueden llevar a alguien a hacer cosas indebidas...cosa que no espero que la cara de niña de papi haga.
Seguí mi camino hacia el estante donde están los archivos. Estante 42, litera 5. Realmente no importa la cantidad de datos que los archivos tengan, lo que sea sirve, pero si es más entonces es mejor. Incluso si es solo una página con un nombre, eso ya nos da un indicio de lo que puede estar ocurriendo en esta situación. Encontré los archivos, solo contienen un folio, no tiene nombre. "22082001". Lo tomé. Era algo...pesado, más de lo que creí. Su peso no me da buena espina. Si se supone que es un caso nuevo, no debería de haber tanta información para respaldarlo. En fin, uno encuentra lo que busca si lo busca bien. Aún así me mantendré alerta.
Me pensé un poco el abrirlo aquí o no. La tal Jennie podría seguir aquí y, en un intento de querer robarme el puesto, podría quitarme los archivos. Sería mejor reunir al equipo y discutir todo aquello que haya encontrado. Me dirigí al elevador. De paso, vi a Yoongi sentado en un escritorio con, de nuevo, una paleta de dulce en la boca.
—Hey Min— lo llamé capturando su atención. Le mostré rápidamente la carpeta de archivos y eso fue suficiente para que del dejara de hacer lo que sea que estuviera haciendo. Se levantó de su asiento y caminó hacia mi.
Subimos al elevador juntos.
—¿Los revisaste?— preguntó.
—No, tu fan número uno me los habría quitado para estar en la misión— burlé—. Será mejor hacerlo estando con los demás.
—Que graciosa— comentó con su clásica cara de póker.
—Oh, gracias, me has hecho el día.
Mi celular comenzó a vibrar dentro del bolsillo delantero izquierdo de mi pantalón. Lo tomé y respondí la llamada.
—¿Dónde estás?— cuestionó Namjoon a través de la línea.
—Saliendo del cuartel 5.
—¿Yoongi está contigo?
—Sí.
—Vengan a los dormitorios, encontramos algo, espero que ustedes también.
—Seguro capitán— dije para después chasquear la lengua. Namjoon colgó la llamada— Esta vez yo conduzco— avisé a Yoongi saliendo del elevador.
❇❇❇
Aventé la carpeta de archivos a la cama de Namjoon y me senté sobre la de Jimin, junto a él.
—¿Esto es lo que encontraste?— preguntó Nam.
—Sí, cualquier termino referente al caso se encuentra ahí. Lo cual me parece extraño— confesé—. Si el caso es nuevo y reciente, no debería existir tanta información de respaldo.
—Tal vez tuvieron que tratar con gente similar en el pasado— habló Jin—. Aún si nosotros no somos conscientes de las demás misiones que han existido, debemos saber que no puede ser la única en su clase.
—Sigue dándome mala espina— expresé.
—Por el momento debemos conformarnos con esto— habló Namjoon—. Debemos ser cien por ciento cautelosos respecto a cada movimiento que hacemos.
—¿Estás de acuerdo conmigo?— pregunté frunciendo el ceño.
—Solo creo que es un poco extraño, no podemos confiar en todo lo que digan estos archivos. Hay que conectar los puntos— respondió.
—Aquí viene una dirección— dijo Taehyung llegando a sentarse entre Jimin y yo—. La busqué, es una panadería en la calle 8.
—¿Una panadería?— burló Hoseok—. Siempre eligen lugares de linda apariencia para atraer a menores. He visitado esa panadería. La mujer tras el contador ronda entre los 30 o 35 años. Usualmente tienen un letrero de "se busca asistente" en la puerta. Escuché a un chico preguntar por el puesto, pero le dijeron que solo está disponible para chicas.
—Vaya, que coincidencia tan más favorecedora— dije con sospecha.
—Lo es— me dió la razón—. Demasiado a mi parecer, pero no está de más hecharle un vistazo. Podrías fingir estás interesada en el trabajo y comprar algo.
—Uno de nosotros podría ir como cliente a comprar otro producto y comparar sus componentes a los que tenga el pan de Parker, solo para estar seguros de que no le pongan nada diferente a los alimentos— complementó Jin.
—¿Los alimentos?— preguntó Tae.
—Antes de entregarlos al cliente— habló por primera vez Jungkook—. Sería fácil ponerles algún tipo de droga al momento de empaquetarlos o meterlos en la bolsa para entregárselo al cliente. Claramente lo harían con las mujeres.
—Probablemente las sigan después de que han hecho sus comprar para esperar al momento de que lo consuman— añadió Namjoon.
—¿Sabes qué días abren?— preguntó Tae a Hoseok.
—De lunes a jueves por la mañana, los fines de semana abren solo por la noche.
—Que idiotas— dije—. Ese horario es demasiado obvio.
—A veces la gente busca donde las cosas son menos obvias, hermana. Pero nosotros no seremos el caso— comentó Namjoon.
Bien, pues ¿qué estamos esperando?