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Capítulo 2

—Aún estás a tiempo de decir que entrarás sin tener que hacer esto, Parker— dijo Jimin acostado en un sillón del vestidor.

—Nunca me retracto. El enfrentamiento es en unos minutos, sólo los cobardes se echarían atrás con tan poca antelación— comenté atando mi cabello en una cola de caballo.

En unos cuantos minutos saldría del vestidor del Centro A de la LOA para ir a la arena de combate. Entrené moderadamente, quería reservar energías para hoy. Sólo mi padre y yo en la arena con todos los agentes en las gradas con la emoción por los cielos. Estaba nerviosa. Mi padre llegó a colocarse donde está debido a que su rango de ser el mejor nunca le falló. No es que yo quiera su puesto o tener la misma historia que él, quiero llegar a ser la mejor venciendo al mejor.

—¿Segura que necesitas hacer esto?— preguntó por milésima vez.

—Sí, Jimin— contesté entre dientes.— Ya me conoces, una vez que tengo algo en la cabeza no se me sale. Saldré a esa jodida arena y me encargaré de ganarme el título de la mejor en vez de recibirlo por quien es mi padre.

—Bien, solo quería estar convencido de ello.

Ya estoy lista. Caminé hacia la puerta, mi impaciencia puede más que yo, la abrí fuertemente y salí en busca de la arena de combate. Jimin caminaba detrás de mi, como siempre lo ha hecho. Siento que esa es su manera de apoyarme, estar detrás de mi.

El pasillo blanco me parecía interminable. El elevador casi me causa claustrofobia de la tensión que se acumuló en mi. Las escaleras parecían desmoronarse con cada paso que daba sobre ellas. La Arena de Combate se veía enorme haciéndome sentir como un gusano más entre tantos...Y odio sentirme igual a los demás.

La compuerta del otro lado de la arena de combate se abrió. Mi padre caminó con determinación y paso firme hasta el centro. Algo en mi sabia que no venia a perder, no me dejaría ganar solamente por ser su hija. Y eso hacia que me dieran aún mas ganas de vencerlo. Realmente quiero ser quien quede de pie. Vine a ganar.

—Agentes de LOA— habló Jimin por el micrófono.— El día de hoy presenciarán un combate que determinará el futuro de un nuevo recluta.

La audiencia se volvió loca. Yo haré que sus mentes exploten después de verme ganarle a mi padre. Por mada del mundo pienso ceder. Un fuego dentro de mi se volvió salvaje. Voy a patear el trasero de mi padre.

—Un combate entre padre e hija. Un agente excepcional en la historia de la organización contra una chica que no recibió entrenamiento formal. Su clase de enfrentamiento será el primero. Para entrar, deberá vencer a la cabeza de LOA.— sonrió al verme— ¡Que empiece el combate!

Un sonido desgarrador se hizo presente. La alarma de iniciación se hizo presente. Todos estaban al tanto de lo que sucedería. Mi atención se centró en mi padre, quien ha tirado su primer golpe y lo esquivé. Arriba, abajo, salto, patada. Ja, ya tengo tu patrón. Me sería mucho más fácil ganar.

Lancé mi primer golpe de acuerdo al movimiento que del haría. Le dí. Una y otra vez mis movimientos eran precisos y acertados. Levanté mi pierna para dar un golpe en su cabeza, pero la tomo, ¿qué? Esto no estaba en su patrón. Me descubrió, se aprovechó de ello. Giró mi pierna causando que yo lo hiciera con ella y cayera al suelo. Me tomó por el brazo, me levantó parta lanzarme a través de la arena. Mi espalda se estrelló contra la pared detrás de mi. Eso duele.

Decidido, él corrió hacia mi. Tiró un golpe dirigido a mi rostro, giré hacia la izquierda haciendo que su puño se estrellara con la pared. Corrí detrás de él y atrapé su cabeza con mis piernas. Estaba sobre él. Me lancé hacia atrás, apoyé mis brazos en el suelo y él cayó detrás de mi azotando su cuerpo contra el concreto. Levantó so rostro, su labio sangraba. Una sonrisa salió de mi rostro. Intentó levantarse, pero rematé una patada contra su espalda y volvió a caer al suelo. Seguido de eso tomé su brazo y lo giré para que mirara al techo. Él estaba un poco aturdido.

Luchaba contra mi, pero su estado no lo dejaba utilizar mucha fuerza. Tomé su muñeca, di una vuelta de carro para terminar a un lado de él y su muñeca se torció. Gritó. No, esto es demasiado fácil. Algo malo ocurre aquí.

Tomó mi pie con su mano libre tirándome al suelo. Mi cabeza se golpeó bruscamente contra el pavimento. Mierda, duele. Se levantó rápidamente sin soltarme. Me cargó contra su espalda de cabeza y comenzó a girar. Me sostuve de sus tobillos. Libré una de mis piernas de su agarre e hice un pase hacia atrás. De nuevo la ventaja era mía. Ambos estábamos de pie. Nos tirábamos golpes el uno al otro. Puse una de mis manos en el suelo y giré sobre mi órbita para que mis piernas hicieran el trabajo de derribarlo.

Basta. La sirena volvió a sonar. Él estaba en el piso y yo de pie. La victoria era mía.

—Tenemos un ganador— anunció Jimin nada sorprendido— ¡Parker Turner es la ganadora!

Todos comenzaron a gritar y aplaudir. Sabía que había dado una pizca de mi, ni de chiste di lo mejor de mi.

—Parker— llamó mi padre— Oficialmente formas parte de la LOA.— dijo levantándose con dificultad y con una mano en su abdomen.

Estaba feliz. Ni siquiera me importaba el hecho de estar sangrando igual que él. Por fin había logrado algo por lo que entrené la mitad de mi vida, se sentía bien saber que ha dado buenos resultados. Aquellos días en los que entrenaba sin cesar, sin descansos, sin comida, eran los que más agradecía.

Hice una reverencia hacia mi padre y me retiré de la arena para regresar al vestidor donde estaba previo a venir aquí. Tomé una toalla de un estante. La comencé a pasar por mi rostro, sentía que las heridas ardían, pero es lo que menos me importaba. Todo esto es evidencia de mi victoria justa. Había logrado uno de mis objetivos por los últimos años. Soy la primera agente, en la historia de la organización, en entrar por este método. Planeo ser alguien de importancia y con historia dentro de la LOA.

—Yaaay— dijo Jimin abrazándome apenas entramos al vestidor.

—Jimin-ah, a menos que quieras quedarte sin descendencia, suéltame—amenacé con una sonrisa sarcástica.

—Lo siento— se apartó de inmediato—. A veces se me olvida lo de tu espacio personal. Aunque sinceramente sigo sin entenderlo. Detestas que invadan tu espacio personal, pero eso no parece importarte en batalla.

—Es diferente— me puse un guante para las torceduras—. En una batalla lucho por mí, en cambio los abrazos y la falta espacio personal me hacen recordar a mi niñez. Ya sabes lo mucho que odio recordarla.

—Si, viejo loco pedófilo— dijo sin pronunciar su nombre.

Un sonido proveniente de la puerta se hizo presente. Una chica con varios tatuajes en el cuerpo entró al vestidor.

—Parker Turner, ¿cierto?— preguntó mientras sacaba un frasco de tinta de su bolsillo.

—Sí, ¿quién eres?— pregunté mientras ella se sentaba frente a mi.

—Hyolyn— hizo una burbuja de chicle y luego se reventó—. Soy tatuadora de la organización. Vengo a ponerte la marca. Siéntate— señaló una silla a su lado con la cabeza.—¿Dónde lo vas a querer?

Pensé por un momento antes de sentarme. Quería que fuera en un lugar no visible, como la mayoría aquí. Lo último que quieres durante una misión es que ven tu tatuaje por accidente, no es conveniente en situaciones de alto riesgo ni para interrogatorios. Nos pone en peligro a nosotros y a la LOA en general.

Levanté mi playera sin importarme que Jimin estuviera ahí.

—Aquí— dije apuntando al lado izquierdo de mi abdomen debajo de mi pecho.

—Bien, entonces acuéstate. Empezaré de inmediato.

Me recosté en un sofá y Hyolyn comenzó apenas y terminé de acostarme. Me comenzó a tatuar con una pluma portátil con pequeñas agujas en la punta. Mierda. Esto arde, pero no es nada comparado a los golpes que mi padre me proporcionó hace unos minutos en la arena de batalla.

Después de unos minutos Hyolyn vio satisfecha su trabajo indicándome que ya podía verlo frente al espejo. Me levante cuidadosamente porque esta cosa aún duele. Caminé hacia el espejo y lo ví. El tatuaje de las tres letras tatuadas en pequeño sobre mi.

Estoy dentro.