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Después de regresar a China, Tangning quiso sentarse a charlar con Chen Xingyan. Sin embargo, la madre y la hija no querían implicar a Mo Ting y Tangning, así que se escondieron.
Pero, ¿por qué se estaban ocultando? No habían hecho nada malo.
Debido a este asunto, Tangning visitó personalmente el apartamento de An Zihao. Tan pronto como entró en la casa que obviamente había sido compartida por la pareja, Tangning no pudo evitar reírse:
—No se siente bien que te dejen, ¿verdad?
—¡Ajá!
An Zihao se sentó en el sofá y comenzó a beber un poco de vino. Estaba vestido con un conjunto de ropa de entrecasa gris; un estilo informal que raramente se veía en su cuerpo.
—Pero yo la entiendo. Honestamente la entiendo. Sé que ella no quiere implicarme. Pero, la verdad es que no manejé este asunto apropiadamente .
—¿Qué planeas hacer entonces? —preguntó Tangning mientras se sentaba frente a él.
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