Un temblor sacudió el terreno haciendo que alguien recobre la conciencia, unos ojos se abren viendo borrosamente un rostro encima suyo y parpadeando un poco más reconoce a aquel adolescente. Katy despertó después de ser noqueada contra las rejas, vio que ese depravado muchacho le había abierto la blusa y estaba lamiéndole los pechos.
—Pe-Pero ¿Qué te pasa mojón estúpi? —Katy estaba por golpearlo pero le pusieron esa extraña pistola frente al rostro.
—Quietecita si no quieres que algo malo ocurra, mis dedos podrían temblar en el gatillo —manoseándole los pechos—. Aunque son pequeñas tienes unas buenas tetas, hubiera preferido a tu amiga llorona en vez de a ti. —Este enfermo comenzó a morderle los pezones.
—En serio das asco ¿Cómo puedes pensar en sexo durante esta situación?—Katy se aguantaba la cólera pues no le quitaba la pistola del rostro.
—Shhh... Hubiera preferido que estés muerta, era más fácil disfrutarte si lo estabas. —Él comenzó a subirle la falda y arrancarle la ropa interior.
—¿Qué? Maldito enfermo ¿Cuántos problemas mentales tienes? —La muchacha se aguantaba las ganas de partirle la cara.
—Quédate quieta —bajándose el pantalón—. Estoy tan cerca, tan cerca... —Le susurraba jadeando cuando ocurrió el temblor más fuerte, el movimiento terminó por hacerlo caer a un costado y fallar en lo que intentaba.
Katy pensaba usar esta oportunidad para quitarle el arma, sin embargo, se quedó paralizada del miedo al ver como el alíen espinas emergía de la tierra tomando forma. Su abusador también lo noto, terminó corriéndose sobre ella por el terror y comenzó a retroceder pensando por donde huiría mientras se subía el pantalón.
—Tenía que ser justo en la mejor parte, bueno, vendré por ti en un rato... Pero para que no te escapes... —El degenerado ese le apuntó y disparó, pasados los segundos el pie de Katy explotó causándole gran dolor.
—¡Puto loco de mierda! ¡Voy a matarte por esto! ¡Juro que voy a verte morir, enfermo! —Katy se retorcía por el dolor mirándolo con furia al insultarlo, el adolescente la dejó ahí y corrió a esconderse en una zanja.
Katy estaba inmovilizada, vio como una madeja de negros alambres fue formándose, lentamente tomó una forma humanoide de al menos 15 metros de alto y soltó un fuerte sonido similar a un siseo cuando terminó de armarse. La muchacha estaba desangrándose y para evitarlo se hizo un torniquete con los elásticos de su sostén, luego se arrastró como pudo para ocultarse detrás de los dos capullos que quedaban.
Por su parte, Javier y compañía se quedaron perplejos al ver el tamaño de ese ser, reaccionando el muchacho tomó un rifle y se puso una pistola en el sujetador de la pierna.
—Javier, no tienes que hacer esto, podemos disparar tomando distancia cada vez que se acerque. —Le dijo Cesar mostrándose preocupado.
—Sería inútil, no sabemos los movimientos que puede hacer ese monstruo. Voy a ser el cebo para mantenerlo en un sitio, de hecho hice cosas así en video juegos, pero nunca pensé hacerlo en la vida real. —Javier pasó saliva con dificultad y tras dejar su agitada respiración salió a cumplir con su parte.
—¡Ni-Niño esto no es un juego! —Exclamó Cesar viéndolo partir.
El muchacho caminó lentamente llamando la atención del alíen espinas, este miró el sitio donde estaban los capullos, miró los cadáveres de los de color blanco y vio a Javier corriendo por las calles. Así levantó su brazo formando un látigo como lo hacían los pequeños, sin embargo, la velocidad con lo que lo hacía era mucho más lenta. Azotó el suelo golpeando la pista pero no llegó a romperla, Javier pudo esquivarlo fácilmente y comenzó a dispararle en el brazo antes de que lo levantara.
«Esta cosa es muy lenta, puedo matarlo... Si me esfuerzo puedo llegar a matarlo», pensaba el muchacho ganando algo de confianza, vio como el brazo se contraía para regresar a su posición original, donde comenzó a explotar alegrando a todos los que veían lo que sucedía, sin embargo, eso duro poco pues a diferencia de los otros, este ser de gran tamaño podía regenerar sus heridas.
El alíen espinas apuntó la palma de su mano hacia Javier, de esta salieron estacas filosas con las que intentaba atravesarlo. Los ataques ahora eran más veloces, el muchacho corría cuanto podía deteniéndose a tiempo para evitar esas estacas y poniéndose en posición para disparar. Ahora su objetivo eran los pies de esa cosa, era obvio que algo tan grande estaría en problema si veía su estabilidad comprometida.
A unas dos cuadras de distancia estaban Yesica, Delia y María intentando apuntar los rifles al enorme objetivo, Cesar estaba en la esquina paralela haciendo lo mismo. Las miras de los rifles eran increíbles, marcaban de forma nítida lo que veían a distancia por ellas. Quien disparó primero fue Cesar junto a Yesica, de esos 6 disparos invisibles solo dos explotaron en el cuerpo del alíen, por lo cual llamaron su atención. El alíen espinas envolvió un pequeño carro con sus manos, lo lanzó hacia donde estaban las chicas, fue Yesica quien se puso adelante y usando la fuerza del traje logró pararlo poniéndolo en el suelo.
—Están haciendo bien su parte. —Javier apuntó el rifle a los pies de la criatura ya que estaba distraída, los disparos explotaron haciendo que comience a tambalearse pero su regeneración era un grave problema.
«Joder, a este paso no caerá, necesito más poder de fuego», pensaba el muchacho cuando notó el rifle que cargaba el delincuente tirado en la pista, estaba a unos metros del cadáver y debajo del alíen espinas.
Javier corrió para alcanzarlo mientras que el alíen espinas se agachó para intentar tomarlo con su mano, sin embargo, recibió más disparos en el cuerpo por parte de Cesar y María, ya se habían acostumbrado más a las armas. La criatura abrió la boca escupiendo estacas que Javier no pudo esquivar por la corta distancia, recibió varios golpes en la espalda pero ninguno llegó a atravesarlo y solo su ropa terminó hecha girones. El dolor que sintió lo hizo desistir de alcanzar el arma que estaba tirada más allá, rápidamente se cubrió tras la entrada de una casa y de esta salió un hombre a causa de todo el escándalo.
—¿Qué es todo ese ruido? ¿Qué rayos le pasó a la pista? —El dueño de la casa salió a la vereda cuando notó los huecos en la calle, Javier se sorprendió de que no lo viera y eso que prácticamente estaba delante de él.
El alíen espinas tomó en sus manos al hombre cuya curiosidad le hizo pagar un alto precio, los alambres de los que estaba compuesto el alíen entraron por la boca de su víctima y la destrozaron desde adentro. Javier vio como la sangre y órganos cayeron al suelo quedándose perplejo, entonces un sonido lo volvió en sí... Se trataba del perro que lo seguía, este tenía en el hocico el arma del delincuente.
—Eres increíble, amiguito, gracias pero mejor vete a un lugar seguro. —Javier tomó el rifle que le trajo el perro y saltó hacia adelante rodando en el suelo, el perro salió corriendo en dirección a donde estaban los capullos.
Con los dos rifles en su poder, comenzó a dar disparos uno detrás de otro directamente a los pies del alíen, este iba a aplastarlo con la palma de su mano, pero fue detenido por mas disparos que vinieron por parte de Cesar, Yesica, María y Delia. El fuego de cobertura destrozó gran parte del hombro y pecho de la criatura, con los pies destrozados se precipitó al suelo, sin embargo, logró evitar caerse con sus brazos y comenzó a expandir su cuerpo.
El gran ser estaba echado apoyándose sobre los techos de algunas casas, repentinamente comenzó a estirar su cuerpo expandiéndolo encima de seis casas y cubriendo en totalidad el ancho de la pista, parecía un toldo tapando las calles. Javier estaba justo debajo del área que cubría, fue entonces que notó que más personas salieron de sus casas y recordando lo que pasó antes solo le quedó con una expresión de impotencia mientras tomaba aliento.
Desde el punto de vista de los residentes de ese barrio, no había nadie ni nada afuera, era como si tanto el alíen espinas y los sobrevivientes que quedaban de la habitación fueran invisibles. Del cuerpo de la criatura comenzaron a desplegarse varios látigos negros, parecían alambres de púas entrelazados, estos comenzaron a azotar el suelo y a despedazar a las personas que estaban en las veredas y calles. Algunos de esos látigos entraban a las casas, donde hacían trisas a todo ser viviente que encontraban.
Javier estaba intentando escapar de esa carnicería, las calles estaban llenas de sangre y cuerpos mutilados, él comenzó a disparar al cuerpo del alíen mientras corría. Recibió varios latigazos en la espalda, aunque el traje minimizaba el daño, aún podía sentir el dolor de todos esos golpes, uno de esos le dio en la pierna y lo hizo caer soltando sus rifles, ahí fue tomado por el brazo del alíen y levantado sobre este.
«Estoy muerto... va a destrozarme... ¡El traje no va aguantar que me estrangule!», la criatura comenzó a apretarlo y Javier gritó por todo el dolor que le provocaba, sentía que su cuerpo iba a partirse en cualquier momento.
«Es el fin... Du-Duele mucho, ah... Hice lo mejor que pude... ¿Sera por eso que me siento satisfecho? Nunca en mi vida me he sentido tan vivo, a pesar de estar rodeado de muerte... Era la primera que me sentí tan bien dando todo de mí... Si los otros disparan todo lo que tienen, tal vez puedan matarlo... Rápido, aprovechen que está matándome y acaben con este monstruo», el tentáculo que lo sujetaba explotó liberándolo, a pesar del dolor que sentía instintivamente Javier pudo enderezarse pero terminó cayendo sobre el alíen.
«¿Cuántos disparos desperdiciaron por salvarme? Debieron apuntarle a esa cosa para matarlo, no para intentar salvarme pero... ¡Gra-Gracias!», Javier se paró lo más rápido que el dolor le permitía, sacó la pistola de su pierna y corrió por encima de la espalda del monstruo, disparándolo durante todo su trayecto, los disparos explotaron continuamente donde él había corrido y llegando al final saltó a aquellas calles pavimentadas con sangre.
—Me alegra que estés vivo, rápido, tenemos que sacarte de... —Yesica había ido a ayudarlo y cuando le daba la mano para levantarlo, ella fue golpeada contra una pared por un grueso tentáculo que salía de la boca del alíen.
—¡Yesica! Maldición como puede seguir vivo después de todo eso. —Javier miró que el cuerpo de Yesica estaba bien, pues solo la noquearon al romper el muro con su cuerpo y también noto que tenía un extraño líquido azul marino brillante saliendo del traje.
El muchacho disparó al alíen para que lo tomara como objetivo, esto para que no siga atacando a la inconsciente Yesica. Ese ser tomó nuevamente una forma humanoide de gran tamaño, sin embargo, solo era hasta la cintura pues más abajo estaba mutilado, Javier notó que el cuerpo del alíen había estado sufriendo daños y que faltaba poco para que muriera.
Con sus brazos este ser se arrastraba tras Javier, el muchacho miró que frente suyo estaba Cesar, María y Delia.
—¡Cesar, escapen de ahí! ¡Sin un traje los matara! —Les advirtió y el doctor le hizo caso, cogió a María de la mano para comenzar a correr pero cuando intentó hacer lo mismo con Delia, ella cayó al suelo lastimándose. Viendo al monstruo cada vez más cerca, no tuvo más opción que dejarla atrás y lo hizo a pesar de que Delia gritaba por que la ayudara a huir de ahí.
Javier seguía corriendo, parando unos segundos para disparar atrás, en un momento que le dio la espalda al aliente, este lo golpeó de la misma forma que a Yesica, pero a él en la columna, el impacto fue tal fuerte que lo mandó rodando unos 40 metros cerca de Delia y empezó a ponerse de pie pero ahora le era más difícil.
«Mierda... eso dolió demasiado... ¿Qué es este líquido? —Notando que del traje chorreaba ese fluido azul marino brillante—. No me jodas ¿Está roto? —Intentó saltar pero el traje no se activó—. No soportaré otro golpe de esa cosa», Javier cojeaba intentando alejarse, incluso por el golpe perdió la pistola que era su última arma.
En su camino encontró a Delia tirada en el suelo, se había resignado a morir y fue ahí que notó que ella aún tenía su rifle.
—Oye... —recordando su nombre—. ¡Delia! Levántate y usa el rifle ¡Haz algo maldición! —Le gritó Javier mientras esa criatura aceleraba el paso para alcanzarlos.
—Yo no sé disparar esto, ninguno de mis disparos le dio. —Respondió Delia poniéndose a temblar.
—Estas más cerca ahora, dispara por favor ¡Confió en ti, Delia! ¡Dispara te lo pido! —Gritó Javier animándola para que lo haga, Delia se incorporó temblando y comenzó a disparar aleatoriamente con los ojos cerrados.
Varios de los disparos de Delia terminaban en los muros, pista, veredas e incluso uno casi le da a Javier. El alíen espinas abrió la boca cargando para darles el ataque que les rompió los trajes, él lo vio de reojo por lo cual se lanzó sobre Delia salvándola del impacto y vieron como destrozó la parte delantera de una casa. Ambos se arrastraron intentando ganar terreno, pero llegaron a los escombros del muro frente a ellos y el alíen se disponía a matarlos con ese ataque de su boca.
Uno de los disparos de Delia dio en un hidrante de la vereda, al explotar soltó agua sobre el alíen espinas y este comenzó a chillar de dolor, su cuerpo comenzó rápidamente a tomar colores de óxido. Viendo esto, Javier y Delia recordaron las especificaciones del alíen, "N0 L3 GUST4: AGU4 S0L" ¡AGUA! Exclamaron al mismo tiempo, Javier se puso encima de Delia, tomando el rifle dio media vuelta y llenó de disparos al alíen espinas que terminó explotándole la cabeza segundos después.
—Disculpa por fallar tanto, casi hago que nos maten. —Dijo Delia sintiendo su corazón palpitar rápidamente.
—No tienes que disculparte, si no le hubieras dado al hidrante, de verdad estaríamos muertos —sintiendo que ella lo rodeó con sus brazos y lo pegaba a su pecho—. ¿Qué estás haciendo? —Preguntó sorprendido el muchacho.
—Solo quédate así un momento por favor, de verdad necesito sentir el calor de otro ahora mismo... ¿Te molesta? —Le respondió en un tono dulce mientras lo abrazaba más fuerte.
—No me molesta, se siente bien.—Javier se acurrucó sobre el pecho de Delia y cerró los ojos olvidándose del mundo.